Difícil de entender. La Real completó uno de sus mejores partidos de la temporada y acabó sufriendo y pasándolo peor que nunca por su falta de acierto. Incluso se tragó un gran susto en el remate de Bardhi que se estrelló en el larguero. Pero que la incertidumbre nos deje ver el bosque. Los de Imanol firmaron una de las mayores exhibiciones de la temporada ante un buen equipo, que el año pasado fue el que mejor jugó en Donostia, al que mereció destrozar con una goleada de época. Pero la realidad es que no paró de fallar ocasiones, algunas grotescas, lo que acabó provocando que hasta el más optimista se llegara a temer lo peor. Un gol de Merino acabó siendo suficiente para llevarse tres puntos vitales para hacer hueco en la tabla con sus perseguidores, pero en un mes en el que todo vale no hubiese estado de más que los blanquiazules sellaran una paliza que merecieron por sus méritos deportivos y por la facilidad con la que generaron ocasiones ante un Levante superado y entregado. Acobardado por su inferioridad que provocó que celebraran que llegara al final de la contienda con opciones de pescar un punto que hubiese supuesto la mayor de las injusticias de este campeonato.

Imanol se decantó por introducir algún retoque en su alineación. En la defensa entró Aihen, por el lesionado Monreal (motivo por el que se mantuvo en secreto la lista), mientras que en el centro del campo mantuvo con justicia a Zubimendi y en la banda esta vez apostó por Januzaj en lugar de Portu. El primer tiempo fue un baño en toda regla. De los más claros de lo que llevamos de temporada. Una Real insultantemente superior. Cómoda, ambiciosa y haciendo sangre ante un adversario tocado por la eliminación copera que protagonizó varios errores impropios de la categoría. Lo cierto es que pocas veces ha generado tanto peligro el equipo de Imanol antes del descanso hasta el punto de que tenía que haber liquidado el duelo por la vía rápida.

Al minuto de arrancar, Januzaj casi anotó de córner directo. En el siguiente centro del belga, Isak cabeceó alto en posición franca para marcar. A los siete, Merino, dueño y señor del partido, remató al palo un rechace a disparo de Silva; y a los diez, llegó el tanto, en una acción en la que Merino probó a Cárdenas, y el rechace le llegó a Oyarzabal, cuyo centro lo remachó el navarro con su habitual habilidad para aparecer por sorpresa en el área. A partir de ahí, hecho lo más difícil, llegó el carrusel de ocasiones perdonadas por los realistas. Empezando por el tercer penalti fallado por Oyarzabal este curso, el primero en la Liga, que provocó él mismo tras otra recuperación de Merino. El eibartarra no entiende que le tienen estudiado y que a veces debe cambiar su forma de lanzar, sin mirar al portero, que le va a aguantar. Algo que aprendió Xabi Prieto cuando ya le tenían cazado. Su lanzamiento fue el peor de sus errores de largo. El fallo no frenó el ataque txuri-urdin, que pudo doblar su ventaja con Le Normand, Silva, Oyarzabal, y Le Normand otra vez. Isak solo y Silva... Demasiadas oportunidades erradas y perdonadas ante un rival que tarde o temprano, y a pesar de su depresión, iba a reaccionar.

En la reanudación, el duelo continuó por los mismos derroteros. La Real era muy superior, aunque fuese incapaz de marcar la diferencia real que separaba a ambos equipos, lo que le fue condenando a una situación de riesgo ya conocida, sobre todo por los más agoreros y pesimistas, que no paraban de aventurar una desgracia mayor.

A los tres minutos, Merino anotó el segundo, pero el colegiado lo anuló por un fuera de juego posicional de Isak, quien, aunque no tapaba al meta, sí que no le permitía lanzarse para intentar detener su imparable disparo. A partir de ahí, volvió a sonar el toque de corneta para los blanquiazules, que se quedaron sin marcar a pesar de estar muy cerca de lograrlo Silva, en varias ocasiones; Januzaj, tras una jugada coral magistral; Isak, en otro par de opciones; Zubimendi, con un cabezazo al larguero y otro desviado en posición inmejorable; y Portu, solo, que intentó una vaselina que se le marchó desviada. Un recurso más propio para cerrar una goleada que para un duelo aún abierto.

Lo malo es que la Real falló tanto (fue tan escandaloso) que todos nos temimos lo peor en alguna oportunidad del Levante con los cambios que introdujo su entrenador. Y llegaron, por supuesto. Son encañonó alto en el área y Bardhi puso un centrochut que se estrelló en el larguero.

Es cierto que no fue el mayor sufrimiento esperado, pero se tenía que haber evitado. La Real sigue muy fuerte, supera con facilidad a sus rivales, aunque ayer tuviera a un Levante mermado por el disgusto y el esfuerzo de la Copa, pero llegará un día en el que pagará las ocasiones perdidas. Porque la factura del que perdona demasiado pasa cuando menos se le espera.

La verdad es que, con los tres puntos, da un paso de gigante para asegurar la plaza europea para el próximo curso, uno de los objetivos vitales marcados para esta campaña y, aunque muchos no lo sepan, tiene mucha más importancia que otros más estridentes y con más repercusión. Por si fuera poco, varios de sus mejores futbolistas cada vez se encuentran más enchufados para afrontar el momento clave de la temporada, como Silva y Merino. El canario es un futbolista completamente distinto y diferencial, mientras que el navarro es la llave maestra para que funcione todo el engranaje txuri-urdin. La única cuenta pendiente y preocupante a día de hoy es la crisis de los penaltis de Oyarzabal, que deberá hacer cuenta nueva y borrar todo lo sucedido anteriormente. Siempre ha tenido soluciones para todo y ha respondido con excelencia a los obstáculos que se le han ido presentando, por lo que la inquietud es mínima. A su lado son varios los realistas que están creciendo de manera extraordinaria y que están convirtiendo a la Real en uno de los conjuntos más solventes de la Liga. Como sus centrales, sus laterales, sus mediocentros y, aunque ayer no anotase, Isak, que es un futbolista cada vez más diferencial y que, pese a que no marque, siempre deja la sensación de atesorar un nivel superior.

La Real es quinta, con seis puntos por encima del Betis, con un partido menos, y ocho sobre el Villarreal, y, que nadie se le olvide, a tres puntos del Sevilla, con otro encuentro menos, que marca el límite de la Champions League. Demasiadas cosas buenas que no deben quedar empañadas por un corto resultado ante el Levante que debió y pudo haber sido una de las goleadas de la temporada, porque pocos equipos han sido tan superiores a su rival como ayer la Real.

A los diez minutos, Merino ya hizo justicia a la superioridad txuri-urdin, pero a partir de ahí comenzó el carrusel de ocasiones falladas

El Levante fue infinitamente inferior, pero estuvo a punto de empatar en un saque de esquina de Bardhi que se estrelló en el larguero