- La Real todavía no se ha planteado tomar ninguna medida excepcional motivada por la crisis del coronavirus. La directiva no se ha puesto en contacto con los capitanes, que serían los primeros en conocerlas, en caso de que sintieran la necesidad de trasladar a la plantilla y, se supone, al resto de empleados; la necesidad de recortar las fichas y los sueldos. Esto no quiere decir que en Anoeta no se estén analizando todos los escenarios posibles derivados de la suspensión momentánea de la competición por la pandemia.

Es más, Jokin Aperribay compareció la semana pasada en una reunión de la LaLiga en la que los clubes estudiaron la posibilidad de hacer un frente común por las graves penurias que se les avecinan, aunque por ahora cada palo aguanta su vela. Lo que parece apartado, que no descartado del todo dada la gravedad de la situación y la incertidumbre que se presenta a partir de ahora por una crisis en la que marcará siempre el ritmo el COVID-19, es la posibilidad de plantear un ERTE.

El propio Aritz Elustondo confirmó ayer que nadie del Consejo se ha puesto en contacto con ellos: "Creo que todavía no ha llegado el momento de que podamos hablar de esto, ya que aún no se ha decidido nada. Sí que de vez en cuando hablamos por WhatsApp entre todos y solemos dar nuestra opinión, pero no ha llegado la hora de hablarlo. Creo que es muy difícil que haya fútbol sin afición y sin gente en la grada; no sé cuál será la solución, pero está claro que estamos en un momento complicado. Dentro de uno o dos meses el asunto todavía no va a estar zanjado".

En la Real están sorprendidos por el caudal de noticias que se están generando en las últimas semanas sobre el futuro de la competición y consideran que, sobre todo en Madrid, se están dejando llevar un poco por el sensacionalismo con los debates que se están generando especialmente en las radios. Lo consideran un mar de hipótesis sin certezas. Más que nada porque después del aplazamiento de la Eurocopa, que era vital para que pudieran completarse los calendarios de cada país, la que ha tomado el control es la propia UEFA con su presidente, Aleksander Ceferin, a la cabeza.

En el club están de acuerdo con la intención de acabar las competiciones que promueven tanto la Federación y LaLiga y aceptarán con resignación lo que decidan. El hecho de que se juegue lo que resta de Liga a puerta cerrada es una posibilidad más que probable porque las pérdidas se prevén millonarias incluso a nivel europeo. Otro inconveniente es ver qué sucede con los contratos, las cesiones y el cierre del curso económico, que en la Real solía ser a finales de junio.

En lo que respecta a la final, no figura sobre su mesa la opción de traerla aquí, puesto que la Federación tiene un contrato firmado con Sevilla. La única opción planteable sería si se jugase a puerta cerrada porque parecería ridículo desplazarse hasta allí, pero también resultaría complicado, ya que la fecha la tendrían que poner bastante antes y se mantendría la intención de apurar al máximo que se jugase con público. Siempre en el supuesto caso de disputarse sin público, si surgiera y fuera posible y estuviesen todos de acuerdos, no tendrían inconvenientes en que se celebrara aquí. Eso sí, en ningún caso en Bilbao directamente, ya que para jugar a puerta cerrada daría lo mismo la capacidad del estadio. En resumen, cualquier consulta con la entidad txuri-urdin acaba con un significativo "es hablar por hablar".

La Real no tiene sobre la mesa la posibilidad de traer

la final a Euskadi y está convencida de que se jugará en La Cartuja de Sevilla