Nacho Monreal, futbolista de la Real Sociedad que dejará el club el próximo 30 de junio, se ha despedido este miércoles de la entidad txuri-urdin y de toda su afición mediante una entrevista ofrecida a los canales de comunicación de la propia Real. El centrocampista navarro expresa durante doce minutos de vídeo todo su cariño hacia los colores blanquiazules, repasa sus tres años en Donostia de forma cronológica y deja muy claro, sin declararlo abiertamente, que cuelga las botas para poner punto final a su carrera con la retirada.

El fichaje por la Real"

"La principal razón de mi llegada fue mi hija. Yo llevaba seis años y medio en Inglaterra y veníamos de perder una final de la Europa League. Aquello me dejó bastante tocado. Y hay que unirle además que mi hija acababa de cumplir un año, que crecía y que mis madres apenas podían disfrutar de ella. Tuve muy claro que mi etapa en el Arsenal había terminado y surgió la oportunidad de venir a la Real y de vivir en Donostia. Sabía que iba a encajar perfectamente".

El atractivo del club

"Conocía el club y la ciudad, y eso me animó a venir. Pero, al mismo tiempo, miraba a la plantilla y me gustaba mucho lo que veía. Teníamos a jugadores de alto nivel como Odegaard, Januzaj, Oyarzabal, Mikel Merino€ Había visto al equipo y me gustaba lo que proponía, la filosofía del míster. Después, en años posteriores, vinieron Silva y Rafinha y se han encadenado tres clasificaciones europeas. Seguro que ahora vienen nuevos futbolistas importantes. La mentalidad del club tiene que ser esa, estar en lo más alto para que vengan los mejores".

Debut con gol

"Fue el partido soñado: mi debut, el estreno del equipo en el nuevo Anoeta, un rival como el Atlético de Madrid que venía líder, un encuentro espectacular por nuestra parte, hice un gol, salió un día buenísimo€ Ganamos 2-0 y salió todo perfecto".

La temporada 2019-20

"Todo fue bueno desde que llegué. El equipo cogió enseguida una racha buenísima, nos metimos en puestos europeos y fuimos una de las escuadras que mejor fútbol hacía de toda la Liga. Las cosas nos salían a pedir de boca: resultados, comunión con la afición, una final de Copa€ Fue una lástima que el partido no pudiera disputarse aquel año. Después, cuando se reanudó la Liga, logramos la clasificación europea. Fue todo maravilloso".

La final de Copa

"Empezó la temporada, obtuvimos buenos resultados tanto en la Liga como en Europa, pero daba igual lo que hiciéramos. Salías a la calle y todo el mundo te hablaba de la final, del derbi de Sevilla. Nosotros éramos conscientes de que por futbolistas y por juego estábamos un peldaño por encima del Athletic. Pero sabíamos también que esto no nos aseguraba el triunfo. Particularmente, a nivel personal lo pasé mal durante el mes previo al partido. Me lesioné la rodilla y faltando dos semanas estaba completamente descartado. Imanol y Olabe me pedían que forzara, pero era imposible hacerlo en mayor medida. Estaba fuera de la final hasta que un día el doctor probó a tratarme con corticoides y los dolores desparecieron. El míster decidió que fuera titular, ganamos y en cuanto terminó la final me puse a llorar como un niño pequeño. No encontraba consuelo por todo lo sufrido durante las semanas previas".

El vestuario

"Una de las cosas que me llevo de la Real es su vestuario. He compartido equipo con estrellas, con grandes futbolistas, y me siento orgulloso de ello. Pero por cómo soy y por mi forma de ser, puedo decir que aquí es donde realmente me he encontrado cómodo. Soy un tío sencillo y normalito, y los 25 de la plantilla de la Real son también así. Me he sentido como en casa desde el primer momento".

La última temporada, en blanco

"Ha sido el peor año de mi carrera. Siempre me he considerado un futbolista con suerte para las lesiones. Las he tenido, pero nunca graves y todas las temporadas he podido jugar entre 40 y 50 partidos. En esta última campaña, sin embargo, todo ha sido distinto. Ya antes de la pretemporada, cuando salía a correr por mi cuenta, notaba que el dolor de la rodilla no había desaparecido. Y de regreso a Zubieta empezamos a probar desde el principio con tratamientos que no dieron resultado. En mi cabeza ya había señales de que algo no funcionaba. Decidimos pasar por el quirófano y yo pensaba que, aunque el postoperatorio fuera largo, de cinco meses, podría volver al equipo en buenas condiciones. Lo que pasa es que transcurrió ese tiempo y, pese a mejorar, yo seguía viendo que no estaba bien. Poco a poco fui entrando en la dinámica del equipo y un día, durante un entrenamiento, sufrí una recaída. Fue entonces, a dos meses del final de la temporada, cuando supe que esto ya se ha terminado".

El trato del club

"He dado mil veces las gracias al míster, a los compañeros y a todos los trabajadores del club. Durante este último año he sido, en cierto modo, un estorbo, porque todos debían ocuparse en mayor medida de los futbolistas disponibles o de los que más cerca estaban de reaparecer. A mí me faltaba mucho y aún así todo el mundo en Zubieta ha sido súper profesional conmigo. Se me ha hecho duro año, pero el fútbol también es esto, no todo es disfrute. Yo doy las gracias a que me ha tocado pasar por ello en el último año, con 35. Me llega a pasar con 30 o con 25 y no sé qué habría hecho. Ahora puedo decir que he podido estar ahí, al máximo nivel, durante quince temporadas".

Balance

"Mi segunda hija nació aquí y me marcho con un título, cosa que tiene muchísimo mérito estando de por medio equipos como Madrid y Barcelona. Además, me llevo el cariño de toda la afición. Me lo han transmitido en el campo y fuera de él también. Paso muchísimas horas en el parque con las niñas y así lo percibo. Sé que esta no es mi casa, pero las sensaciones dicen que es como si lo fuera. Doy las gracias a la gente por el trato y por el cariño que siempre he sentido aquí. Es el mismo cariño que yo le tengo a todos aquellos que aman a la Real".