En otros tiempos no era así. La Real certificó su clasificación para la siguiente ronda de la Copa del Rey con un triunfo cómodo y sobrado ante el modesto Panadería Pulido canario. Los blanquiazules, enchufados y concentrados desde el primer momento gracias a la actitud y a la previsión de Imanol, liquidaron por la vía rápida a su modesto rival, al que, como suele ser habitual en este tipo de compromisos, le pudo la presión de un duelo inigualable para sus futbolistas amateurs. Como es lógico, el cambio de escenario tampoco le benefició, ya que si en realidad tendrían una opción para dar la gran campanada ante uno de los gallitos de la categoría, sería probablemente en su guarida, donde no le permiten jugar por no reunir las condiciones necesarias. Al poco de empezar sentenció el envite y en la segunda parte simplemente dejó que cayeran los goles por el peso de su abrumadora superioridad.

Aunque parezca mentira, la Real volvió a tener mala suerte en el sorteo. Lo normal es que le tocaran rivales de una o dos categorías inferiores, pero finalmente tuvo la mala fortuna de que, aparte del viaje a Canarias (que es como irse a Polonia en mitad de una semana clave), su rival es de la misma división que el equipo C de su cantera. Es decir, uno de los vencedores de los soñadores que en la pasada eliminatoria intentaron clasificarse para enfrentarse a un club de la elite que, entre otras cosas, liquidara tantas facturas y deudas. Imanol, que advirtió en la previa que en el momento del duelo sus soldados iban a conocer perfectamente los nombres y las características de sus adversarios, lo tenía muy claro y no quiso tomar ningún riesgo. Consciente de que un sonado KO de este tipo te marca lo que resta de temporada. Para creer en lograr el título más cercano y viable hay que ser profesional y consecuente desde el primer día, como elogiaron los del Becerril el año de la recuperación de la gloria 34 cursos después. Respetar la competición y a tus adversarios como si fueran tan exigentes como los que te puedes enfrentar en semifinales. De ahí la convocatoria, con todo el equipo A, y el once, con la única gran sorpresa reseñable de la entrada de Olasagasti, que viene completando una campaña excepcional en el filial y que asumió el puesto destinado a Turrientes, entre otras cosas por la inoportuna baja de Guridi por una gastroenteritis.

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El resto fueron los esperados, con Guevara como pivote y Portu, Sorloth y Barrenetxea como candidatos a redimirse de sus malas cifras de lo que llevamos de campaña. Y Aihen de titular, lo que probablemente significa que Rico volverá a ser titular en el duelo ante el Madrid del sábado. Cosas de Imanol que, por extraño que pueda ser, todavía no convencen demasiado...

Después de una semana en la que todo el realismo se encuentra enojado por el menosprecio de Mateu Lahoz, parece increíble que, para una cosa que da la sensación de que la Federación de Rubiales hace bien, como es el nuevo formato de la Copa, se lo cargan con un horario fuera del alcance de los niños, a pesar de que el Panadería, con buen tino, regaló muchas entradas para jugar en un escenario de salón, como es el Estadio Gran Canaria. Muy alejado de su campo coqueto en Vega de San Mateo donde tiene su guarida. Jugando el todopoderoso Madrid contra el Athletic a la misma hora, ¿qué costaba poner un poco antes el horario del duelo para intentar que fuesen el mayor número de chavales al partido? Nada es lo que parece en esta competición, por mucho que se hayan dado muchos pasos para darle un mínimo atractivo y que, imagínense, un gran número de canarios iban a poder contemplar de primera mano el concurso de un equipo que está haciendo las cosas como nadie y que es actualmente el tercero de la Liga por detrás de los dos gigantes de Madrid. Una verdadera lástima, nada es lo que parece en un torneo precioso para los clubes terrenales.

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Lo cierto es que la Real acabó por la vía rápida con la posible emoción y expectación que generó el choque. A los seis minutos, ya vencía 0-2 ante un adversario muy nervioso, que no fue capaz de desmarcarse de los complejos ante un visitante de otro nivel. En la primera ocasión de los blanquiazules, Portu aprovechó a la segunda, tras un error del meta, un buen centro de Aihen. El mismo que, tras recoger un rechace a centro de Sorloth, envió de forma sorprendente a la red un remate con su pierna derecha, lo que provocó hasta risas entre sus propios compañeros. El resto se convirtió en un duelo bajo de revoluciones, sin la pasión de la gloria, y con la única certeza de destacar individualmente. Aritz cabeceó un saque de esquina al larguero, Barrenetxea se encontró con el portero local tras una buena internada, Navarro disparó flojo una asistencia de Portu y a Sorloth le hicieron un penalti como un piano de claro. Tampoco era cuestión de abusar. Mientras, en el otro área, Ryan no falló en un par de salidas por alto, en las que se mostró seguro y fiable sin que le dispararan, lo que sin duda demostró que enfrente no había un adversario de la suficiente calidad como para amenazar la previsible noche más apacible del curso...

En la reanudación, Braulio puso a prueba a Ryan, en lo que parece invitar a pensar que podía presentarse a otro escenario, pero no fue así. Los donostiarras no tardaron en hacerse con el control, sin abrumar ni acreditar excesiva ambición, es decir sin sangre en el colmillo, pero con la suficiente diferencia como para esperar a que llegaran más dianas. Concretamente de Sorloth, que debió anotar más, y de Naïs, que vio puerta al aprovechar un buen servicio de Isak.

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Lo importante era pasar sin sufrir ningún sobresalto. Confirmando que este equipo va muy en serio en esta competición y que para eliminarle va a tener que presentarse un adversario de primer nivel con ganas de gloria y de éxito. Los realistas apenas se desgastaron para certificar su primera clasificación, lo que le permite afrontar el duelo del Madrid en plenitud de condiciones. Pero que nadie se equivoque, esta Real quiere volver a levantar un título y este es el camino más corto. Cuanto menos se enteren el resto, mejor para seguir avanzando poco a poco y sin levantar la liebre, como sucedió hace dos temporadas. Está preparada...