- Aritz Elustondo y Mikel Merino fueron los elegidos por el club para recordar la victoria copera en el Bernabéu, hasta la fecha la gran noche de la temporada. Lo hicieron en una nueva edición de los coloquios que ha organizado esta semana para conmemorar que este sábado, 18 de abril, era cuando se tenía que disputar la gran final ante el Athletic. Los dos lamentaron que se hubiese parado la competición en su mejor momento del año, pero no tienen vértigo a la hora de recuperar pronto esa extraordinaria velocidad de crucero que habían alcanzado. "A nadie le viene bien que se suspenda el fútbol, lo que nos gusta es jugar y nos encontrábamos en una dinámica muy positiva, más que de juego físicamente. Todos estábamos bien, teníamos confianza los unos en los otros y notábamos que rendíamos casi con piloto automático. Sabes dónde va a estar tu compañero, qué vas a hacer en cada momento y sí que es verdad que el momento de parar no es el idóneo, pero también nos viene bien para descansar, soltar piernas, despejar la mente. Como tenemos mucha hambre, seguro que el míster nos va a apretar; volveremos con mucha caña a la vuelta", dijo el navarro.

Fiel a su personalidad, Elustondo se mostró seguro de sus posibilidades: "No tenemos ningún miedo de no recuperar el rendimiento que habíamos alcanzado. Desde el principio se ha ido viendo que si apretamos podemos conseguir el nivel al que habíamos llegado y esto forma parte de lo que ha pasado. Nos ha tocado parar y cuando nos toque volver ya se verá el tiempo que tenemos para prepararnos. Somos conscientes de que tenemos que trabajar ahora en casa, apretar los dientes para cuando llegue el momento de volver a Zubieta estar como el último día".

El vestuario txuri-urdin no pierde de vista la final de Copa, la gran oportunidad de sus vidas. Merino reconoció que la motivación es y será máxima: "Es gracioso porque tenemos un equipo tan joven e inexperto que cada eliminatoria que pasaba era el partido más importante de tu carrera. La final va a ser determinante para muchos y tenemos todos muchas ganas. No sabemos cómo vamos a reaccionar mentalmente en el momento que llegue, pero estoy seguro de que vamos a cogerla con muchas ganas. Ojalá se pueda jugar y podamos disfrutar de nuestra gente".

El beasaindarra declaró que estaban preparados para morder este sábado: "Las finales no se juegan, se ganan. Está claro que teníamos muchísimo mérito de llegar a la final, consiguiendo en todos los partidos la victoria. Se iba a jugar este sábado, pero no ha podido ser y estábamos mentalizados de que iba a ser un gran día. Esperemos que llegue y podamos salir a por todas. Nos encontramos ante la oportunidad de hacer algo histórico y se podría cumplir el sueño de muchos consiguiendo esa Copa, que sería algo inolvidable".

Ambos cuentan con amigos en el vestuario del eterno rival. No es momento de piques ni de mensajes cruzados. Esto es mucho más serio: "No he querido ni escribirles ni ellos a mí. Estamos al margen. Ellos no me han escrito, así que no voy a sacar el tema", afirmó con contundencia el centrocampista. "Con Yuri tengo muy buena relación; cuando pasamos en Miranda me felicitó. Por supuesto que se alegraba por toda la gente cercana que tiene en el club, y al día siguiente, que pasaron, yo también le mandé un mensaje. No he tenido más mensajes; y si no te escriben, yo tampoco escribo", sentenció el canterano.

A día de hoy, si les dieran un papel en blanco para firmar el final más exitoso, Merino apeló a la exigencia: "Yo todo. Liga, Copa€ Hay que ser ambiciosos; si no sueñas en grande, no vas a conseguir los objetivos. La Copa es el objetivo más grande porque estamos a un pequeño paso, pero, en caso de que se reanude la Liga, queremos pelear por entrar en la Champions. Creemos que la cosa va a estar cara porque hay muchos equipos a un nivel altísimo, pero somos jóvenes, tenemos hambre, ambición, y si no lo hacemos ahora no lo haremos nunca".

El zaguero tiene entre ceja y ceja celebrar un título: "La Copa es lo más importante, pero intentaremos alcanzar el nivel que hemos tenido hasta ahora y conseguir el máximo de puntos posibles para seguir arriba, en puestos europeos. Va a ser difícil porque no solo estamos nosotros, pero hay que estar convencidos de que lo podemos lograr aunque seamos una plantilla joven. Tenemos que apretar los dientes, intentar trabajar en casa como nos piden los preparadores físicos y luego en Zubieta prepararnos a muerte para esa recta final".

