"No estamos tan lejos de la Real de antes", declaró Imanol la víspera. No sabemos si de verdad lo pensaba, pero no es cierto. Es más, parafraseando la célebre frase de Pulp Fiction, se encuentra "a mil jodidas millas" de estar como antes. La Real volvió a perder en Getafe. El menú fue el habitual desde que volvió la competición: un atraco para el 1-0 y un regalo de infantiles para el definitivo 2-1. Januzaj había logrado empatar el partido, pero los realistas y su entrenador cayeron en la archiconocida trampa getafense. Cuando te crees que está cerca y lo lógico es que puedas llevarte los tres puntos, en el momento que te confías y bajas un poco la guardia, el conjunto azulón te Mata. Nunca mejor dicho. Esta película ya la hemos visto tantas veces que resulta inadmisible que un club tan profesional tropiece de nuevo en la misma piedra. En la época en la que se mide todo, resulta imperdonable los regalos reincidentes. Un punto de quince posibles. La crisis es más grave de lo que parecía en un primer momento.

La afición de la Real está tan desesperada que ya se toma el tema arbitral casi a broma a pesar de que, como es lógico, no tenga ninguna gracia. La pregunta que se hacía en la previa era en qué minuto se iba a pitar el penalti en contra . En una casa de apuestas se hubiera pagado a buen precio el minuto 19. No decepcionó Cordero Vega, con el que empezó todo este desastre de la vuelta al fútbol txuri-urdin. A Remiro, en un error injustificable sobre todo en un campo del Getafe donde está prohibido regalar, le dio por abrir un balón a la banda liftándolo, con efectillo, y lo que hizo fue servírselo en bandeja a Hugo Duro. Como suele suceder en un equipo acostumbrado a la picaresca, en vez de intentar aprovechar su privilegiada situación para tratar de ver puerta, decidió esperar la llegada de Le Normand para frenarse y que le arrollase. Pero lo hizo de forma tan descarada y torpe, que le pisó con claridad al realista. Es cierto que la imagen a velocidad normal puede confundir y llevar al engaño, pero es inadmisible que haya un colegiado en una sala disfrazado de árbitro que con solo una repetición simplemente tenía que ponerse en contacto con el de campo para que corrigiese de forma inmediata. Da igual. No les interesa. Para qué molestarle. Pocas veces se ha tardado menos en ejecutar la pena máxima. El pisotón no lo vio o no lo quiso ver, porque por aquí, como es lógico, ya no nos creemos nada. Sabemos perfectamente lo que estáis haciendo. Sois un colectivo corrupto, cero independiente, incompetente y cobarde. Y si la Real no lo dice, tranquilos que vamos a insistir hasta el final bañados en nuestra bilis. Aunque, bueno, cuando descubres que en el VAR estaba Álvarez Izquierdo, uno de los peores trencillas de las últimas décadas, te ayuda a comprenderlo. El mismo del famoso penalti de Zigic, en Santander, y el que no expulsó a un jugador, también racinguista, porque se confundió de calvo. Este es el nivel.

Hagamos resumen, el séptimo penalti en siete partidos en contra de la Real, justo cuando su candidatura a la Champions se había asentado, llegó en una acción que todavía no habíamos sufrido. Falta en contra del adversario que se convirtió en el 1-0. Por quinta jornada consecutiva, todas las de la vuelta a la competición, el rival se ponía por delante favorecido por una decisión arbitral. Si alguien se cree que es casualidad, es que no ha jugado a este deporte en su vida o es que no conoce cómo funcionan las podridas cañerías del fútbol español.

