La Real volvió a perder en el Camp Nou. Lo hizo en un encuentro en el que no lo mereció. Siempre fue superior y más valiente que los locales, y encima logró ponerse por delante, pero dos errores defensivos le condenaron de nuevo. Una pena, porque ya era hora de sumar de una vez por todas en un escenario que siempre exige lo mejor, pero donde nunca consigue lo mínimo. Lo más grave de todo es que los guipuzcoanos se pusieron por delante, pero vieron cómo en muy pocos minutos le dieron la vuelta al marcador por los errores defensivos.

Imanol apostó por el once esperado. No era fácil su reto. Incluso mucha gente pensaba que el siguiente visitante del Camp Nou era más complicado que los realistas. El Valencia, único rival que ha conseguido derrotar a los donostiarras, por mucho que algunos les pese, en lo que llevamos de temporada. Aunque faltasen Oyarzabal y David Silva. Es decir, como si el Barcelona saliera a jugar sin Messi ni Griezmann. El oriotarra apostó por Gorosabel y Monreal en las bandas de la zaga, con Zubeldia y Le Normand en el eje. Como funcionó en Nápoles, Zubimendi, Guevara y Mikel Merino actuaron en la medular, con Portu, Willian José y Januzaj en punta. Con ausencias significativas, pero con convicciones notables ganadas a pulso. Enfrente estaba el Barcelona de Messi. Con un doble pivote para intentar sobrevivir a su dominio. Y los demás. Poco más que añadir. Es decir, todos esperando la fórmula Nápoles txuri-urdin para desafiar la terrible maldición.

Era el típico partido en el que quien se adelantara tenía mucho ganado. Y por primera vez en mucho tiempo, después de sendas opciones de Portu y de Messi, Wilian José puso por delante a los suyos en un rebote de un saque de esquina que Portu le sirvió en bandeja. Lo malo es que la Real no consiguió aguantar su ventaja, y Jordi Alba encontró la escuadra para lograr el empate.

El conjunto guipuzcoano intentó reaccionar con remates de Gorosabel y de Januzaj sin mucha suerte. La Real nunca fue ella misma. Hasta el punto de que Griezmann le robó un balón a Guevara y se le escapó un gol cantado que rebotó en el larguero. Y Braithwaite perdonó en una posición inmejorable antes de que De Jong firmara el 2-1 con la colaboración del VAR, que machacó a una Real desconocida. Bueno, la que siempre se presenta en la Ciudad Condal. Ni aunque se ponga por delante.

Pese a todo, en la primera ocasión que tuvieron, la Real se adelantó en un saque de esquina en el que Portu encontró a Willian para anotar a puerta vacía. A los pocos minutos el conjunto local igualó el marcador en una acción en la que Monreal falló en dos ocasiones. Lo peor de todo es que, tras varias opciones de Gorosabel, Januzaj y Griezmann, llegó el segundo tanto local en la recta final de la primera parte, que hizo más daño del que se esperaba.

En la reanudación la Real salió fuerte a por el empate, pero no encontró portería. Merino y Januzaj estuvieron cerca del empate, pero el Barcelona siempre estaba pendiente de la contra para sentenciar. Las mejores ocasiones las tuvieron Isak y Monreal, pero, como suele ser habitual en esta época, no atinaron en sus remates. Lástima, ya que además Remiro le dio una última vida a los suyos.

Se acabó. La Real perdió una oportunidad única para afianzarse en la cresta de la ola. A pesar de todo, sigue en la cabeza de la clasificación (el Atlético de Madrid se coloca primero, pese a tener los mismo puntos, porque le mejora en un gol el coeficiente general de goles). Se lo merece. Por su propuesta. El día que empiece a marcar...

La escuadra txuri-urdin no mereció perder en el Camp Nou porque fue superior y más valiente que el conjunto azulgrana

La Real perdió una oportunidad única para afianzarse en la cresta de la ola, pero el día que empiece a marcar...