Una vez sellada su clasificación cuando faltaban dos jornadas para el final del grupo, la Real busca cerrar definitivamente su primera posición. Algo que sin duda sería toda una hazaña cuando te ha tocado en suerte como cabeza de serie el Manchester United, probablemente el conjunto más poderoso de todos los que arrancaron la competición a falta de que caigan los rebotados de la Champions. Sería la primera del torneo, porque en esta ocasión, con permiso de ese incómodo compañero de viaje que son las lesiones, el equipo txuri-urdin parece convencido de escribir más páginas legendarias en un torneo en el que, aunque la exigencia es muy alta, se siente en deuda con su afición. Su pobre bagaje en las eliminatorias tienen la culpa.

Los realistas se presentan en Chipre para afrontar el último compromiso antes de recibir al United en la que puede ser la madre de todas las batallas en Anoeta. No hay que olvidar que el liderato te permite ahorrarte un cruce, con el consiguiente ahorro de energía, una posibilidad digna de valorar de forma muy cuantitativa en este loco calendario que lleva a los futbolistas al límite y provoca contratiempos físicos en todos los duelos.

Si la Real gana, le valdrá con empatar y puede que incluso perder por la mínima en función del gol-average en la última etapa de Anoeta. Si acaba el duelo en tablas, también le valdrá igualar ante el United; y si pierde hoy, también le valdría el empate. Eso sí, todo ello si los ingleses son capaces de sacar adelante su partido ante el Sheriff; en todos los demás casos, si los donostiarras vencen se habrán asegurado el liderato del grupo.

Esto puede modificar los planes de un Imanol al que le cuesta ocultar ya que su plantilla se encuentra bajo mínimos. Cuando parecía recuperar a Sorloth, una gripe de vikingo le hizo recaer nada más aterrizar y quedar descartado. Acertar la alineación parece una utopía, pero todo apunta a que habrá muchas rotaciones. Remiro estará en la portería, con Gorosabel, Aritz, Pacheco y quizá debute Gómez para que descanse Rico, en la defensa. Guevara e Illarra parecen fijos, junto a Brais y Navarro o Kubo. Y arriba, el japonés y Karrikaburu, para que Carlos pueda estar seguro el domingo.

Enfrente un Omonia que, pese a no dar dos pases seguidos en Anoeta, defendió con orden y criterio y estuvo muy cerca de dar la gran campanada. Los chipriotas estrenan entrenador y, aunque este haya dado por perdido el partido, no tienen nada que perder y mucho que ganar. Cuidado. l