En la quinta jornada de la liguilla europea 2020-21, la Real necesitaba ganar en casa al Rijeka para viajar a Nápoles en buena disposición, de cara al encuentro que cerraría el grupo. Sin embargo, el cuadro croata arrancó un empate de Anoeta, haciendo valer su eficacia en las acciones a balón parado. Los balcánicos se adelantaron en dos ocasiones, y los goles de Nacho Monreal y Jon Bautista solo sirvieron para establecer el momentáneo 1-1 y el 2-2 final. El equipo de Imanol se metió en un buen lío con aquel resultado, pero salió luego bien parado al clasificarse para los dieciseisavos de final en tierras italianas. Los txuri-urdin firmarían un gran partido en el estadio Diego Armando Maradona, empatarían sobre la bocina gracias a un gol de Willian José y aprovecharían así el tropiezo del AZ contra el propio Rijeka, que ganó en casa a los neerlandeses (2-1).

Exhibición y resultado inverosimil

El empate de la pasada campaña contra el Sturm Graz supuso un varapalo importante, en el camino hacia la clasificación para las eliminatorias. El 1-1 final resultó tan decepcionante, de hecho, que ensombreció injustamente uno de los mejores partidos de la Real en toda la temporada. Los austríacos se presentaron en Donostia modificando su esquema habitual y dibujando una zaga de tres centrales. Pero el cambio respecto al contexto táctico esperado no impidió a los txuri-urdin hallar constantes soluciones sobre el campo para generar una tormenta de oportunidades de gol. Se adelantaron los visitantes en una acción aislada de la primera parte. Empató Sorloth justo tras el descanso. Y la igualada final solo pudo atribuirse a uno de esos marcadores inverosímiles que depara a veces el fútbol.