Donostia – La Real se estrena en partido oficial en el nuevo Las Gaunas en una eliminatoria de Copa en la que no puede fallar. Los realistas llegan en plena resaca de su triunfal regreso en la Liga que le permitió asentarse en la tercera plaza con un convincente triunfo ante Osasuna y del éxtasis vivido por el recibimiento al recuperado Mikel Oyarzabal. Por si fuera poco, viaja hasta Logroño acompañada por una afición que ya no aguantaba más sin poder desplazarse en masa para apoyar a un equipo que hace mucho tiempo que le tiene encandilada por su juego y por su capacidad de transmitir. En total, el club txuri-urdin calcula que podrían ser unos 2.500 o más los hinchas que recorran los 160 kilómetros que separan a las dos capitales. Muchos partirán desde puntos mucho más cercanos o incluso estarán disfrutando de las vacaciones en La Rioja. Después de numerosos sorteos con muy mala suerte, no se puede discutir que el destino es ideal para arropar como merece esta Real.

Los donostiarras buscan la revancha de su eliminación en la edición 1999-00 cuando un Logroñés casi en quiebra y en Segunda División eliminó a los de Javier Clemente. Aparte del debut de Xabi Alonso en el duelo de vuelta, otra de las notas curiosas del enfrentamiento la puso la presencia de Fernando Marín, padre de Pablo. El txuri-urdin tiene en su mano vengar la afrenta en la que fue una de las grandes alegrías de la carrera de su aita. El mediapunta cuenta con opciones para intentar ser profeta en su tierra y no se puede descartar que salga de inicio.

El equipo txuri-urdin sabe que no puede confiarse y tiene el ejemplo muy cercano cuando el modesto Cazalegas le empató a falta de 20 minutos en Talavera. A Coria llegó con la lección bien aprendida y no dio la más mínima opción a los voluntariosos locales. Ahora el nivel sube un nuevo peldaño, ante un anfitrión que no está pasando por un buen momento en la 1ª RFEF al encontrarse en puestos de descenso. Comparte grupo con el Sanse, que se encuentra siete puntos por encima.

Imanol se ha convertido en el mejor despertador posible para evitar los excesos de confianza que tantos disgustos causaron en la mancha negra que mancilló la historia txuri-urdin. Con el oriotarra al frente, el equipo no ha vuelto a caer frente a un adversario de categoría inferior. Es más, solo ha tenido un verdugo desde que tomó las riendas de la primera plantilla y es el Betis, que le ha apeado ya hasta en tres ocasiones. La última, muy dolorosa, en los cuartos del pasado curso y en duelo a partido único en Anoeta.

En principio, Remiro estará en la portería, con Gorosabel, Le Normand, Pacheco y Aihen en la zaga. No se descarta que Zubimendi no descanse, aunque Guevara e Illarra tienen opciones de salir de inicio. Merino, que regresa, y Brais, sancionado el domingo, actuarían en la medular con Pablo Marín en la mediapunta dando un respiro a Silva. Arriba se da por segura la titularidad de Robert Navarro y Cho o Sorloth. Otra de las incógnitas es saber si Imanol vuelve al 4-4-2 o se mantiene en el 4-3-3, que tampoco provocaría muchos cambios.

Los riojanos, que cuentan en sus filas con viejos conocidos como Thior y Martínez-Losa, persiguen un alegrón en la Copa para superar la depresión que está poniendo en peligro su permanencia. Cuidado, como en 1999...