- ¿Cómo le va la vida?

-Estoy de jefe de scouting en el Dinamo de Zagreb. Estoy centrado en la escuela de fútbol. Tengo contrato un año y medio más y vamos a ver... Si no tengo oportunidad para entrar en el primer equipo, me voy a ir, seguro. Estoy contento con lo que hago a pesar de que la pandemia no está ayudando.

¿Cómo está el fútbol en Croacia?

-La liga croata tiene un buen nivel. Hay diez clubes y la competición está muy igualada por arriba, con cuatro equipos (Dinamo, Rijeka, Osijek y Hajduk Split) en muy pocos puntos. Creo que los jugadores croatas siempre han tenido mucho talento.

El máximo exponente es Luca Modric, ¿no?

-Es un ejemplo. No me sorprende lo que está haciendo. Sé cómo vive por el fútbol, cómo entrena y cómo cuida su cuerpo. A pesar de los años que tiene, no me sorprende que siga en ese nivel. Y no me olvido de la selección, que siempre está disputando las competiciones importantes. Eso es algo impresionante. Croacia, por ejemplo, tiene menos habitantes que Madrid, y siempre estamos a muy alto nivel en los deportes, especialmente en el fútbol.

Han pasado muchos años desde su estancia en la Real, pero su castellano cada vez es mejor...

-(Risas) Terminé en la Real en 1999. Después no tuve muchas posibilidades para seguir hablando castellano. En 2014, subí al primer equipo del Dínamo como asistente y había muchos jugadores de Sudamérica y de Portugal y hablaba muy a menudo castellano. Me falta gramática, pero, bueno, creo que me hago entender.

En esa época, tuvo a sus órdenes a un jovencísimo Dani Olmo, ahora en el Leipzig, rival de la Real en la Europa League...

-Un jugadorazo. Vino muy joven, creo que con 16 años. Empezó a entrenar con el primer equipo, al mismo tiempo de mi llegada y estuvimos juntos casi tres años. Es un crack. Es una persona muy buena, un chaval al que le gusta entrenar y aprender, un profesional; por eso está dónde está.

¿Le sorprende el nivel que ha alcanzado?

-No. Dani llegó como delantero centro. Cuando hablé con él, con sus agentes y con su padre, les dije que podía jugar en todas las posiciones ofensivas, no solo como delantero centro. Él podía jugar como extremo, tanto por la derecha como por la izquierda, de 8 y de 10. Y se ha demostrado que lo puede hacer a la perfección. Yo creo que va a acabar en un gran club, seguro, cuando acabe su experiencia en el Leipzig.

¿Qué me dice de la Real?

-Que está muy bien. Yo me alegro mucho. Se merece estar en esas posiciones en las que está ahora. Creo que tiene potencial para continuar ahí arriba. Es algo que me gusta mucho porque San Sebastián, como ciudad, y la Real, como club, y sus aficionados me tocan el corazón. Espero que le dé continuidad al triunfo frente al Celta y ofrezca el rendimiento de la primera vuelta.

Por lo de que dice, parece que no se pierde ni un partido de la Real, ¿no?

-Sí, sí. Veo todos los partidos. Me gusta cómo juega. Mira, los grandes equipos tienen casi siempre dos buenos jugadores por puesto, y cuando falla uno, el que sale ofrece un gran rendimiento. Yo creo que eso es algo que le falta a la Real.

¿Le ve capacitada para pelear con los grandes de la competición como Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid?

-¿Por qué no? En los primeros seis meses de competición la Real ha demostrado que puede hacerlo. ¿Por qué no va a poder seguir haciéndolo? Yo no veo ninguna razón para no seguir creyendo en esta Real. Tiene un buen equipo, equilibrado, un buen entrenador. Puede seguir dando el mismo nivel.

¿Hay algún futbolista que le guste más, al que destacaría por encima del resto?