Imanol pudo recuperar a Martin Odegaard en el último momento, ya que arrastraba unas molestias físicas que motivaron el retraso de la convocatoria hasta la mañana de ayer, momentos antes de emprender el vuelo a Madrid. Sin embargo, el técnico no quiso arriesgar y no le incluyó en el once ni le sacó. Como había probado entre semana, jugar en Getafe exige una manera de actuar distinta y la fórmula a la que recurrió Imanol fue la de alinear cinco defensas de inicio por vez primera en la temporada. La gran novedad, el debut con el primer equipo de Jon Pacheco. Central alto, fuerte y zurdo. Es más, con un extraordinario golpeo con su pierna zocata. Estuvo muy bien. En la era post-Oyarzabal, los dos jugadores que más prometen en Zubieta, como se viene avisando, son el navarro y Barrenetxea. Y ya están aquí€ Y han llegado favorecidos por la política del club y por la valentía con la que Imanol da oportunidades a los más jóvenes. Desde luego, lo que no se le podrá reprochar esta vez es inmovilismo, aunque el sistema que nos descubrió Toshack no nos traía especiales recuerdos a los realistas. Sobre todo si nos ceñimos al interminable último cuarto de hora en el partido de Copa del Bernabéu.

En el resto, Zubeldia regresó al once e Isak recuperó la titularidad en la punta de ataque. Como es lógico. Bastante rápido se ha olvidado que el sueño se convirtió a principios de año, no ya en la revelación del campeonato, sino en una de sus sensaciones. En todo el mundo se hablaba de su irrupción y por momentos pareció imparable. A ver si ahora el juego de espaldas de Willian José para facilitar la salida de balón, en caso de que el rival presione arriba, va a servir siempre de coartada para prescindir de Isak. Lo normal es pensar que, aunque no rechiste ni eleve nunca la voz como otros, muy contento no podía estar con su participación desde que se reanudó el campeonato. Y lo primero que se le debe exigir a un 9 es que mire hacia adelante, hacia la portería, y que genere peligro. Luego ya si pivota y participa mucho en el juego, pues mejor. Pero las cosas como son, no es justificable lo poco que estaba jugando el escandinavo cuando Willian José no ha disfrutado de ninguna ocasión de marcar en cinco partidos.

La primera parte fue la esperada. Muchos saltos, todo el rato choques, demasiados gritos de futbolistas como si les hubiesen disparado con un Kalashnikov y muy poco fútbol. Oyarzabal fue el primero en pisar el área tras un buen desmarque y un preciso pase de Isak, pero no llegó a chutar. Insisto, la consigna era no fallar, y a los 19 minutos Remiro protagonizó un error increíble que acabó en el séptimo penalti. Suma y sigue. Desde ese momento hasta el descanso, los madrileños se encontraron más cómodos y generaron lo que se pudo interpretar como ocasiones en un remate alto de Mata y en un cabezazo de Maksimovic, tras una falta botada por Cucurella.

La reanudación parecía discurrir por los mismos derroteros hasta que se encontraron por fin los tres zurdos. Cuando eso sucede siempre se adivinan cosas interesantes. Merino buscó entre líneas a Oyarzabal y la asistencia de este la cruzó a la red Januzaj. El belga también tenía bien colocado a Isak para anotar a puerta vacía. La Real se metió de lleno en el partido. El sueco se quedó a medias entre el control y el remate en un centro de Monreal; y Aritz rozó el segundo gol en una saque de esquina que cabeceó tras el servicio con la testa también de Le Normand. Imanol cambió a Pacheco y volvió a los cuatro defensas para buscar el triunfo, pero se encontró con una jugada de infantiles, que no se ve ni en Matigoxotegi en todo un fin de semana: Zubeldia despejó mal y permitió a Molina sacar rápido de banda para que Mata le robase la cartera con una facilidad pasmosa a Aritz y superara luego a Remiro. El meta no tapó el único hueco por el que podía entrar la pelota. Hubo una mínima opción en un centro de Oyarzabal, pero la derrota era irreversible. Y van cuatro seguidas.

La Real está escribiendo una de las páginas más dramáticas que se le recuerdan. Ha pasado de ser un aspirante a acabar tercero a tener muchas opciones de finalizar sin premio la temporada. Entre las concesiones impropias de esta categoría y la habitual aguadilla arbitral de cada partido, la cosa pinta muy negra...

Por quinta jornada consecutiva, el rival se adelantó gracias a un regalo arbitral, ya que es Duro quien pisa a Le Normand

El empate de Januzaj lo cambió todo y cuando la Real e Imanol se lanzaron a por el triunfo encajaron un segundo tanto inexplicable