Confirmado. La Real Sociedad completará la actual temporada 2022-23 habiendo disputado un total de 51 partidos oficiales, exactamente los mismos que en la campaña anterior. Sin embargo, no se trata solo de la cifra en sí misma, sino también del desglose de encuentros en las tres competiciones afrontadas: 38 de Liga, cinco de Copa del Rey y ocho de Europa League. Es decir, un reparto idéntico también a lo vivido el pasado curso. El equipo txuri-urdin se ha topado hasta la fecha con límites ya conocidos, y se trata ahora de evitar que la historia se repita también en el único frente abierto, el del propio campeonato de Liga.

Yendo por partes, y comenzado por lo más reciente, la andadura europea de la escuadra de Imanol concluyó el jueves en Anoeta con motivo del insuficiente 0-0 ante la Roma. Una vez más, la Real ve interrumpida su trayectoria continental en el primer cruce que afronta, tal y como sucediera ante Salzburgo (2018), Manchester United (2021) y RB Leipzig (2022). Los seis partidos de la fase de grupos, sumados a los dos de la eliminatoria posterior, significan el concurso estándar de los blanquiazules en la Europa League. Sin embargo, el técnico oriotarra habló el mismo jueves de “un pasito adelante” este curso en las competiciones internacionales, un análisis que sustentan los datos y las sensaciones.

Para empezar, y pese a caer en su primera ronda a doble partido, la Real ha caído eliminada esta vez en los octavos de final, y no en la confrontación previa: se ganó el derecho de evitar ese play-off siendo primera de su grupo dejando por detrás al Manchester United, un logro que cabe tener muy en cuenta. Y después, dentro de un terreno ya más subjetivo, puede arfimarse que el modo en que los txuri-urdin han caído ante la Roma acredita, igualmente, un progreso en Europa. La fidelidad a una idea costó hace dos años, en Turín frente al United, una goleada irreversible. La temporada pasada, mientras, competir contra el RB Leipzig exigió matizar la propuesta habitual casi hasta el extremo. Y en el presente 2023, mientras, los guipuzcoanos han dirimido con el equipo de Mourinho un duelo muy equilibrado en líneas generales, dentro además de un comportamiento totalmente reconocible. Los detalles en forma de errores propios, eso sí, han marcado la diferencia en negativo.

La Copa y la Liga

También con sus matices y diferencias, las trayectorias coperas de la Real en los dos últimos cursos han resultado similares. En primer lugar, el equipo ha ido superando rondas a domicilio contra rivales de categoría inferior: Panadería Pulido, Zamora y Leganés la pasada campaña; Cazalegas, Coria y UD Logroñés en el actual curso. Después, en octavos de final, se ha superado en Anoeta a un adversario de Primera División, Atlético de Madrid (2-0) en 2022 y Mallorca (1-0) en 2023. Y finalmente se ha caído en cuartos de final, contra Betis (0-4) y Barcelona (1-0) respectivamente. La derrota del Camp Nou, eso sí, no dejó un regusto tan amargo como la anterior, ya que se produjo con diez y disponiendo de oportunidades claras para forzar la prórroga.

Finalmente, queda abierta la Liga, un torneo en el que, en palabras del propio Imanol, se escapó durante el curso 2021-22 “una buena oportunidad” para terminar peleando por la Champions. La Real tuvo que conformarse entonces con la sexta plaza, y ahora se dispone a luchar, en las trece jornadas finales, por un puesto entre los cuatro primeros. Alcanzar esa zona significaría rebasar un límite que no se supera desde 2013 y a cuya frontera se ha acercado el equipo durante los últimos años. La esperanza reside en que no ocurra en el campeonato de la regularidad lo mismo que en la Copa y en la Europa League. Se trata, en definitiva, de explorar por fin terreno desconocido.