abreados y encendidos como estamos todos o casi todos, recordaré aquí una cosa que debemos saber y tener en cuenta. El fútbol nos gusta por esto. Sí, por esto. La Real tiene muy difícil clasificarse para los dieciseisavos de final de la Europa League, algo que resulta alucinante después de hacer los cinco partidos que ha hecho. Si habláramos de balonmano o de baloncesto, la ausencia de matices habría podido con lo demás y nuestro equipo ya pensaría en el sorteo del día 14. En este deporte, sin embargo, el resultado no depende solo de tu nivel general, sino también del acierto en la definición, de no cometer errores puntuales y de unos factores imponderables cuya comprensión se le escapa hasta al más avezado de los analistas. De cara a Nápoles, solo una recomendación: nunca den a estos tipos por muertos. Son los mismos que ni se despeinaron en Miranda después de pasar las de Caín en la ida. Y son los mismos que compitieron de tú a tú contra Villarreal, Sevilla y Atlético para certificar el billete europeo cuando no podían ya ni con su alma.

Si la Real merece que creamos en ella es también por partidos como el de ayer. Aunque suene raro. El AZ ganó en San Paolo. El propio Nápoles lo hizo en Anoeta. Los nuestros pudieron perder tranquilamente en Alkmaar. Y anoche tuvieron ocasiones para golear. El compendio de resultados raros ha deparado una situación complicada que no debe condicionar, en cualquier caso, las valoraciones del papel txuri-urdin en Europa. Tampoco las del partido ante el Rijeka. El cuadro de Imanol se las arregló muy bien de inicio para entrar en la tupida defensa croata. Recurrió frecuentemente a la salida de tres. Liberó así a un brillante Zubeldia para el pase que bate líneas, el que gira al rival. Y encontró superioridades por dentro que generaron un buen número de acercamientos. Debería haber bastado para encarrilar la victoria más pronto que tarde, pero el gol no llegó y el 0-1, una sucesión de errores que cabe corregir, cambió el perfil ciclista del partido: lo que parecía en el comienzo la típica etapa llana con esprint cantado se convirtió luego en una contrarreloj trepidante, pinchazo inicial incluido.

Cuando remas contracorriente todo se hace más difícil. Pero siguió mostrándose dañina la Real después del descanso. Imanol terminó de centrar a Mikel Oyarzabal, que esperó libre a menudo a la espalda de los pivotes del Rijeka, y la catarata de ocasiones tuvo continuidad hasta el gol de Bautista. O, más bien, hasta el evitable 1-2. Le afectó a la Real recibir la diana y el modo en que la encajó, de nuevo a la salida de un córner. Y todo lo que vino después se produjo más producto del empuje que de otra cosa. ¿Qué es jugar bien? El concepto es amplio y abarca igualmente el defender bien los saques de esquina. Conviene destacar, sin embargo, que el examen planteado anoche por el Rijeka es de los más complicados de resolver en el fútbol actual. Se juntaron bien los croatas, cedieron metros y achicaron espacios. Respondió muy bien la Real a la dificultad de la empresa. Y aún así se vio lastrada por las equivocaciones que cometió durante el camino. Ojalá las horas de vuelo que este equipo va adquiriendo en Europa le sirvan para plantarse en el aeropuerto de Nyon dentro de diez días.

Me alegró el miércoles el póquer en Sevilla del francés Giroud, elevado en su país a la categoría de paquete. Le han afeado siempre todo. Así que le afearon, por supuesto, que siendo el ariete de la selección campeona no disparara a puerta en todo el Mundial de Rusia, una estadística tan increíble como perdonable. Increíble por una pura cuestión de probabilidad: en siete partidos alguna tienes que intentar enchufar. Y perdonable por todo lo bueno que hizo Giroud para su equipo durante aquel torneo: un montón de cosas. Lo de los delanteros y su papel en el fútbol actual me recuerda a una entrevista que le hice a Juanma Lillo en 2008 y a la que llevé una batería de preguntas relativas al mercado de fichajes. ¿Necesitamos un defensa, míster? ¿Y un centrocampista? ¿Hacen falta refuerzos para la delantera? Lo plantée todo bien ordenadito. Línea por línea. Pero, como era de esperar estando Lillo de por medio, mis planes saltaron por los aires a las primeras de cambio. "La gente conceptúa el juego como Jack el Destripador: porteros, defensas, medios€ Pero lo que hagamos en el mercado no dependerá de los puestos de los futbolistas. Si entendemos que aparece alguien que multiplica las capacidades de los demás, aunque juegue en una demarcación ya cubierta, intentaremos traerle. Al fútbol, por desgracia, cada vez se juega peor. Hay un intento de dividirlo por parcelas. La táctica, la física, la psicológica€ Todo mentira. Defensas, centrocampistas, delanteros€ Todo mentira. Parece que los futbolistas pueden jugar de forma independiente, como si los demás no existieran".

Soy de Isak, por mucho que anoche desperdiciara las que desperdició. Y soy de Willian José, por mucho que en enero la pifiara como la pifió. Antes de fantasear sobre qué sería de la Real con un depredador como delantero, prefiero pensar en que posiblemente no jugara así de bien sin el trabajo del sueco o del brasileño. ¿Y si marcan en Italia? Yo sí confío.