- Casi nueve meses después, volvió David Zurutuza a un terreno de juego. La lesión de Asier Illarramendi el pasado lunes -que todo indica que le impedirá participar en lo que resta de liga-, sumada a la ausencia por sanción de Mikel Merino, obligaba a Imanol Alguacil a reescribir el nombre del mediocentro que acompañaría a Zubeldia en Mendizorroza. Varias eran las opciones que podía manejar el entrenador oriotarra: retrasar a Oyarzabal, apostar por el joven Martín Zubimendi€ o volver a poner en el césped a Zuru. La tercera fue la opción elegida. Veteranía e ilusión renovada al campo.

El de Rochefort, en el ocaso de su dilatada etapa como txuri-urdin, tenía ganas de volver al verde, a sentirse futbolista y, lógicamente, a despedirse vestido de corto del club de su vida, en caso de que se confirme su salida este verano. Zurutuza no saltaba a un campo de fútbol desde el pasado 29 de septiembre, cuando disputó 62 minutos en la derrota realista (3-2) en el Ramón Sánchez Pizjuán. Aún con público en las gradas. Aquella fue su primera titularidad en Liga en la presente campaña. Y la última, hasta ayer. La empresa no era sencilla, pero el camino previo a Vitoria lo había sido aún menos.

El 17 blanquiazul, discreto aquella noche dominical en el Nervión -ante uno de los equipos más físicos de La Liga-, no fue convocado en el siguiente encuentro frente al Getafe, y entonces comenzaron los problemas en forma de lesiones: primero fueron unas molestias en la zona del aductor derecho, y más tarde, el tendón de Aquiles. Más concretamente, una tendinopatía del tendón de Aquiles de su pierna izquierda, que le obligó a parar y a iniciar el confinamiento aún en la enfermería. Los casi tres meses de stand by forzoso de la competición le dieron una segunda oportunidad que validó Alguacil con su titularidad de ayer en Gasteiz. Volvía a ser parte del grupo en el campo, y en puestos Champions.

La dichosa lesión del tendón de Aquiles ha lastrado, sin duda, su temporada. Y ayer se notó. De arranque, varias imprecisiones de la Real en la medular llevaron su nombre. Ante una defensa adelantada del Alavés, que incomodaba los primeros pasos del ataque txuri-urdin, obligado a tocar la pelota rápido y en pocos metros, con los zagueros babazorros oliendo la sangre. Zurutuza, jugador diesel, sin rodaje, sufrió. Él y toda la Real. Las triangulaciones en el centro del campo realista, habituales antes del confinamiento, volvieron a brillar por su ausencia por segundo partido consecutivo. La posesión no es sinónimo de peligro si no se sabe utilizar. Ayer se vio un claro ejemplo: 65% de posesión para la Real; y la mitad de remates (15 a 7, a favor de los vitorianos; y un único disparo a puerta txuri-urdin).

El paso por los vestuarios no despejó al segundo capitán de la Real. Anulado, como su equipo. Hasta el minuto 56. En un, en apariencia, inofensivo envío al área del Alavés, desde casi el centro del campo, Zurutuza tarda unas centésimas de más en salir junto a la línea defensiva y su pierna izquierda, dichosa pierna izquierda, habilitó a Magallán en el primer gol alavesista.

La vuelta de Zuru finalizó en el minuto 64, y marchó al banquillo junto a otros tres compañeros -un hito en La Liga-. De lo poco positivo que puede sacar la Real de la aciaga noche de ayer fue la entrada en el campo de Roberto López. Mediocentro ofensivo zurdo de 20 años, zaragozano de nacimiento, pero formado en Zubieta -ingresó en el club en categoría cadete-, disputó la última media hora del partido. Como el equipo en este rush final, tiene por delante una gran proyección.

Alguacil reiteró tras el partido que cuenta con él para este 'rush' final de la temporada, la de su posible adiós a la elástica txuri-urdin

El centrocampista, discreto en su vuelta a los terrenos de juego, fue relevado a la hora de partido por el debutante Roberto López