- En circunstancias normales, la recta final de la temporada no arrancaría hoy para la Real Sociedad. Es cierto que los txuri-urdin inician en Sevilla el esprint de los diez últimos partidos, pero se hace raro hablar en semejantes términos cuando, tras la visita al Sánchez Pizjuán, espera un parón liguero de quince días. Será a partir del lunes 4 de abril, fecha del partido contra el Espanyol en Anoeta, cuando la conclusión del curso empiece a adivinarse en el horizonte. Un horizonte que, en cualquier caso, se observa desde un prisma distinto desde este pasado jueves, en clave blanquiazul. Se ha lesionado Mikel Oyarzabal. Faltará durante, mínimo, seis meses. Y al equipo de Imanol le toca renovar el pasaporte europeo sin su alma máter sobre el campo. El objetivo se complica. Aunque continúa resultando perfectamente factible. La plantilla ha demostrado esta misma campaña que sabe arreglárselas sin su 10. El destino le obliga ahora a volver a acreditarlo.

Imanol Alguacil ofreció ayer una citación de 22 futbolistas para viajar a Sevilla en la que al menos no se produjeron sorpresas de última hora. El técnico oriotarra había subrayado el viernes que, al margen de los lesionados, en su plantilla hay jugadores renqueantes, arrastrando problemas físicos. De estos, ingresaron todos en la convocatoria, pues de ella solo se ausentan los cinco integrantes del plantel que oficialmente se encuentran en el dique seco: Aihen Muñoz, Nacho Monreal, Mikel Oyarzabal, Ander Barrenetxea y Carlos Fernández. Durante la semana, mientras, llegaron a estar entre algodones Mikel Merino, David Silva y Jon Guridi, quienes sin embargo terminaron viajando a la capital andaluza. Lo hicieron los 20 futbolistas disponibles que hay ahora mismo en la primera plantilla. Y lo hicieron también dos integrantes del Sanse, Álex Sola y Ander Martín. Xabi Alonso no pudo contar con ellos en la derrota encajada contra el Mirandés.

A la hora de vaticinar un posible once de Imanol, los tiros pueden apuntar, principalmente, en dos sentidos. Por un lado, existe la opción de que el oriotarra mantenga la estructura habitual, el 4-3-3 que viene empleando, y que dé también continuidad a la base del equipo que ganó la semana pasada al Alavés, siempre con algún que otro matiz. Por ejemplo, Zaldua, Aritz y Guevara optarían a sentar a Gorosabel, Pacheco e Illarramendi. E incluso Silva haría lo propio con Rafinha, dentro de un equipo con el esqueleto de la última victoria. Sin embargo, también puede ocurrir que, tal y como hiciera en el duelo de la primera vuelta en Anoeta, el entrenador apostara por modificar el dibujo para tratar de hacer daño al Sevilla. Entonces, Alguacil apostó por un efectivo 4-4-2 con el que los suyos fueron superiores al rival en una gran primera parte, durante la que Mikel Oyarzabal falló un penalti (0-0 final). No debemos descartar que la historia se repita, o incluso que la Real vuelva a apostar por el dibujo de tres centrales que empleó en la eliminatoria europea frente al RB Leipzig.

Circunstancias propias al margen, la Real también intentará aprovechar la negativa resaca europea de un Sevilla que el jueves cayó eliminado de la segunda competición continental por el West Ham. Cabe recordar que la final se jugaba y se juega en su estadio, en el Sánchez Pizjuán, y que los de Lopetegui venían de ser apeados de la Champions por Lille y Salzburgo. La depresión hispalense se ha trasladado además a la enfermería, ya que la lista de bajas por lesión es amplia e importante: Rafa Mir, Fernando Reges, Marcos Acuña, Erik Lamela, Papu Gómez, Suso Fernández, Diego Carlos y Karim Rekik. Lopetegui apunta a jugar con el serbio Gudelj como central, dentro de un once en cualquier caso más que reconocible. La plantilla confeccionada le permite disponer alineaciones de primer nivel en un mar de ausencias.