- Poca dura la alegría en casa del pobre. La repentina marcha de Martin Odegaard ha resucitado un viejo fantasma en la Real que amenaza con volver a repetirse la próxima campaña. Desde que regresó a la elite en 2010, siempre que el equipo txuri-urdin se ha clasificado a Europa ha comenzado la siguiente campaña sin una de sus referencias, que se ha ido a uno de los gigantes de la competición, y con un potencial notablemente inferior al del exitoso curso anterior. Aunque, como es lógico, no es lo mismo afrontar dos competiciones que tres, lo que sin duda aumenta el desgaste y provoca que los jugadores, que no están acostumbrados a ese nivel de exigencia, sufran altibajos.

No falla. El alegrón de certificar una hazaña como supone hoy un día entrar en Europa siempre se ha visto empañado en la Real por la intromisión de los clubes más poderosos que consideran el plantel blanquiazul el mercado ideal para reforzarse. Todo comenzó en la campaña 2012-13, cuando el conjunto de Montanier logró una inmaculada clasificación para la Champions con aquella emocionante última jornada en la que los donostiarras arrebataron la cuarta plaza al Valencia con ese dramático triunfo en Riazor. Pocas semanas después Illarramendi e Iñigo Martínez disputaron y vencieron el Europeo sub'21 que se disputó en Israel. La estelar actuación del mutrikuarra en esa competición y en el campeonato de Liga provocó que el Real Madrid decidiera pagar su cláusula, más de 30 millones, y hacerse con sus servicios pese al clamor popular que le advertía de que no estaba preparado para un reto tan exigente. La Real se reforzó para disputar la Champions con Esteban Granero, que llegó como su sustituto, y con Seferovic para apuntalar su ataque y Cote su lateral izquierdo. El madrileño se rompió el ligamento cruzado de la rodilla en el estreno de la fase de grupos ante el Shakhtar y no volvió a jugar más. El fichaje del suizo se amortizó con el estratosférico tanto que anotó en la previa en Lyon, pero después solo marcó tres goles más. A las órdenes de un novel Jagoba Arrasate, un equipo peor a pesar de que en diciembre incorporó a Canales fue capaz de jugar en Europa, ser atracado en la semifinal de Copa y clasificarse para la siguiente edición de la Europa League, a pesar de que su mal final le condenó a tener que afrontar dos previas... Pero Illarra era mucho Illarra, nada había sido lo mismo.

Ese verano, con el pasaporte europeo aún en regla, el nivel de la plantilla se vio otra vez mermado con las salidas de Bravo al Barcelona y de Griezmann al Atlético. Sin apenas tiempo para recuperarse, la Real contaba con la recuperación de Granero, al que le costó mucho recuperar su fútbol, y la incorporación de Finnbogason, que en la primera previa ante el Aberdeen se lesionó en el hombro. Sin el islandés y con el debut de Rulli (con lesión incluida), sustituto de Bravo, la Real cayó en la segunda eliminatoria ante un desconocido pero competitivo Krasnodar. Aunque el siguiente fin de semana firmó una heroica remontada ante el Madrid, el equipo no remontó el vuelo y Arrasate fue destituido y sustituido por David Moyes. La confirmación de que iba cuesta abajo es que finalizó en una discreta duodécima posición.

La tercera clasificación a Europa que se vio atentada por el abordaje de los millonarios fue en la campaña 2016-17, con milagroso gol de Juanmi en el descuento de Vigo para superar en la tabla al Athletic y entrar de forma directa en la fase de grupos de Europa League bajo la batuta de Eusebio Sacristán. La dirección deportiva, en una decisión poco comprensible, permitió la salida de Yuri, cuya velocidad y potencia junto a la de Odriozola en la otra banda eran claves para los realistas, al considerar que Kevin, con solos dos encuentros en la elite, era su relevo ideal. No tardó en acreditar que no estaba preparado para tamaña empresa. Lo peor estaba por llegar ya que, a falta de solo un mes de la eliminatoria ante el Krasnodar, Iñigo Martínez se marchó al Athletic previo pago de su cláusula. Y más de dos años después, ese hueco todavía no se ha cubierto con garantías. De hecho se sigue buscando un central zurdo fiable y solvente este verano.

Y por si fuera poco, en este curso en el que ha costado tanto certificar el pase directo a la Europa League debido a lo mal que sentó al equipo la reanudación del campeonato y cuando las expectativas se mantenía por todo lo alto para el curso que viene, la espantada de Odegaard por orden del Madrid va a condicionar el nivel del equipo para la próxima campaña. El noruego era clave en esta Real, no solo por su calidad, asistencias y goles, sino porque marcaba el patrón de juego que pregona Imanol. Su salida además ha sorprendido en fuera de juego a la dirección deportiva que se está replanteando toda la planificación deportiva consciente de que va a ser muy complicado encontrar a un futbolista de similares características y, sobre todo, de su nivel. El fútbol de hoy en día es así. Podía haber sido peor de no ser por la crisis que acecha a los grandes clubes europeos, ya que la Real tiene jugadores muy interesantes, pero este plantel necesita refuerzos si aspira a mejorar...

Illarramendi, Bravo, Griezmann, Yuri, Iñigo y ahora Odegaard son los grandes jugadores que se fueron tras lograr el pase