- En instantes de incertidumbre, cuando afloran los nervios y el desgaste acumulado pasa factura, llega el momento de agarrarse a cualquier clavo ardiendo. Si algo le sobra a esta plantilla txuri-urdin es calidad y diferentes recursos, pero en ocasiones puntuales, cuando a muchos les pesan las piernas, es bueno contar con auténticos especialistas. Por encima de todos, David Silva, que regresará el viernes ante el Elche. Pero aún hay más. Es el momento Januzaj. Y sus compañeros lo saben. No hay más que recordar lo que contó Remiro en un reciente directo en su cuenta de Instagram: “Es muy bueno en todo. En los primeros partidos, en los que yo estaba un poco nervioso, me decía: Tú tranquilo amigo, dame balón a mí, a mí no me quema”.

En el fútbol hay que tener memoria para recordar a los héroes que rescatan al equipo en sus horas más bajas. Justo lo que le pasó a la Real en el Wanda en la última jornada, cuando parecía abocada a quedarse fuera de los puestos europeos tras el gol de Correa. Imposible no recordar la anécdota que contó Imanol tras alcanzar el ansiado pasaporte para la Europa League gracias a la falta ejecutada por el mago bruselino: “En la penúltima jornada, Januzaj no había entrenado porque estaba muy lesionado, pero él quería jugar ante el Sevilla. Y todo el mundo me conoce. Yo le dije: Si no entrenas, no juegas. Entonces me contestó: A Madrid no viajo, y yo me reía y le comentaba a Labaka en broma: Este dice que no va a ir a Madrid, pero va a viajar a Madrid y encima nos va a meter en Europa. Y así fue. Janu viajó, jugó lesionado y nos dio la clasificación”.

Imanol ya ha hecho un clinic en psicología y motivación con el belga. Es de largo el jugador al que lanza más mensajes directos: “No es una estrella”, ha llegado a comentar en la sala de prensa, o el más reciente “no volvería a hacer el cambio de Januzaj, por cómo afrontó los últimos minutos. Le necesitamos, pero al 100%”, cuando analizó ya en frío el doloroso empate del Betis en los últimos minutos después de haber ido ganando cómodamente por 2-0.

La famosa estrategia del palo y la zanahoria, como reconoció el mismo Januzaj con su habitual ironía: “Soy al que más broncas echa Imanol”. El técnico también le elogia: “Es un jugador diferencial, pero no siempre, no en todos los partidos. Lo que no podemos pretender es que siempre nos resuelva la papeleta por muy Januzaj que sea. No hay duda de que es un jugador importantísimo para este final de temporada, pero como lo van a ser todos los demás. Luego tendrá días buenos y malos. Está entrenando como el resto de sus compañeros y asumiendo el rol que le está tocando ahora. Está con ganas de afrontar estos últimos siete partidos para quedar lo más arriba posible”, declaró antes de la visita del Celta.

Las cosas como son, al margen de su vehemente sector de admiradores y de sus detractores, el curso pasado fue uno de los mejores desde enero, clasificación para la final de Copa incluida. Cuando se lesionó estaba actuando de mediapunta sustituyendo al tocado Odegaard frente al Espanyol. El que siempre ha defendido que en realidad es su puesto. Pero a Imanol nunca ha terminado de convencerle en esa posición y le ha preferido en el extremo derecho, donde esta campaña ha salido claramente derrotado en comparación con Portu, su competencia directa.

Una vez más, son las lesiones musculares las que condicionan y lastran su rendimiento. Hasta el punto de que, pese a ser una campaña interminable con un maratón de encuentros, tenga opciones de convertirse en la que menos minutos vaya a disputar en las cuatro que lleva defendiendo la txuri-urdin. Hasta la fecha ha jugado un total de 1.311 minutos. El curso anterior acabó en 1.443; y en la 2018-19 se quedó en 1.475. En el primero, en cambio, alcanzó los 2.004 minutos entre todas las competiciones. Sin duda, demasiado lejos de, por ejemplo, los 2.248 que arrastra Mikel Oyarzabal.

Como informamos ayer, el problema es que Januzaj lleva semanas con unas molestias que le impiden trabajar con normalidad al mismo ritmo que sus compañeros y que, sobre todo, le limitan mucho a la hora de recuperar tras los partidos. Tampoco debió ayudarle demasiado su convocatoria con la selección belga, que no hizo ninguna gracia en el cuerpo técnico al considerar que no se había ejercitado con el mismo nivel de exigencia que en Zubieta, algo que sucede muy a menudo con los internacionales. Desde su vuelta, Imanol dosifica mucho al bruselino.

Es por este motivo por el que su renovación se encuentra a la espera de decisiones definitivas. Aperribay dejó claro antes de la final que les gustaría seguir contando con él: “Adnan es un extraordinario jugador y yo creo que le gustaría seguir aquí”.

Si vuelve a erigirse en el esperado héroe de este nuevo final, el club no tardará en mover ficha para prorrogar su contrato, que expira en 2022. Pero la sensación es que se necesita que dé algo más. Es su momento.

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asistencias lleva en cuatro campañas en Anoeta. Esta solo ha dado 2; el año pasado y en la 2018-19, 4; y en la primera, 6.