Momo Cho se convirtió el pasado verano en la incorporación más exótica de la Real para esta temporada. El delantero galo llegó previo pago de 11 millones de euros, una cantidad sin duda respetable y notoria para las habituales inversiones de la Real y por su cartel de desconocido, su edad y la entidad del club de Angers, que ya sin su concurso parece condenado sin remisión al descenso. Por si fuera poco, pareció aterrizar para ocupar el hueco de Adnan Januzaj, un futbolista cuya no continuidad generó mucha controversia entre la propia afición.

Desde su primera aparición en los amistosos de la pretemporada muchos le miraron con lupa y, aunque no tardó en ofrecer detalles muy interesantes, hubo un sector que parecía predispuesto a no perdonarle ni una. Hasta que llegó el partido ante el Atlético de Madrid en Anoeta, en el que ofreció una auténtica exhibición que coronó con una asistencia perfecta a Sadiq Umar para sellar la igualada.

Los que no tuvieron ni la menor duda fueron los técnicos realistas, que, primero se felicitaron por haber ganado la carrera por hacerse con sus servicios a clubes de prestigio y de más músculo económico, y después, ya con Cho ejercitándose en Zubieta, se han frotado las manos por el rendimiento que podía dar y el extraordinario potencial y margen de mejora. Ya lo reconocen sus propios compañeros, como Barrenetxea, “este va a ser una moto. Tiene unas condiciones el tío...”. O Sorloth, que parece tenerlo muy claro: “Puede ser un jugador top. Ha tenido mala suerte con las lesiones. Nunca es fácil cuando eres joven y tienes esa velocidad. Es muy habitual sufrir lesiones musculares, pero cuando tenga todo en orden en su cuerpo, será un futbolista top”.

Ahora también le ha llegado el reconocimiento internacional, al ser anunciado el martes por la prestigiosa lista NXGN Nine como “una de las nueve mayores promesas mundiales”. Creada por GOAL en 2016, esta lista selecciona a los talentos que están llamados a marcar el futuro del fútbol. Las listas de NXGN son conformadas por “una red global de expertos en fútbol juvenil que opera en 37 países, con cientos de especialistas que contribuyen a las listas de hombres y mujeres. El resto de los seleccionados son Gavi, Güler, Endrick, Garnacho, Lavia, Moukoko, Tel y Zaire-Emery.

Pero toda la expectación y la ilusión que pueda estar generando actualmente no se corresponde con su rendimiento en el campo, al menos en su primera temporada como txuri-urdin. Es cierto que no ha tenido suerte con las lesiones y que ha tenido que pagar el lógico peaje de la adaptación, no solo a la Liga, sino también a la exigencia de los entrenamientos de Imanol. Sus números son muy decepcionantes y hasta inquietantes, con solo 16 partidos disputados para un total de 548 minutos, en los que ha marcado un solo gol, al Coria en Copa, y ha dado dos asistencias, la citada a Sadiq y otra a Brais en Getafe. Demasiado poco en todos los registros.

Dos lesiones de tobillo han provocado que no se estrenara en este 2023 hasta el mes de marzo frente al Cádiz (9 minutos) para luego jugar contra el Mallorca (20) y Elche (11). También ha intervenido en la eliminatoria en la Copa, con quince minutos en la ida y once en la vuelta. Ha intentado o empezado mucho y ha terminado muy poco. Por si fuera poco, cuando más se le espera en estas doce últimas jornadas de Liga, todo apunta a que se perderá las cuatro últimas jornadas por el Mundial sub-20, que incluyen las visitas al Barcelona y al Atlético y los encuentros en Anoeta ante Almería y Sevilla.

Si se confirma su convocatoria para el evento que se celebra en Indonesia del 20 mayo al 11 de junio, la primera de las cinco temporadas que firmó con la Real habrá sido un fiasco. Tiene tiempo y condiciones de sobra para recuperar el tiempo perdido y convertirse en uno de los ídolos de Anoeta...