n verano de 2010 aterrizó en el fútbol español José Mourinho para ponerlo todo patas arriba. Hasta su llegada, las ruedas de prensa previas a los partidos suponían poco más que un mero formalismo. Con el portugués en el banquillo del Real Madrid, mientras, pasaron a convertirse en un auténtico espectáculo. Durante entrevistas más profundas, confesaría que, para él, cada encuentro comenzaba con la comparecencia ante los medios de la víspera, y no con el pitido inicial del árbitro. A lo largo del camino dejó para la historia frases míticas y expresiones asumidas ya como propias dentro del refranero futbolístico popular. “Habláis de Pedro León como si fuese Zidane o Maradona”. “Guardiola ha inaugurado un nuevo género: criticar los aciertos arbitrales”. O incluso aquel plebiscito público que él mismo organizó antes de una cita liguera en el Bernabéu, anunciando que iba a salir a la banda en el calentamiento de los titulares para que la afición le aplaudiera o le pitara. Visto aquello con la distancia que otorga el paso del tiempo, hace hasta gracia. Genio y figura.

Sirva la introducción, aunque en un principio parezca que no viene a cuento, para recordar que esta tarde visita Anoeta el Rayo Vallecano de Andoni Iraola. Sí, Andoni Iraola, el entrenador del Mirandés al que apeó la Real en las semifinales de Copa. De la eliminatoria entre txuri-urdin y burgaleses quedan la fiesta blanquiazul de Anduva, el aroma a noche grande de la ida en Anoeta o el quiebro a las estadísticas que supuso regresar a una final 32 años después de la anterior. Pero si hablamos en clave Mourinho, a mí me viene a la memoria la rueda de prensa de Imanol el día antes de jugar a domicilio el partido de vuelta. ¿Se pasó de frenada? La respuesta a la pregunta supone un juicio muy subjetivo. Yo solo diré que escuché aquellas declaraciones en directo y que, en el momento, me sorprendieron por poco habituales. Ignoro qué opinaría al respecto el entrenador rival. El mismo que se sentará esta tarde en el banquillo visitante.

Introduzcámonos en la máquina del tiempo para retroceder 18 meses, hasta febrero de 2020. Semifinales. Ida. La Real recibía al Mirandés en un estadio a rebosar, como gran favorita de la eliminatoria. Quien más quien menos pensaba que los txuri-urdin iban a dejar aquello visto para sentencia. Pero el equipo de Imanol se vio sorprendido por un adversario muy valiente en la presión, que le maniató durante amplísimas fases del partido. Ganaron los nuestros 2-1. Pero el modo en que lo hicieron generó en el entorno cierto acongojo de cara a la vuelta en Anduva. Tres semanas después de aquel partido, y a solo 24 horas del encuentro decisivo, el oriotarra volvió a sentarse ante los micrófonos teniendo muy claro lo que iba a decir. Y lo dijo. Vaya si lo dijo. De forma muy contundente además. En cuanto le recordaron lo de la ida, empezó a sembrar el terreno para la vuelta. Como Mou.

Imanol. ¿Esperas en Miranda una copia del encuentro de Donostia? “No lo sé. Pero sigo pensando que en Anoeta tuvimos espacios, tiempo y oportunidades para encontrar al hombre libre y las zonas donde podíamos hacer daño. Sin embargo, no supimos conseguirlo. ¿Por qué? Porque no estuvimos acertados. El futbolista siempre sabe dónde están esos espacios. Pero hay veces en que se atreve a buscarlos y otras veces no. Analizo en frío el partido de ida y veo que tuvimos infinidad de ocasiones para generar más de lo que generamos. Este equipo, ante presiones más fuertes que la del Mirandés y que nos han dificultado muchísimo más la salida, ha sido capaz de lograr más situaciones claras de gol”. El míster agregó a sus palabras un vaticinio: la Real necesitaría marcar dos goles en Anduva para ganar y pasar a la final. Y también estimó que el césped burgalés iba a estar “en perfectas condiciones”, cuando dos días antes, en un Mirandés-Girona, el balón no rodaba precisamente bien sobre aquel mismo verde. El oriotarra apuntó, en definitiva, a una Real abierta, valiente en el inicio de sus ataques, dentro de un encuentro que muy posiblemente supusiera un frenético ida y vuelta.

Supongo que Iraola escucharía las declaraciones de Alguacil y tomaría nota. Pero de poco le sirvió. Los primeros minutos de Anduva nos mostraron a un Mirandés de idéntica actitud a la de Anoeta. Pero no tardamos en comprobar que algo había cambiado en nuestra Real. Willian José fue titular, no Isak. Y Remiro se cansó de buscar en largo las cabezas del brasileño y de Merino, en lugar de al famoso hombre libre. Cero riesgos. Inicios en largo. Y una clara apuesta, por parte txuri-urdin, a la hora de promover un partido en el que sucedieran pocas cosas. Dio resultado. El entrenador blanquiazul celebró el pase a la final. Y al local no sé cómo le sentarían, a toro pasado, aquellas palabras de la víspera con las que su colega había apuntado a un encuentro muy distinto del finalmente planteado. La oportunidad de tomarse la revancha le llega hoy, gracias a su sobresaliente trabajo el curso pasado en el Rayo. Tiene toda la pinta de que, más pronto que tarde, el bueno de Andoni visitará Anoeta con motivo de vibrantes derbis vascos. Pero de momento lo hace a los mandos de un equipo al que por estos lares guardamos gran cariño y para dirimir otro derbi curioso, un Usurbil-Orio de las pizarras. Ocho kilómetros clavados separan ambas localidades. Solo ocho. Eso sí, si los pillas volviendo a casa después de una salida larga en bici, pueden hacerse eternos. Como aquel 4 de marzo en Anduva.