¡Por fin! Anoeta podrá vivir este domingo, con motivo de la visita del Sevilla (18.30 horas), la fiesta que se le ha venido resistiendo durante las últimas temporadas. Los caprichos del calendario, la pandemia y rocambolescos horarios impuestos por la Liga frustraron en su día festejos que la trayectoria de la Real Sociedad bien merecía. Ahora, el partido de la jornada final contra los hispalenses permitirá saborear el último objetivo conquistado, el billete para la Champions League, y de paso todos los éxitos alcanzados durante un ciclo ganador que no parece agotado aún. Tocará celebrar, en definitiva, que el equipo y el club se han instalado en la zona noble del fútbol estatal, a base de trabajo y de hacer muy bien las cosas.
¿Por qué no tuvieron lugar en el estadio esos festejos correspondientes a años previos? Para empezar, porque la pandemia del coronavirus se cruzó en el camino e impidió dar rienda suelta a la alegría colectiva cuando se conquistó la Copa del Rey en 2021. Además, tampoco podía acceder público a los campos al certificarse los billetes europeos de 2020 (en el Metropolitano ante el Atlético de Madrid) y del mismo 2021 (en El Sadar contra Osasuna). Por otra parte, el calendario y las circunstancias del campeonato quisieron en 2022 y en el presente 2023 que los pasaportes se aseguraran en La Cerámica frente al Villarreal y de nuevo en el Metropolitano respectivamente, siempre a domicilio y lejos de casa.
Completa el cóctel de coincidencias el frustrante horario en el que, el pasado curso, programó la Liga el encuentro de la última jornada. La sexta plaza ya era un hecho y la visita del Atlético de Madrid, en un partido equiparable al de mañana, parecía una buena oportunidad para compartir tal logro con la afición. Sin embargo, los mandamases del campeonato colocaron el encuentro un domingo a las 22.00 horas, acudiendo únicamente 23.586 espectadores. Salvo gran sorpresa, la asistencia este domingo en Anoeta resultará sensiblemente superior, porque se dan todos los condicionantes para ello. El objetivo conquistado, la clasificación para la Champions, supera al de pasado curso (Europa League). El horario, las 18.30 horas de un domingo, también es mejor y ha permitido además la organización de diversos actos paralelos dentro y fuera del estadio, antes y después del encuentro. Y además existe un aliciente extra, la posibilidad de despedir en directo a Asier Illarramendi tras anunciarse hace diez días la salida del club del mutrikuarra. No queda ahí la cosa, pues contribuye a aumentar el atractivo del programa todo el tiempo transcurrido sin festejar algo en Anoeta a final de curso.
Para dar con la última ocasión en que esto sucedió hay que remontarse a mayo de 2011, cuando aquel famoso Real-Getafe (1-1) significó la permanencia en Primera un año después del ascenso. El resultado, en cualquier caso, tuvo más de liberación y de alivio que de alegría propiamente dicha, por lo que quizás procedería retroceder un curso más y dar con el mencionado ascenso como última gran celebración. Al fin y al cabo, desde entonces los grandes objetivos se han certificado siempre a domicilio, incluidos todos los citados en la era Imanol y también los previos: la cuarta plaza de 2013 se logró en Riazor, la sexta posición de 2017 en Balaídos y la séptima de 2014, confirmada en Anoeta contra el Villarreal, llegó como consecuencia de una derrota (1-2) que implicó perder un puesto desde la sexta plaza. No estaba el asunto para fiestas.
Puede haber aficionados que argumenten que las distintas participaciones europeas de la Real sí han generado grandes noches para el recuerdo en el estadio. Y lo cierto es que así ha sido durante todo este tiempo. La previa de Champions superada en 2013 contra el Olympique Lyonnais (0-2 y 2-0 en el partido de vuelta), la clasificación para dieciseisavos de final de la Europa League frente al PSV (3-0) en 2021 o el liderato de grupo asegurado el pasado noviembre pese a perder (0-1) ante el Manchester United fueron resultados muy celebrados, pero al mismo tiempo más puntuales y sin atender al objetivo global de una temporada en su conjunto. Así, mañana por la tarde se darán por fin todas las circunstancias para que el broche final a una campaña resulte completo.