-La Real tiene un equipo muy competitivo, un equipo muy equilibrado, como he dicho antes. Ya he indicado que lo único que me falta es que tenga dos grandes futbolistas por puesto para poder mantener el ritmo de los grandes. Pero la mayoría de sus futbolistas son muy buenos. Yo, como entrenador, no me gusta hablar de los futbolistas individualmente. La Real juega como equipo y ese es su fuerte.

Hace seis años no tenía muy clara la vocación de ser entrenador. Ahora, escuchándole, todo lo contrario...

-Cuando terminas tu carrera, tu cabeza está un poco loca, no sabes dónde quieres ir. Yo no sabía qué quería hacer. A mí me pasó eso durante los siguientes cinco años a colgar las botas. Quería invertir, comprar, disfrutar... Pero luego me puse a pensar y me pregunté: ¿Qué es lo que más me gusta y he hecho toda mi vida? El fútbol es mi vida y pensé que podía ofrecer mucho a los chavales y a los clubes. Disfruto siendo entrenador. Ser entrenador es más difícil que ser jugador. Tienes mucha más responsabilidad. Hay que saber manejar un grupo de 25-30 jugadores todos los días y esa es tu responsabilidad. Cuando eres jugador, solo piensas en ti, en tu trabajo, en tu carrera, en tu familia, en nada más. Pero ahora tienes que pensar más en el resto.

A la Real le ha tocado el Atlético de Madrid en la Copa. Uno de los pocos goles que marcó con la Real lo hizo en el Vicente Calderón aunque no evitó la eliminación. ¿Lo recuerda?

-Me acuerdo perfectamente, pero no pasamos. Fue uno de los pocos momentos de alegría.

No le salieron nada bien las cosas en la Real...

-Nada bien. Es verdad. Es algo por lo que sigo estando muy triste cada vez que hablo de la Real y de mi paso por allí. Yo podía haber dado mucho más de lo que di. Yo no tenía paciencia, ni tampoco la tuvo el míster, ni el club. Esto último, normal, porque me pagaban mucho y esperaban cosas buenas. Ahora, como entrenador, cuando viene un jugador extranjero a Croacia, sé que necesita un tiempo para adaptarse a los compañeros, al equipo, a la mentalidad de ese nuevo país... Hay casos en los que esto pasa de una manera rápida y natural, pero a mí no. No tenía paciencia. No pasa nada, pero la vida de un futbolista es así. Nunca sabes dónde vas a poder demostrar.

¿Los recuerdos, pese a todo, son buenos?

-Los recuerdos que tengo de la Real y de la ciudad son impresionantes. Cuando me preguntan en Croacia, siempre les digo lo mismo, que viví en una de las ciudades más preciosas del mundo y en un gran club.

Y eso que le tocó vivir de cerca uno de los momentos más trágicos en la historia de la Real Sociedad...

-Eso es algo que tampoco me lo quito de la cabeza, el asesinato de Aitor Zabaleta. Fue muy complicado asimilar todo lo que sucedió. Me da mucha pena.

¿Cuál es su mejor recuerdo de su paso por la Real?

-Es difícil decir... Pasé momentos muy malos en San Sebastián. Recuerdo uno en especial, por algo que pasó en mi familia, con la muerte de un sobrino dos días antes de un partido en Gijón contra el Sporting. Quería ir al funeral, pero no pude. Mi familia me pidió que marcara un gol y que se lo dedicara y ese fue uno de los pocos goles que marqué, y se lo pude dedicar.

Temporada y media. Fue una petición expresa de Bernd Krauss para sustituir a Gica Craioveanu, pero la apuesta resultó un fracaso. Igor Cvitanovic llegó en el mercado invernal de 1997, firmando un contrato de tres temporadas. Solo jugó campaña y media con la Real, protagonizando unas cifras nada acordes con el potencial que se le presuponía. Dejó la entidad blanquiazul después de haber jugado 37 partidos y cuatro goles, tres de los cuales llegaron en Liga ante Compostela, Deportivo de la Coruña y Sporting de Gijón. El que falta lo hizo en Copa, un 2 de febrero de 1999 en el Vicente Calderón. La Real ganó, pero quedó eliminada.