- La Real cerró este miércoles la renovación de Martín Merquelanz en la que, sin duda, apunta a ser una de las mejores y más esperadas noticias del verano. Las negociaciones se intensificaron en los últimos días y, aunque el acuerdo se antojaba más que probable desde hace unos días, todavía quedaban muchas reuniones pendientes, en las que se debía discutir y confirmar cantidades económicas, fechas y cláusulas. En el día de ayer las dos partes mantuvieron el encuentro definitivo en el que no tuvieron problemas para concretar los últimos flecos que restaban para sellar su continuidad en la Real. Merquelanz firmará hasta 2025 y tendrá una cláusula de rescisión de 60 millones de euros. Su anterior vinculación expiraba en junio de 2021 y su cláusula ya era importante, 50 millones.

Aunque, como es lógico, la afición txuri-urdin está expectante por la confirmación oficial de la entente, todo parece indicar que habrá que esperar hasta la próxima semana. Momento en el que el irundarra posará con la habitual camiseta con el 2025 conmemorativa de su renovación con las habituales imágenes de la rúbrica del contrato junto a Jokin Aperribay y las posteriores declaraciones del principal protagonista.

Se cumple, de esta manera, la principal condición que había puesto la Real a Merquelanz en los albores de la negociación para lograr su continuidad, que no era otra que debía contestar si o no antes del inicio de la pretemporada. Este requisito no entraba en el planteamiento inicial que se había marcado el extremo después de la sobresaliente campaña que ha firmado en el Mirandés, lo cual le permitía afrontar las conversaciones en una posición ventajosa, dado que su contrato finalizaba en junio del 2021 y que a partir de junio podía escuchar ofertas. El caso es que su preocupación era más deportiva que económica o de otra índole. Merquelanz es plenamente consciente de que la Real dio un salto de calidad la campaña pasada y que la competencia ha aumentado, lo que provoca que, si no sale nadie, no lo iba a tener nada sencillo para encontrar oportunidades.

Su intención era comenzar la pretemporada y comprobar la confianza que el club tenía puestas en su retorno. Pero en Anoeta, que no le prometió ninguna salida para hacerle hueco, esa opción no les interesaba, ya que la consideraban muy peligrosa teniendo en cuenta que, como siempre, los vecinos estaban al acecho y le esperaban con una suculenta propuesta en el caso de que decidiera aguantar su último año de contrato con la Real sin renovar.

Afortunadamente, no ha habido que esperar tanto, porque Merquelanz ha sido consecuente con su mensaje de que "quiero triunfar en la Real, que es el club de mi vida". Las llamadas de Olabe y de Imanol, un entrenador que ha sido muy importante en su carrera, ya que, entre otras cosas, era quien dirigía al Sanse en el momento en el que se lesionó cuando era su gran estrella, terminaron por convencerle de que tenía un hueco en el plantel y un papel protagonista si se lo ganaba.

La espantada del Antiguoko y el momento en el que se produjo seguro que también influyó para que Aperribay acelerara las gestiones y evitara así otro zarpazo del eterno rival. Merquelanz ya ha triunfado en Segunda B y en Segunda A; ahora le toca el turno de demostrar que está capacitado para brillar en la elite. No lo va a tener fácil con Portu y Januzak en la derecha, y Oyarzabal y Barrenetxea en la izquierda. No se descarta que Imanol le busque más ubicaciones. Pero la renovación del otro Martín es una de las noticias del verano.