- ¿De quién es el fútbol? ¿De los jugadores y de su calidad? ¿O de los entrenadores y sus modelos? La respuesta es relativa, pero todo apunta a que quienes marcan la diferencia más a menudo son los que se calzan las botas y saltan al césped. Por eso al Sturm Graz, un equipo bien trabajado y ordenado en lo táctico, le está costando hacer frente a sus rivales en la Europa League. Los austríacos forman una escuadra moderna, adaptada a los tiempos que corren, pero su déficit de calidad respecto a Mónaco o PSV les penaliza enormemente en el cara a cara. Después, eso sí, compiten en la liga de su país y disputan partidos de ritmos muy altos, trepidantes, al estilo de lo instaurado allí por el dominante Red Bull Salzburgo.

La pasada Eurocopa sirvió como perfecto ejemplo del fenómeno descrito. Es decir, de cómo el buen hacer de un club puede terminar influyendo en el fútbol de todo un país. Gustó en verano, por ejemplo, la República Checa, siguiendo las líneas maestras del Slavia de Praga de Jindich Trpisovsky. Y también agradó en Wembley, plantando cara a la campeona Italia, una Austria cuyo juego resultó fiel a lo que viene cocinándose dentro de sus fronteras, con el citado Salzburgo como cabeza visible. Puede tratarse de una cuestión de estructuras, ya que Red Bull y Sturm Graz comparten el 4-4-2 en rombo tan característico de estas propuestas eléctricas, presionantes y verticales. Pero se trata, principalmente, de una cuestión de idea, de ritmos, de conceptos.

nombres propios

El éxito del Sturm Graz, que regresa este curso a una fase de grupos europea diez años después de su última experiencia, señala a esa influencia del todopoderoso país como una de sus claves. Al fin y al cabo, futbolistas como el capitán Hierlander, el delantero Jantscher o el central Affengruber han pasado por la casa de la bebida energética. Y este buen momento del equipo de la región de Estiria también responde a la labor de un técnico joven, Christian Ilzer, muy expuesto a las corrientes futbolísticas que se están imponiendo hoy día.

Ilzer tiene solo 43 años y una carrera relativamente corta en los banquillos como primer entrenador. Primero fue preparador físico. Luego ejerció de segundo. Y su carrera como mandamás técnico no arrancó hasta el verano de 2017, cuando asumió las riendas del modesto Hartberg. Después, Wolfsberger y Austria de Viena supusieron pasos lógicos dentro de una carrera que ahora le sitúa en la segunda competición continental, codo con codo con Roger Schmidt, Niko Kovac e Imanol Alguacil. El pasado curso, en su primera temporada en Graz, logró que el Sturm terminara tercero la liga empatado con el Rapid de Viena, segundo y campeón de los mortales.

Resulta lógico que la hinchada del equipo esté contenta con los suyos. Se miden a la élite europea los jueves. Y los domingos siguen acumulando puntos para situarse, ahora mismo, segundos en la liga. Los aficionados presumen de un club fundado en 1909 por las clases populares más humildes de la ciudad, en respuesta a la creación previa de un Grazer AK promovido por los estudiantes de los mejores colegios locales. Ricos contra pobres, una historia recurrente en muchos derbis del mundo.

el nombre del estadio

La Real visitará este jueves un estadio denominado Merkur Arena por motivos comerciales. El campo del Sturm Graz fue renovado en 1995, y rebautizado entonces con una denominación muy distinta a la actual: Arnold Schwarzenegger Stadion El conocido actor y político estadounidense tiene orígenes marcadamente austríacos. De hecho, nació en Thal bei Graz, un pequeño municipio en los suburbios de la ciudad a la que viaja la Real. Por ello, el nombre del estadio homenajeó a uno de los hijos de la localidad.

Lo hizo por espacio de una década, hasta 2005, año en el que el ayuntamiento de Graz retiró al recinto tal denominación. ¿El motivo? Scwarzennegger era entonces Gobernador de California, cargo desde el que se negó a indultar a un preso condenado a muerte. Se trataba de Stanley Tookie Williams, acusado de cometer cuatro asesinatos 26 años antes, en 1979, aunque rehabilitado e incluso propuesto para el Premio Nobel de la Paz. "Después de estudiar la evidencia, investigar la historia, escuchar los argumentos y sopesar las profundas consecuencias, no he podido encontrar justificación alguna para otorgar clemencia", declaró Schwarzennegger.

Dado el mencionado origen popular del club, aquello le costó el desprecio de muchos aficionados del Sturm, que poblaron el estadio de pancartas al respecto durante los partidos. Y originó también la retirada del nombre del actor y político del recinto donde jugará la Real.