tro vikingo, Alexander Sorloth, es ya uno de los nuestros. Anoeta recibirá esta tarde al delantero noruego, cuya llegada puede servir para dar continuidad a esa buena Real que vimos en abril, inmediatamente después de la final de Copa. Al fin y al cabo, los últimos recuerdos claros que guardamos de Carlos Fernández sobre un terreno de juego, en competición oficial, apuntan a aquel tramo de la pasada Liga en el que el equipo txuri-urdin se midió a Athletic, Valencia, Sevilla y Celta sin los lesionados Merino y Silva. Por espacio de cuatro jornadas consecutivas, el andaluz compartió titularidad con Isak, según distintas fórmulas: en el derbi, formando doble punta en un 4-4-2; en Mestalla, como centrocampista de tercera altura en un 4-3-3; y en los otros dos partidos, justo detrás del sueco en un 4-2-3-1. Si a todo esto le sumamos la capacidad de Fernández para jugar como falso extremo diestro, metiéndose hacia dentro para actuar a pierna cambiada, concluimos que estamos ante un complemento ideal del 9 de turno, rol que al parecer también puede ejercer el nuevo fichaje. Así lo indicó ayer Imanol.

Ser coherentes con el camino emprendido implicaba moverse en el mercado, porque la Real necesita perfiles alternativos a Silva para la parcela habitual del canario. Y si algo le sobra a este club es buen hacer ante situaciones como la descrita. Con Isak como punta de lanza, Willian José y Bautista más fuera que dentro, el killer Karrikaburu aporreando la puerta y Carlos en el dique seco, hacía falta para ya ese delantero capaz también de mediapuntear. Así que aquí tenemos al bueno de Sorloth, cuyas referencias son las que son. No ha conseguido triunfar en grandes ligas (Inglaterra y Alemania) cuando ha tenido oportunidad. Y ha brillado, sobre todo, en un campeonato de fama anárquica y fútbol poco organizado como el turco. Partiendo de la base de que los vídeos de Youtube los carga el diablo y no son suficientes para calibrar a un futbolista, toca esperar para ver qué pinta tiene este melón, una vez abierto. Aguardaremos con optimismo. Porque el fichaje está bien tirado, ateniéndonos a las características que, dicen, reúne el recién llegado. Y porque el modo en que avanza la obra de Olabe nos obliga a confiar.

El director de fútbol vive ya su cuarto verano dirigiendo el destino deportivo de la entidad. Durante este tiempo, han sido contratados para el primer equipo Sandro Ramírez, Theo Hernández, Mikel Merino, Modibo Sagnan, Álex Remiro, Nacho Monreal, Martin Odegaard, Cristian Portu, Alexander Isak, David Silva, Carlos Fernández, Matthew Ryan, Diego Rico y Alexander Sorloth. En total, catorce incorporaciones foráneas cuyo aterrizaje en el equipo ha coincidido con la promoción al plantel de once canteranos: Luca Sangalli, Martín Merquelanz, Andoni Gorosabel, Robin Le Normand, Aihen Muñoz, Ander Guevara, Ander Barrenetxea, Roberto López, Martín Zubimendi, Robert Navarro y Jon Pacheco. Además, han debutado ya los potrillos Urko González de Zárate, Aritz Arambarri, Naïs Djouahra y Julen Lobete, equilibrando una balanza en cuya estabilidad ha residido siempre el éxito de este club. Una base de la casa y refuerzos que marquen la diferencia.

Hay nombres en esa lista de fichajes cuyo rendimiento no fue o no está siendo el mejor. Hay jóvenes canteranos en esa relación de elegidos que no han terminado de cuajar arriba. Pero, más allá de casos concretos, el repaso sirve para constatar el modo en que ha crecido la calidad del futbolista, foráneo o propio, que se suma a la plantilla. De las contrataciones externas, por ejemplo, podemos quedarnos con su procedencia. Durante este tiempo, la Real ha pescado en Real Madrid, Borussia Dortmund, Arsenal, Manchester City, Leipzig, Sevilla, Newcastle, Everton y Athletic. Los gunners eran también el último equipo de Ryan, propiedad del Brighton. Por Portu (Girona) se pegaba media Liga tras el descenso catalán. Y Rico le costó al Bournemouth quince millones de euros hace tres años. Ya solo nos faltaría Sagnan (Lens), una apuesta de esas que hay que hacer de vez en cuando y que, indudablemente, ha salido mal. ¿Qué hay, mientras, de los promocionados de Zubieta? Su calidad y su comprensión del juego siempre ha estado ahí. El factor diferencial, sin embargo, viene residiendo últimamente en el perfil físico del jugador de la factoría txuri-urdin, más desarrollado y adaptado al fútbol moderno. Un fútbol de despliegues exigentes, de recorridos largos, de balones al pie pero también al espacio. Un fútbol que en el club se trabaja para implantar y que simbolizan relevos como el que se producirá más pronto que tarde: no habrá otro Silva para sustituir al Mago.

Al fin y al cabo, en esto último, en el juego, se encuentra la clave de todo. La idea de un equipo supone un concepto más bien abstracto, si lo contraponemos a los nombres de futbolistas, todos con cara y ojos, citados en este artículo. Hablar de la evolución de la propuesta es hablar casi de la nada, ante una lista concreta de refuerzos completados por un director de fútbol. Y, sin embargo, el gran logro de Olabe ha significado tomar las riendas de la Real y poner al club mirando hacia el norte, más allá de los Pirineos, una vez que el balón echa a rodar. El ritmo y el estilo txuri-urdin, en líneas generales, escapan de los que interesan a la mayoría de equipos del campeonato local. Y se adaptan más a los de una Europa con quien espera una nueva cita. Mónaco, Eindhoven, Graz... No resultará fácil. Como tampoco lo será hoy ganar al muy buen Levante de Paco López, una de esas excepciones que confirman la regla. Pase lo que pase, esta tarde y en la liguilla continental, el club navega viento en popa. En plena vorágine de sorteos, partidos y fichajes, había que detenerse un segundo para subrayarlo.