Con la toma de Cornellá, la Real consolidó su tercer puesto cuando muchos de sus perseguidores se frotaban las manos ante un nuevo tropiezo consecutivo tras la derrota ante el Valladolid. La victoria les vuelve a situar en una posición privilegiada, a solo tres puntos del segundo, el Madrid, cuatro por encima del Atlético, ocho sobre el Betis, nueve del Rayo, diez del Athletic y once del Villarreal. Son palabras mayores cuando todavía quedan 17 jornadas para el final de la Liga. Que no es poco.

Para alcanzar una situación tan óptima es necesario lograr unos registros extraordinarios y los de la Real lo son, sobre todo a domicilio. Con el triunfo en Barcelona ante el Espanyol, los de Imanol han ganado 8 de los 11 encuentros que han disputado en el campeonato liguero. A este dato hay que añadir el pleno de éxitos como visitantes en el grupo de la Europa League y los tres triunfos en Copa antes de caer eliminados en el Camp Nou. El total son 14 triunfos en 18 salidas, un empate, en el mismísimo Santiago Bernabéu, y tres derrotas, la citada en el ko copero ante el Barça, y en Liga en Valladolid y Getafe. La realidad es que, por increíble que parezca, los donostiarras no merecieron caer e incluso no estuvieron lejos del triunfo en ninguno de los partidos que no venció, lo cual es una circunstancia que deja muy a las claras a la altura que ha elevado el listón de la competitivadad y la fiabilidad esta Real. 

La lista de derrotados no tiene desperdicio, ya que muchos de ellos parecieron muy poca cosa ante los realistas por el simple hecho de que no les permitieron hacer su juego, como han demostrado ante otro adversarios. El conjunto txuri-urdin  venció en partido de Liga en Cádiz, Elche, Girona, Vigo, Sevilla, Almería y Vallecas, y empató, como ya hemos citado, en Madrid. En la Europa League, los éxitos se alcanzó contra el Manchester United , Sheriff Tiraspol, y Omonia. Por último, en Copa y a eliminatoria a vida o muerte, apeó al Cazalegas, Coria y Logroñés. 

Los resultados siguen siendo históricos, ya que esta es la segunda temporada con más puntos, con 41, a solo tres de los que llevaba el conjunto de Denoueix cuando lideraba la tabla a estas alturas en la temporada 2002-03. Aunque para ser justos, si en la campaña de la imbatibilidad, la 1979-80, la victoria hubiese valido tres puntos, también llevarían un punto más que los de Imanol y en la de los dos segundos puestos en Liga y en Copa, la 1987-88, sumarían 45, es decir el mejor registro de todos.

Otro dato a tener en cuenta del triunfo en Cornellá es que la Real volvió a jugar con nueve bajas, si contamos con que Sola, Merino y Guevara todavía no estaban preparados para ser titulares. A esto hay que añadir que de salida Imanol contó con cinco guipuzcoanos en el once: Barrenetxea, Zubeldia, Zubimendi, Illarramendi y Oyarzabal. El técnico reivindicó tras la derrota frente al Valladolid la valía y el mérito de sus pupilos y, fiel a su estilo y a pesar de las limitaciones por las bajas, quiso apostar de nuevo por los mismos para demostrar que no se había equivocado. La única novedad en su once fue la entrada de Oyarzabal en lugar de Robert Navarro. Y esta vez le salió redonda la apuesta hasta de Ander Barrenetxea en el lateral derecho al completar una actuación magnífica cerrando sin apuros su banda y mostrando los dientes en ataque para recordar que su demarcación natural es la de extremo.

Recordando la famosa frase que le atribuyen a Bielsa, otro lunes feliz en la Real. Y van...