- El Camp Nou continuará, una temporada más, siendo un campo maldito para la Real Sociedad que ayer volvió a cosechar una nueva derrota, la 29ª en las últimas 30 visitas. Es para analizar minuciosamente lo que le pasa a este equipo cuando afronta un partido en el santuario blaugrana. Ayer, como en muchas de sus visitas, ni siquiera compitió frente a un Barça que en muchos momentos le pasó por encima. Y eso que no estaba Leo Messi. No le hizo falta al Barça de Koeman la presencia del astro argentino para desarbolar por completo a la escuadra dirigida por un enfadadísimo Imanol Alguacil, que no daba crédito a lo que estaban viendo sus ojos en los primeros 45 minutos. El arreón en el tramo final a punto estuvo de dar una alegría, pero no bastó. El mal ya estaba realizado.

Desde antes incluso de que se cumpliera el minuto uno, ya se veía que ayer tampoco iba a ser el día en el que la Real pusiera el punto final a la nefasta racha que le persigue cuando se viste de corto en el Camp Nou. Un disparo de Braithwaite tuvo que ser despejado por Remiro. Era el primer aviso y el partido no había hecho más que comenzar. Luego llegaron muchas más, sobre todo en una primera parte para olvidar, y que terminó, precisamente, con el tanto del internacional danés, con baile incluido. La humillación estaba siendo más real que nunca.

Esa fecha del 18 de mayo de 1991, en la que la Real se impuso por 1-3, seguirá siendo, por lo menos un año más, la última vez que un equipo de la Real pudo saborear las mieles del triunfo en el Camp Nou. Aldridge y Atkinson continuarán siendo -lo son de por sí- los héroes de una victoria que seguirá siendo histórica. Ayer tampoco llegó el tan ansiado fin a una maldición que seguirá persiguiendo al equipo blanquiazul, y más con partidos como el de ayer, injustificable a todas luces, sobre todo por la imagen ofrecida en esos primeros 45 minutos en los que el Barça fue muy superior. La sensación era de sobra conocida. La Real ha protagonizado muchos partidos muy similares al de ayer tarde, que siempre, o casi siempre, terminaron en goleada local, algo que la mayoría de los aficionados realistas tenían en mente con el devenir de los minutos. Cabezazo al larguero de Griezmann, gol de Piqué, varios disparos de Memphis, gol de Braithwaite... La catástrofe se avecinaba.

Pero al menos este equipo tiene orgullo. Ayer la demostración quizá llegó más tarde de lo deseado, pero sirvió para llevar la intranquilidad a la grada del Camp Nou. Primero Julen Lobete y, más tarde, Mikel Oyarzabal ponían el 3-2 en el electrónico. La Real, con todo lo mal que lo había hecho, estaba a tan solo un gol, pero fue el sueño de una noche de verano. Martin Braithwaite, de nuevo, ponía el definitivo 4-2 y daba por terminado el conato de remontada. Un año más y la misma historia de siempre o, lo que es lo mismo, el cuento de nunca acabar.

La imagen de la Real fue tan pobre que a la hora de destacar a alguno de los jugadores del primer equipo habría que poner en un puesto bien alto de la lista a Aihen Muñoz, un futbolista que, no hay que olvidarlo, fue declarado transferible al inicio de la pretemporada por el director de fútbol, Roberto Olabe. Sin embargo, el futbolista de Hernani fue titular en el primer partido de la temporada, nada más y nada menos que en el Camp Nou. Rico y Monreal, lesionados, se quedaron en casa y a Imanol, con Kevin Rodrigues ya en Vallecas, no le quedó otra que echar mano de este futbolista del que ya se deshizo en elogios en la rueda de prensa previa al encuentro. Seguro que ayer también lo hubiera hecho si le llegan a preguntar por la labor del lateral izquierdo.

Aihen mostró una actitud intachable, sufriendo en defensa, eso sí, ante las continuas acometidas azulgranas, pero estuvo muy valiente en ataque. De hecho, una internada suya por su banda terminó con el balón en saque de esquina, el primero de la Real en el partido. Era el minuto 40. Todo queda dicho. El de Hernani fue uno de los pocos que se salvó de la quema en un partido para olvidar. Era el primero, era en el Camp Nou, pero el equipo blanquiazul no estuvo a la altura de las circunstancias. Esto no ha hecho más que empezar.

La maldición de la Real en el Camp Nou suma un nuevo capítulo tras un partido para olvidar por parte del equipo blanquiazul

Aihen Muñoz, transferible a principio de verano, fue uno de los más destacados en esos primeros 45 minutos. Algo para analizar