- Las dos últimas jornadas de Liga no son aptas para cardíacos. Menos aún para los aficionados de los equipos con objetivos en juego. Y, qué decir, de los cronistas aficionados de esos clubes que se juegan muchas cosas en algo más de noventa minutos. Son noches de escribir rápido y de más cambios que una alineación inicial de Mendilibar en el posconfinamiento. Todo en minutos. O segundos, como los que tardó en definir Willian José, que nos quitó el aire a todos. O los que estuvo en el aire el balón después de que Portu reventara la pelota contra el larguero, donde quedaron por unos minutos estampadas las ilusiones de la afición txuri-urdin. Pero si hubo segundos de vida o muerte, esos fueron los que transcurrieron, ya en el añadido de la segunda parte, entre que Ocampos corría a por ese balón que le dejaba sin oposición ante Moyá. Así son las noches que llevan a Europa. Y visto lo visto en el último tramo de este largo viaje, la de ayer no fue tan mal.

La Real se marchó a la cama con el Athletic fuera de la pelea -un rival menos- y un puesto por encima en la clasificación que antes de despertarse. Anoche la sensación fue agridulce. La Real mostró más mordiente que un Sevilla que, hay que reconocerlo, no salió con toda su pólvora a la batalla. Ni Ocampos, ni Munir, ni Banega. Tampoco el mariscal Diego Carlos, sin duda, uno de los mejore centrales de esta Liga. Pero para centrales, los que sacó la Real. Imanol ideó una defensa de cinco con Zubeldia de central izquierdo, acompañando a Llorente y Le Normand.

El objetivo era claro: no ceder ni un metro atrás, juntar figuras y salir a la contra, aunque arriba, en vez de Isak estuviera Willian José. El sueco, con molestias en las últimas jornadas, fue una vez más la brújula en el ataque partiendo desde el banquillo. Tiene cosas de crack. De jugador especial, y solo hace falta que sus compañeros saquen provecho de ello. Es lo único que le faltó ayer a la Real: el gol. Lo reconocía Zubeldia tras el partido. Pero el objetivo ayer era "ser sólidos", explicó el de Azkoitia, y nadie puede dudar de que lo lograron. Como curiosidad, el de Anoeta fue el único empate sin goles que se dio en la jornada. De hecho, salvo el amago de infarto que produjo Ocampos, no se generaron acciones de gran peligro en el tiempo añadido. "El punto de hoy -por ayer- hay que hacerlo bueno en la última jornada". El Atleti. Simeone. Viejos fantasmas. El viaje a Europa tiene aduanas en el fútbol, y el pago, como ayer, se abona en sufrimiento. Al menos, esta vez, la moneda no salió cruz. El equipo puso la cara.

Además de no poder certificar la clasificación europea, la otra lástima de ayer fue no brindarle una última victoria en Anoeta a David Zurutuza. El mago de Rochefort se va. Pero no se quiere marchar sin una última alegría. Esa que merece el 17 y toda Gipuzkoa. Parafraseando al próximo rivales, el Atlético, "qué manera de sufrir, qué manera de vivir"... pero, esperemos, qué manera de ganar.

Las dos últimas jornadas, con horario unificado, son noches de escribir rápido y de aguantar la respiración, como con el tiro de Ocampos

La Real, tras tantos partidos donde la moneda salió cruz, ayer dio la cara en el último partido como txuri-urdin en Anoeta de Zurutuza