En lo que respecta al día D, a la gran noche del Bernabéu, los dos confirmaron que nunca habían sufrido tanto. Aritz incluso desveló una anécdota que, pasados dos meses, aún puede aumentar los nervios que todos vivimos ese día: "Se va a quedar en el recuerdo que conseguimos algo histórico. Sabía que iba a ser muy difícil, que nos había tocado bailar con la más fea, pero estábamos convencidos de que se podía ganar. Fue una noche inolvidable. Esos últimos minutos son de los que más se ha sufrido o yo he podido sufrir en un campo. Venía de estar dos meses inactivo, jugué 90 minutos el domingo en Leganés y en el Bernabéu otros 90. Me gusta que esté Merino porque en el segundo o tercer gol de ellos no podía ni con mi alma, estaban ya los tres cambios hechos y le insistía en que no podía, y me contestaba que sí, tienes que aguantar. Por suerte resistimos y fue algo inolvidable. Se queda para el recuerdo de todos".

Merino reconoció que le pasó por la cabeza el temor a una de esas remontadas imposibles en el Bernabéu: "La definición de sufrir está en ese partido. Cuando nos pusimos 1-4 tenía la sensación de que estábamos haciendo historia, pero de que no podíamos relajarnos. Empiezas a escuchar el murmullo de la gente, a ver que los jugadores se vienen arriba, y comienzan a subir los centrales. Históricamente, a ellos les gustan las remontadas y la gente y el estadio se lo creen, y había momentos con trece personas metidas en el área y sufrimos mucho. Me acuerdo de vernos tan cerca de conseguirlo y a la vez de que quedaba tanto y de que ellos podían meter en cualquier instante. Esos momentos son los que te hacen madurar y crecer, y ahora, viendo el partido repetido, dices vaya sufrimiento. Cuando Aritz me dijo que no podía más, yo pensaba pero cómo me puede decir esto mi central. Por suerte sacó fuerzas de donde no las había y salió bien".

El beasaindarra casi acabó el duelo traumatizado: "En un momento veías a gente de blanco que aparecía por todos lados, centros al área, no sabías a quién marcar porque tenías uno delante, otro al lado y otro detrás. Era una auténtica locura. Ellos se lo creen, empiezan a convencerse de la remontada, aprietan y les da igual dejar a una o dos personas atrás y van con todo al área rival. Sacamos fuerzas de donde no había. Lo sufrimos juntos y lo bonito fue cuando pitó el final el árbitro, que nos viésemos en unas semifinales de la Copa del Rey y de que habíamos hecho historia".

Merino, con un partidazo y un gran gol incluido, el cuarto. "Bueno, golazo el suyo no sé, con la derecha de palo", le vaciló Aritz. "No me quites mérito. Lo ves después de jugar el partido y soy consciente de que he hecho historia. Durante el partido también, cuando metes el 1-3 y luego meto yo el 1-4 son momentos en los que no eres capaz de pensar, pero en ese momento sí lo vi claro: estábamos haciendo algo muy difícil de conseguir y era una de esas noches mágicas que el fútbol te brinda. Cuando metí gol sentí que estábamos haciendo algo único, meter cuatro goles en el Bernabéu, y yo, que no estoy acostumbrado a marcar, anoté uno y con la derecha. Me hizo reaccionar con mucha rabia y mucha felicidad. Todo el equipo abrazándonos, una piña, y eso demuestra que en los momentos importantes los grupos unidos salen adelante y nosotros lo somos".

Con los blancos apenas cruzaron palabras: "Los únicos que hablaron fueron Martin e Illarra, que por sorpresa apareció en el vestuario, y fue una alegría muy grande para nosotros que nuestro capitán estuviese allí. Nosotros estábamos tan eufóricos que ni nos dimos cuenta de cómo les había sentado la derrota".

A pesar del cansancio, la celebración estuvo a la altura del éxito. Imanol estuvo a punto de lesionar a alguno con sus famosos abrazos. A Merino le entraba la risa: "A mí no, ya le tengo calado y me voy a un lado donde no venga. Se vio prácticamente todo. Los pequeños detalles son los que más marcan. Mucha celebración, euforia, entrar 90 minutos después con el deber hecho, con todo el sufrimiento y trabajo que hay detrás, es un sentimiento de orgullo más que de alegría. Por los compañeros que tienes al lado, por ti mismo, por conseguir algo en lo que poca gente creía. Esas miradas, esas sonrisas no se ven en la cámara, pero son las que dan más emoción a la celebración".

