- Mikel Lasa (Legorreta, 1971) recuerda con emoción los Juegos Olímpicos de Barcelona. Allí, en compañía de una generación irrepetible, se colgó la medalla de oro tras una final épica con el gol a última hora de Kiko Narváez. Lasa echa la vista atrás y una multitud de recuerdos imborrables se le amontonan en la cabeza. Ahora, casi 30 años después, confía en que los Oyarzabal, Merino y Zubimendi repitan aquella gesta.

Echa la vista atrás y, ¿qué recuerdos se le vienen a la cabeza?

-Todos magníficos, inmejorables. Para empezar, lo normal es que un futbolista, si tiene la suerte de hacerlo, juegue una sola Olimpiada. Ya es un privilegio estar ahí. Segundo factor, jugar en casa. No te tienes que desplazar, conoces todo, y tienes unos compañeros que conoces perfectamente. Y tercero, y lo más importante, el ambiente del equipo. El grupo que teníamos era magnífico y eso para un equipo significa mucho y aporta mucho.

¿Cómo se gestionó todo? ¿Iban pensando en conseguir el oro?

-(Risas) Éramos conscientes de que teníamos muy buen equipo. Sí es cierto que en la fase de preparación tampoco hicimos grandes partidos. Pero vino una persona, nos echó una bronca interesante y el equipo reaccionó. No sé si fue un punto de inflexión, pero nos puso más alerta. Llegó el primer partido contra Colombia. Fue un partido espectacular, ganamos 4-0. Empezamos bien y todo continuó de la mejor manera posible.

Todo el mundo se acuerda del gol de Kiko...

-El gol de Kiko es para analizar. Un córner que lo saca Chapi Ferrer, que posiblemente no haya sacado un córner en su vida, ni en alevines. Lo sacó raso al primer palo. Kiko falla en el primer intento. El balón le llega a Luis Enrique, creo, dispara, rebota en un defensa, vuelve el balón a Kiko y marca. La apoteosis. En toda la fase de clasificación no recibimos ningún gol y contra Polonia nos pusimos con el marcador en contra y conseguimos darle la vuelta. Ellos tenían muy buen equipo. Nos complicaron mucho. El Camp Nou estaba lleno a reventar y nos dieron ese plus que necesitábamos para poder darle la vuelta. El gol de Kiko ahí está, es historia.

¿Qué significa para un futbolista jugar unos Juegos Olímpicos?

-Para un deportista es la competición por excelencia, el summum. Poder participar, sobre todo en el caso de los futbolistas, por la edad y por las normas, posiblemente solo puedas jugar una vez en tu vida, es una oportunidad que no puedes desaprovechar. Luego, las circunstancias te llevarán a ganar, a perder, a estar mejor, peor, pero sí que, como deportista, es lo máximo.

El equipo de España ya está en cuartos. ¿Hasta dónde puede llegar?

-Me parece que hay un equipazo. Es un candidato claro a conseguir la medalla de oro, pero bueno, el fútbol es fútbol, y puede pasar cualquier cosa. No tengo ninguna duda de que van a llegar muy lejos. Ojalá, espero y deseo que ganen la medalla de oro. Tienen grandes individualidades, se conocen desde hace tiempo, llevan con el mismo entrenador tiempo. Lo tienen todo muy asimilado y enfocado. A bote pronto es una de las candidatas.

Y con tres realistas en sus filas...

-Sí. Eso demuestra el trabajo que se está haciendo en Zubieta. Hay grandísimos jugadores y si están ahí es por algo. Se lo han ganado, se lo merecen y en Zubieta se está haciendo un gran trabajo.

La Real está de moda...

-En este año y pico raro que estamos teniendo la Real ha sido un equipo al cual la mayoría de los entrenadores han ensalzado por su juego. No creo que sean palabras gratuitas que regale un entrenador. Te lo puede regalar uno, pero si la mayoría dice que la Real es el que mejor juega, el que mejor fútbol está haciendo, será por algo... Si a eso le añades los resultados, está claro que la Real es un equipo de moda.

A alguien que se formó en Zubieta como usted, ¿qué se le pasó por la cabeza cuando vio a la Real ganar un título después de tanto tiempo?

-Me hizo recordar muchas cosas. Faltó la celebración, pero desgraciadamente no se pudo. Yo me acuerdo de cuando la Real ganó la primera Liga. En el recorrido que hicieron por la provincia, llegaron a Legorreta. Estaba medio escondido mirándoles. Eran mis ídolos. La gesta que había logrado un equipo de cantera, como la Real, independientemente de que tuviera un equipazo, posiblemente el mejor equipo de la Real en toda su historia, fue para recordar. La pena que me queda es que la gente no haya podido disfrutar de eso. La siguiente no sabemos cuándo llegará. Ojalá sea la próxima temporada, pero nunca sabes.

