DONOSTIA. La única fiesta que está permitida en estos tiempos difíciles por la pandemia es la del líder de Primera. La Real de Imanol comienza a ser vista como un bulto sospechoso en la zona noble de la tabla. Los donostiarras sumaron su quinta victoria en seis partidos al golear a un atrevido Huesca, que intentó un arriesgado intercambio de golpes ante un púgil con un puño de acero. Vamos llegando a un momento en el que el equipo txuri-urdin está alcanzando un nivel de madurez en el que lo hace todo bien. Es normal que algún día lleguen las vacas flacas, pero en la jornada 7 es de largo el conjunto que mejor fútbol practica en la Liga y, por si fuera poco, ahora defiende bien, no concede ocasiones y, la clave de todo, es mucho más competitiva. Los blanquiazules forman un ejército con hambre, que muerde en cada acción y que no da un balón por perdido. Pero es que también dispone de una banda de violinistas capaces de seducir a cualquiera al tocar como los ángeles. A pesar de las bajas, la Real cuenta con el arsenal ofensivo de mayor nivel de toda su historia. Con elementos que pueden decidir los encuentros en una jugada. Futbolistas de primer nivel. Estrellas. Si se enchufan y se encuentran los Silva, Oyarzabal, Portu... todo es posible. La Real no encuentra límites. Su goleada ante el Huesca, que solo había perdido un partido, tuvo mucho más valor y mérito de lo que parece. Nada es casualidad. No es flor de un día. El secreto de su éxito reside en el trabajo. En la repetición. En superarse cada día en Zubieta. En querer ser mejores. Nos hacen muy felices.

Imanol cumplió con lo que comentó en la previa al mantener la estructura y la columna vertebral del equipo que lideraba la Liga y su grupo de la Europa League. El técnico solo introdujo tres cambios, uno por línea. Aihen sentó a Monreal; Guridi se reestrenó con la txuri-urdin ocupando la plaza de Merino; y a Willian le tocó su turno en la alternancia que mantiene con Isak. Aritz y Le Normand continuaron en el once, en una señal de confianza pero también de que no quiere ni pensar lo que sucederá cuando falte uno o los dos. En el centro del campo, Zubimendi conservó su puesto en la enésima señal de que, a día de hoy, es indiscutible y Silva, a sus 34 años, no parece querer perderse ningún partido. Portu y Oyarzabal, dos de los que más energía consumen en cada encuentro, no tuvieron más remedio que repetir por las bajas de Januzaj, Barrenetxea y Merquelanz. Para hacernos una idea y poner un ejemplo distinto, Emery, que algo sabe de lo que supone competir en Europa, introdujo siete caras nuevas respecto al conjunto que se impuso en casa al Sivasspor turco. Por cierto y también por comentar, siete de la factoría de Zubieta en el once de Imanol.

Aunque la lluvia respetó el comienzo del encuentro, el estado del terreno de juego condicionó de forma notable el desarrollo del encuentro. Una vez más, funcionó bien el drenaje del estadio, pero el césped estaba rapidísimo y si dejabas botar un servicio aéreo, ya podías ir despidiéndote del balón. Como ya demostró en el amistoso que disputaron este verano en el José Luis Orbegozo, el Huesca salió a discutirle el balón a la Real, con una agresiva presión muy adelantada como despliegan los de Imanol. Pronto se dieron cuenta de la dificultad de combinar y se decantaron por buscar en largo al gigante Rafa Mir.

A la Real le costó entrar en el partido. Los blanquiazules se mostraron muy competitivos desde el primer minuto, luchando en todos los duelos individuales y con mucha intensidad en la presión. Como no era fácil hilvanar jugadas, a los dos equipos les costó mucho generar peligro antes del descanso. A los 16 minutos, Portu no llegó a un centro de Aihen con la cabeza, en la que fue la carta de presentación txuri-urdin en los aledaños de Andrés. No fue hasta el 33' cuando llegó la acción del penalti, en un buen servicio al área de Oyarzabal que Guridi trató de convertir en una asistencia, pero cuyo envío lo cortó con el brazo muy separado del cuerpo Maffeo. La pena máxima no admitía ninguna discusión y la transformó un Oyarzabal quien festejó ayer los cinco años en el primer equipo sin fallar desde los once metros. Que se dice pronto y rápido. Por cierto que el provocador de la misma, Guridi, fue claramente de menos a más, pero acabó firmando unos muy buenos minutos, con otro pase en largo magnífico a Oyarzabal y mucho trabajo en la medular, recordando al centrocampista total que enamoró a Miranda de Ebro. El capitán no pudo dirigir una muy exigente volea a centro de Gorosabel y en el último minuto llegó el gran susto, en una acción desafortunada en la que Guridi peinó el balón hacia atrás de forma inesperada y Remiro, que está a un nivel excepcional en este inicio de campaña, salvó un mano a mano con Rafa Mir. En la prolongación, Le Normand cabeceó fuera una falta botada por Oyarzabal.

Todo lo seria y concentrada que estuvo la Real en la primera parte lo echó por la borda en el primer minuto de la reanudación en una acción defendida de forma blanda al permitir un centro de Galán que convirtió en oro Rafa Mir con un cabezazo imponente. Curiosamente, el tanto espoleó a los guipuzcoanos, que reaccionaron ipso facto para sellar sus mejores minutos. Con un Gorosabel mucho más ofensivo, y con un centro del campo de muchos quilates, sobre todo desde la aparición de Silva, que por fin se vistió de frac para decantar la contienda. El canario falló en el disparo tras combinar con un Portu al que se le queda pequeño el campo en este primer tramo de la temporada. Va como un tiro. Hacia adelante y hacia atrás. Y, por encima de todos, como siempre, Oyarzabal. El eibartarra no definió bien ni después de una carrera del murciano ni tras un control-asistencia de locos de Silva, pero a la tercera cabeceó de forma casi violenta un caramelo servido desde la banda por Gorosabel. La Real ya había emprendido el vuelo y era imparable. Nada más entrar, Isak, tras una control-pase de Merino de NBA, no logró batir a Andrés en su salida; Le Normand cortó una contra muy peligrosa; y la siguiente acción acabó con una maniobra de crack de Silva antes de servir en largo a Portu, que marcó por el palo corto cuando el meta oscense esperaba el centro. Espectacular la arrancada del extremo, que por un momento perdió de vista el balón, lo que no le impidió entrar como una flecha en el área. Ontiveros no pudo sorprender a Remiro; y Silva, en otro servicio marca de la casa, forzó el error de Siovas para que, por fin, Isak estrenase su cuenta con un buen remate con la derecha. Esta Real tiene sed y todos sus integrantes sueñan con su minuto de gloria porque están capacitados para alcanzarlo, por lo que cuando inclina el campo hacia la meta rival es una fiera peligrosa que te puede destrozar.

¿Cómo es posible que no pueda disfrutar Anoeta de este equipo? No hay derecho. Cuando lo piensas, pasas del cielo a la depresión en un segundo. Uno se imagina a la afición vibrando como loca, soñando con imposibles que hasta llegas a sentir al alcance de la mano. Ya lo decía la canción, bailar de lejos no es bailar. Es como estar bailando solo... ¡Lo que nos estamos perdiendo!

Un gol de penalti de Oyarzabal por una mano de Maffeo puso por delante a los realistas en una

aburrida primera parte

Tras empatar Rafa Mir, Silva cogió el timón y firmó su primera exhibición con la txuri-urdin bien acompañado por el capitán y Portu