- El pasado domingo, Imanol se encontró con una desagradable sorpresa después de que su equipo ganara con indiscutible solvencia al Cádiz, que la mayoría de periodistas le preguntaban por las decisiones arbitrales. Es más, visiblemente incómodo, llegó a declarar, en una manifestación que alguno pudo interpretar como una posible falta de respeto al cuadro andaluz, que, cuando pueden, "tienen que meter siete goles". Menos mal que por tierras gaditanas, esta vez sí, y no después de ser notablemente perjudicados sin coartada del VAR contra el Atlético, estaban más pendientes de generar una sonora protesta para tratar de evitar, en su opinión, más agravios.

La Real firmó una de sus actuaciones más competitivas, serias y maduras del año en el Coliseum, pero, tras llevarse con justicia los tres puntos, lo que volvió a centrar la atención fue la polémica, en este caso por la expulsión de Bordalás y su segundo. Sin que muchos se hayan dado cuenta o prefieran ningunearle, el equipo realista ha vuelto a alzar su vuelo y ha borrado su crisis de resultados. Por si fuera poco, llega al momento clave de la temporada en plena forma y, lo que sin duda invita al optimismo, es que ha recuperado a varias de sus mejores piezas, con las que se siente capaz de enfrentarse a cualquiera.

Uno de los éxitos que ha logrado esta temporada la Real de Imanol es desactivar el influjo de la maldición de Bordalás. Por primera vez desde que coinciden en Primera División, los donostiarras han sacado adelante los dos encuentros de la misma temporada contra el cuadro azulón. Se impusieron 3-0 en la ida en Anoeta y en la vuelta el tanto de Isak selló el domingo el definitivo 0-1. Bordalás siempre ha sido un quebradero de cabeza para la Real. Su Elche fue el único equipo capaz de vencer en Anoeta el año del descenso, en un partido al término del cual Diego Rivas llegó a denunciar que le había propinado un golpe. En la vuelta, con los realistas aún de resaca por los festejos del ascenso, cayeron 4-1 en la última jornada de la Liga con Jorge Molina, ahora en el Granada, como tetragoleador. Desde que se hizo con las riendas del Getafe, los blanquiazules habían caído en cinco ocasiones, cuatro de ellas viendo cómo le remontaban su mínima ventaja inicial, y solo se habían impuesto en una, en la campaña 2018-19, cuando dejaron a los azulones casi sin opciones de clasificarse para la Champions. Bordalás puso el grito en el cielo por la actuación arbitral, algo que ya no sorprende a nadie.

Lo que no admite discusión es que la Real ha dado un paso adelante en intensidad y agresividad. La estadística lo confirma, ya que, a día de hoy, los de Imanol son el tercer equipo al que más faltas le pitan. Y, en un dato sin duda curioso, Mikel Merino es el futbolista más castigado, en este sentido, de todo el campeonato, al acumular 67 infracciones. Lejos queda ese equipo plano y previsible que casi completaba partidos enteros sin cometer una sola falta. Con uno de sus onces más ofensivos de la toda la temporada, la Real logró ser fiable en Getafe y se llevó los tres puntos tras completar un plan perfecto.

La Real ha incrementado su intensidad y agresividad como lo demuestra que es el tercer equipo que más faltas comete de la Liga