¿Tiene este equipo margen de mejora?

-Todo tiene margen de mejora. Depende del tiempo que tengas y también de la economía. Cuantos mejores jugadores fiches, en teoría más opciones tendrás de hacer grandes cosas. Tenemos nuestra idiosincrasia, muestra ideología. Si repitiera lo que consiguió el año pasado, estaría más que encantado. Hay que ser realistas. Sinceramente, el año pasado disfruté viendo jugar a la Real. Se consiguió un título. Mamita que me quede como estoy.

Se está hablando de Kubo, ¿le gusta?

-Tiene cosas muy buenas, pero quizá no tenga esa regularidad que necesitamos. Es un jugador tipo Silva, con lo cual a mí, personalmente, dame al viejo. Es un buen jugador. Si lo ha fichado el Real Madrid será por algo, pero yo tengo dudas. La secretaría técnica tendrá sus informes, su valoración y ellos sabrán.

¿Qué es lo que nunca olvidará de aquellos Juegos de Barcelona?

-La experiencia maravillosa que tuvimos, la final toda en sí, pero sobre todo, el día de la inauguración, cuando nos desplazamos de Valencia a Barcelona, desfilar con todos los deportistas y los mejores atletas del mundo, era una sensación de: ¿Qué pinto yo aquí? Jamás en la vida se me había pasado por la cabeza que pudiera estar en una Olimpiada. Ahora lo ves en la tele, quizá antes tampoco le dabas mayor importancia, pero ahora lo ves en la tele y ves desfilar a los atletas, y quizá valoras más lo que pudimos vivir.

Y a punto estuvieron de no participar...

-El míster tenía unos planes y nosotros, otros. Yo soy entrenador ahora y le puedo entender. El día anterior habíamos jugado ante Colombia y habíamos ganado 4-0, una victoria abultada, convincente, y de mucho prestigio. Él no quería que fuéramos a la inauguración. Hubo un tira y afloja. Nosotros le dijimos que queríamos ir, que queríamos estar allí, que era la única ocasión en la vida que íbamos a estar en una de estas y que queríamos ir. Al final lo conseguimos y fuimos, pero tuvimos que ponernos bastante serios. Afortunadamente, como todo salió bien, queda en una anécdota, pero si hubiéramos ido y hubiéramos perdido el siguiente partido, se habría liado. Era una vez en la vida, Barcelona, a dos, tres horas de Valencia. Era una ocasión que no podíamos desperdiciar.

En aquella época no había móviles como los de ahora. ¿Se pudo hacer fotos con Jordan, con Magic...?

-Fotos tiene que haber, pero... Sí había móviles, pero si salías de la ciudad ya no tenías ni cobertura. No había posibilidad de hacerse fotos, ni selfis... Ni me lo hubiera imaginado unos meses antes. Estábamos desfilando con gente de la NBA, que por aquel entonces era algo inalcanzable para los europeos. Era una Liga de otra galaxia. Y estábamos a su lado. Es gente a la que tienes en un pedestal, se organiza una Olimpiada y los tienes a tres metros. Independientemente de que me hubiera gustado sacarme algunas fotos con todos ellos, el simple hecho de verles allí en persona nos hizo mucha ilusión.

¿Cuántas anécdotas guarda de todo aquello?

-Tengo muchas, pero quiero destacar alguna que vivimos junto al psicólogo García Barrero, desgraciadamente fallecido. Ahora esa persona, la del psicólogo, está normalizada. Pero en aquella época, independientemente de que en el Madrid, con Benito Floro, ya trabajábamos con psicólogo, era algo poco habitual. En la selección teníamos otro y nos hacía hacer cosas que no eran las habituales. Era un aprendizaje nuevo. Nos llevó al monte, allí en Valencia, donde no había nadie ni nada. Nos pegamos una buena caminata y llegamos a un punto y nos dijo: Ahora gritad lo más fuerte que podáis. Y si ves a 23 tíos gritando... Nos mirábamos uno a otro, no era habitual. No sé quién empezó y 23 energúmenos gritando como locos. Una anécdota muy bonita, porque nunca me había pasado, ni me ha vuelto a pasar.

"Ojalá lo consigan. Espero y deseo que Oyarzabal, Merino y Zubimendi ganen la medalla de oro. Están haciendo un gran trabajo"

"Si la mayoría de los entrenadores dicen que la Real Sociedad es el equipo que mejor fútbol está haciendo, será por algo "