La Real Sociedad perdió en Vila-real. Una derrota dolorosa porque tenía una ocasión magnífica para eliminar a un rival directo para la carrera de la Champions. Son demasiadas jornadas dejando escapar trenes en la estación. Un privilegio que se había ganado gracias a una primera parte de la temporada excelsa, pero la situación ahora ya no es la misma. Y lo peor de todo es que, como hemos analizado a lo largo de la semana, los amarillos se han erigido en un rival directo de la Real en los últimos años hasta el punto de que hasta han aterrizado en Euskadi en busca de valor joven, algo a lo que nunca nos acostumbraremos debido a los buitres que siempre han insistido en nuestro vivero. La igualdad en sus enfrentamientos y entre sus logros han sido bastante similares. No hay mucha distancia en resultados ni en comparación de nivel entre ambas plantillas. El caso es que la derrota en esta ocasión escuece mucho más que otras porque a día de hoy, si se analiza el once que presentó la Real en el Estadio de La Cerámica, parece bastante más superior al de los amarillos. Por si fuera poco, a falta de doce jornadas, comparecía en su guarida con siete puntos de ventaja, lo que significaba que, en el caso de que los de Imanol se hicieran con los tres puntos eliminaban de forma casi definitiva a uno de sus contrincantes más peligrosos, aunque, en caso contrario, si volvía a perder, permitían engancharse a la pelea a una de las plantillas que, dicho sea de paso, y sobre el papel al menos por precio, incluso estaba por encima de la de los donostiarras.

Y es curioso, porque el Villarreal de Setién es un conjunto similar a la Real, ya que intenta controlar las contiendas a través de la posesión y el balón, aunque, en caso de no conseguirlo, tampoco le importa esperar el fallo ajeno para hacer sangre. Y así fue. Cuando mejor estaba la Real, cuando por fin parecía demostrar que esta campaña era superior a los amarillos, un error garrafal fue aprovechado por Chukwueze para meter la directa por el centro del entramado defensivo txuri-urdin, que acabo cortando en una falta flagrante Zubimendi. Era el minuto 76 y ya llevaba mucho tiempo planeando sobre el Estadio de La Cerámica la certeza de que quien anotara primero se iba a llevar el gato al agua. Como en tantas ocasiones anteriores, en los duelos tan igualados entre ambos equipos. Lo peor de todo es que Parejo convirtió el 1-0 y con la Real grogui, Jackson firmó el segundo que motivó la pérdida del gol-average particular. Peor imposible. Y como esta Real no espabile con los retos que le esperan a domicilio, la lleva muy clara. Para echarse a temblar. Se acabaron los tiempos de flores, si no hay una reacción inmediata, el objetivo de la Champions va a volar cuando por fin se había tenido más cerca que nunca diez años después.

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Las notas de Mikel Recalde Mikel Recalde

Imanol salió con todo en Vila-real. No tuvo en cuenta ni el posible esfuerzo ni el desgaste motivado por el virus FIFA. Con la baja de Carlos Fernández, que apuntaba a ser titular dado el cansancio de Sorloth, el resto fue más o menos lo esperado, con el rombo mágico en la medular y la única variable menos esperada con la entrada de Aihen en lugar de Diego Rico. El fuego cruzado no tardó en arrancar con un balón largo que Le Normand se tragó con Morales, un futbolista muy incómodo para una zaga tan adelantada, pero su disparo se marchó cruzado. La Real reaccionó rápido y bien y Kubo culminó una buena jugada coral con un chut suave que detuvo Reina sin apuros. Sorloth, que también empezó mucho pero no fue capaz de generar excesivo peligro en la línea del último mes, vio cómo Foyth impedía su disparo en una posición privilegiada. El noruego también lo intentó de cabeza a centro de Gorosabel, pero la Real no estaba cómoda con sus tres piezas clave, Zubimendi, Merino y Brais muy desacertados y superados, lo que motivó que el Villarreal dominara la situación hasta el descanso. A Baena se le escapó un chut cruzado, Yeremy finalizó una buena contra con un disparo al larguero y Pedraza y Chukwueze protagonizaron sendas jugadas que salvó Remiro sin excesivos apuros. 

La reanudación dejó muy buenas sensaciones para los realistas. Por fin empezaron a controlar la situación y a jugar en campo contrario ante un rival ya bastante más incómodo y, aparentemente, superado. A Zubimendi se le escapó un cabezazo en una situación ideal, a centro de Brais, y Kubo estrelló un disparo en el larguero tras un buen pase de Merino, a quien le estaba costando mucho imponer su ley en la medular. Incluso Gorosabel, en sus mejores minutos, puso un buen centro al que no llegó ningún rematador; y Kubo sirvió un gran pase a Merino, cuyo remate con la derecha, la menos hábil, se marchó desviado. El japonés tampoco encontró portería tras un buen pase de Silva, que tuvo varias contras para marcar diferencias, pero que fue incapaz de dejar solo y en boca de gol a alguno de sus compañeros. A los 66 minutos volvió a cambiar el viento. El Villarreal, que sabía perfectamente lo que se hacía, empezó a reaccionar y aprovechar los errores de los realistas, que, desgraciadamente, empezaron a ser demasiado habituales. Gorosabel salvó en boca de gol un remate de Yeremy. Pero lo peor estaba por llegar. Chukwueze decidió explorar el centro de la retaguardia txuri-urdin, y Zubimendi, bastante patoso y sin opción de robar la pelota, le derribó para cometer un penalti que tenía pinta de sentencia definitiva. Parejo engañó a Remiro y puso por delante a los suyos. La Real acusó el golpe, comenzó a perder balones, lo que motivaba unas contras letales, y, después de un chut cruzado de Cho a pase de Silva, llegó una falta de entendimiento entre el galo, que es bastante marciano, y Brais, que ayer fue un desastre, para acabar encajando el segundo tanto de Jackson.

Y se acabó. Una floja Real lo pierde todo en Vila-real cuando afrontaba una oportunidad única para dar un paso de gigante en su carrera para la Champions. Lo peor de ayer es que el tropiezo ya es reincidente y confirma que lleva tiempo bastante mal, en situación descendente y con bastantes jugadores muy lejos de su mejor nivel. 

Lo grave no es caer en un campo como La Cerámica. Lo más preocupante es que la Real hace tiempo que, aunque ha recuperado a sus mejores futbolistas de la enfermería, está demostrando muchas carencias que le colocan en una situación muy vulnerable para alcanzar una meta tan ilusionante como es acabar entre los cuatro primeros y meterse en la mejor competición de clubes continental. Ayer volvió a resucitar a un perseguidor que no es mejor esta campaña y ahora le queda un calendario muy exigente y muchos partidos por delante en los que no va a poder fallar. O vuelven los buenos, o la ilusión se va a esfumar como un vago sueño de verano en el que todos creímos pero en el que la realidad nos confirmó lo que apuntó la Roma sin que muchos se dieran cuenta, que este equipo no está preparado para retos mayúsculos como es regresar a la Champions una década después de Montanier.