Elustondo recordaba que sintieron muy cerca el aliento de la afición desplazada: "Todos los que fueron y los que vieron el partido tenían ese cosquilleo en la tripa de que podíamos conseguir algo inolvidable. Y, de hecho, en el campo se escuchaba mucho a la afición de la Real, animaba mucho. Estábamos en Madrid, pero oíamos sus cánticos y era un orgullo muy grande porque veías que la gente estaba convencida de que se podía conseguir. También es verdad que todo el rato fuimos por delante en el marcador y así es más fácil, pero tuvo muchísimo mérito toda la gente que fue hasta Madrid. Nos metimos en el vestuario y volvimos a salir porque teníamos que salir a celebrarlo con ellos, y fue inolvidable. No sé quién fue el que dijo para volver al campo, pero lo intentamos celebrar entre nosotros y nos dimos cuenta de que fuera estaba la afición y de que había que festejarlo con ellos".

El pamplonés defendió que a nadie se le ocurrió proclamar en alto que iban a ganar la Copa: "Si algo tiene este equipo es que somos muy valientes y prudentes y tenemos mucho respeto. Así es como se consiguen las cosas grandes, sin que se te vaya la cabeza, con pies de plomo. En el equipo hay gente madura para darse cuenta de eso; el míster nos insiste en que hay que tener respeto por todos los equipos". En el viaje de vuelta estaban en una nube: "Estábamos hechos polvo, no nos lo creíamos. En el aeropuerto más de uno decía la que hemos liado. Fue increíble, una pasada", manifestaba siempre sonriente el central.

A nadie se le olvida jamás una victoria en el coliseo blanco. Merino confirmó que sobrecoge entrar en el campo: "El Bernabéu es el estadio que más me ha impresionado. Son unas escaleras empinadas para salir al campo y la grada es súper alta, desde abajo parece más de lo que es. Uno de los mejores campos para disfrutar".

Aritz también alucinó en su día, pese a que Granero le había avisado: "Cuando jugué por primera vez allí, me preguntó Granero si había ido alguna vez al Bernabéu. Le contesté que no y me dijo: En cuanto subas las escaleras vas a flipar, ya verás. Cuando entré al campo antes de calentar y subí las escaleras, pensé ¿Pero qué es esto? Impresiona mucho, pero para jugar y disfrutar es de los mejores. Y su afición no es de las que muerde, no les tenemos que envidiar en nada".

El secreto sobre sus preferencias en cuanto a los rivales que deseaban para lo que faltaba de Copa podía desvelarse según su reacción cuando Williams eliminó al Barça solo dos horas después. Merino no se mojó: "Yo veo todo con mucha neutralidad y vi que el Barcelona estaba eliminado y que era uno de los rivales más fuertes que te puede tocar. El Athletic también era durísimo y nos daba igual, nos veíamos con fuerza de eliminar a cualquiera y el hecho de que pasase uno u otro no iba a cambiar nuestra forma de pensar y de entrenar". El beasaindarra tampoco parecía tenerlo claro: "Había alguno con el partido puesto en el móvil y escuchamos que habían marcado. Estábamos todos juntos y sí que es verdad que hubo opiniones de todo tipo. Hubiésemos preferido que llegaran a la prórroga para que estuvieran más cansados en el derbi, pero el Barça era uno de los equipos más potentes para enfrentarte y el Athletic iba a ser igualmente difícil. Al final, nos tocó".

En el plano personal, la crítica coincide en que Merino está siendo el hombre de la temporada: "Eso es anecdótico. Vosotros, los periodistas, interpretáis que estoy haciendo una buena temporada y está bien porque la gente lo ve, pero más importante es que los compañeros y el míster confíen en mí, que yo me sienta cómodo con lo que hago... y creo que este año me siento bien y con fuerza. He madurado como futbolista, he aprendido muchas cosas en este tiempo que llevo en la Real y no me canso; quiero seguir trabajando, mejorando los puntos débiles que tenga y a ver si más adelante siguen poniéndome en cabeza de esa clasificación".

Y la defensa ha empezado a funcionar cuando ha regresado Aritz: "Cuando en pretemporada llegas y ves que el club ha depositado mucha confianza en ti, con las salidas de jugadores como Héctor Moreno o Raúl (Navas), que por la edad o la veteranía lideraban atrás, sentía que tenía que dar un paso adelante, que debía liderar esa línea. Tuve muchísima mala suerte porque me rompí el abductor, volví a recaer, me costó reponerme, pero cuando tuve la opción de jugar me sentía como uno de los líderes de atrás para ayudar al equipo, al portero y a la defensa. Luego volví a romperme y me costó volver, pero es verdad que estos últimos partidos me he encontrado cada vez mejor, con mucha confianza y ahora ha venido este parón. Espero que no vuelva a lesionarme y acabar en el campo con el resto de compañeros".

"No tenemos ningún miedo de no recuperar el rendimiento que habíamos alcanzado"

Defensa de la Real

"Se puede alcanzar el sueño de muchos consiguiendo la Copa; sería algo inolvidable"

Centrocampista de la Real