Donostia – “Lo vi por primera vez con ocho añitos en 2008”. Al habla Óscar Hernández, considerado como el descubridor de Take Kubo en Japón: “Él estaba jugando en las inferiores, en lo que sería el prebenjamin de Kawasaki frontal. Yo en aquella época estaba trabajando en la escuela del Barcelona y era el responsable del campus que organizábamos en Japón. Se podía apuntar quien quisiera, los monta el Barcelona para expandir la marca, la filosofía del club, la metodología...”.

No tardó en alucinar con aquel zurdo que llevaba el balón cosido al pie: “Los poníamos por edades y con los suyos se iba a aburrir porque hacía unas cosas increíbles y diferentes para la edad que tenía. Le puse con chavales de dos o tres años más arriba y seguía siendo el mejor”.

El Barcelona solía invitar a un niño de ese campus a realizar un torneo en su escuela: “Yo lo escogí a él. Además hice un informe diciendo que era un chaval que destacaba mucho y que tenía mayor nivel que los que había en La Masía. En 2010, al conseguir trabajo en Barcelona, fue cuando vino con su madre y comenzó en el Benjamín C”.

Era estrella en una generación de oro: “Fue máximo goleador con 78 goles en su primer año. Coincidió con Eric García, Ansu Fati, Robert Navarro... Era una camada de jugadores muy buenos y él era uno de los mejores. Es una de las generaciones más grandes que ha tenido el Barça, lo ganaban todo. Daba gusto verlos jugar, la verdad”.

Hernández le trató y le cuidó como a un hijo: “Le llevaba cada día a los entrenamientos, cuando acaban le llevaba a su casa. Me hice responsable de él”.

Kubo siempre ha sido muy serio: “Muy responsable en todos los aspectos, muy japonés. Sin embargo en el campo actuaba con un desparpajo diferente que no tenía nada que ver con el fútbol de su país. Él era responsable con los estudios, el día a día, educado, pero en el campo se transformaba, se volvía más rebelde y hacía fluir esa creatividad. Es muy competitivo y eso junto con sus habilidades técnicas era una bomba en aquel momento. Luego se tuvo que ir por la sanción de la FIFA y para él fue un trauma tener que volver a Japón”.

Hasta el punto de que no le gusta hablar de su etapa en la Ciudad Condal: “Creo que se ha olvidado un poco de lo mucho que la gente hizo por él, imagino que se habrá dado cuenta de ello y prefiere no hablar”. Óscar sospecha que no ha estado bien asesorado: “Como en las cesiones, ¿quién puede pensar que iba a encajar bien en el Getafe? ¿O en Mallorca, que es un equipo defensivo? Es eliminar talento. Kubo destaca en las finalizaciones, en el uno contra uno. Un equipo que vive más en su campo que en el contrario no le va bien. La Real es todo lo contrario, jugadores asociativos, con buen pie, y eso le beneficia porque recibirá mucha más pelota y creo que marcará muchos goles, generará más. Está en un club que se amolda a su juego. El Villarreal quizá le cogió muy pronto. Ahora que es más maduro, llega a la Real en un momento dulce y la verdad es que es muy buen jugador”.

Hernández destaca su pegada: “Es un jugador de entre diez y doce goles por temporada siempre que juegue por fuera y puede participar en otros diez. Para mí su posición ideal es más mediapunta, pero esa casi no existe y allí está Silva. Yo le veo como un jugador más por fuera, que vaya hacia dentro. Más en un sistema 4-3-3”.

El domingo le espera una revancha con el Barça en su estreno ante la afición de Anoeta: “Estará motivado. Recuerdo que cuando fue con el Mallorca a Barcelona fue silbado por su fichaje por el Madrid y eso le genera algo especial. No sé si más ganas, pero.... Sí una motivación extra a raiz de aquel acontecimiento. Contra esos equipos siempre se quiere ganar y ese plus de motivación seguro que lo tendrá”. l