l próximo 13 de junio se cumplirá una década. El mismo día en 2010, la Real certificó el ansiado regreso a Primera División ganando al Celta en Anoeta (2-0), en un partido al que siguieron efusivos festejos. Las fotografías de la celebración muestran a la plantilla txuri-urdin quitándose de encima toneladas de presión. Y presentan también a una figura difícil de identificar para el aficionado de a pie. Un futbolista joven. Vestido de portero. Con el dorsal 30 a la espalda. Se trata de Jabi Mandaluniz.

Lo de la portería realista tuvo su miga aquel curso. Bravo y Zubikarai habían sido sus ocupantes un año antes. Y Riesgo volvió al club tras un año cedido en el Recreativo de Huelva. Arrancó la campaña con los tres en la plantilla y un claro orden de prioridades. El chileno era el titular. Riesgo jugaba cuando el propio Bravo se marchaba con la selección. Y Zubikarai quedaba como tercera opción. El panorama, sin embargo, saltó por los aires durante la segunda vuelta, a raíz de la lesión que el sudamericano sufrió en el campo del Córdoba. Zubikarai asumió el relevo durante los partidos posteriores. Pero fue expulsado en el Nuevo Colombino. Riesgo volvió bajo palos. Y, cuando apuntaba a permanecer como titular hasta final de curso, se lesionó. Así que la Real encaró las decisivas últimas siete jornadas con el de Ondarroa como único guardameta (Bravo se recuperó pero se marchó al Mundial). A la hora de buscar a un suplente, recurrió al filial, a Jabi Mandaluniz.

El meta vizcaino tenía ya 23 años y había recalado en el club durante el verano anterior, procedente del Bilbao Athletic. Venía siendo el titular de un Sanse cuyo ascenso a Segunda B no pudo vivir sobre el campo, al haber sido reclutado ya por Martín Lasarte. Y se quedó en la entidad por espacio de dos campañas adicionales, en Segunda B, en las que disputó 12 y 21 encuentros respectivamente. En verano de 2012 aterrizó en el Logroñés, para después militar en Somozas, Mérida, Jumilla y Ponferradina, siempre en la categoría de bronce del fútbol estatal. La pasada temporada jugó en Tercera con el Somorrostro. Y ahora se encuentra sin equipo. En clave realista, su bagaje deja para la posteridad dos vertientes diferenciadas. Las tres temporadas en el Sanse por un lado. Y, por otro, lo que pudo ser y no fue. Cualquier contratiempo de Zubikarai en aquel 2010 le habría otorgado un inesperado protagonismo

Sin Bravo ni Riesgo, ambos fuera de combate, la Real encaró el tramo decisivo con Zubikarai bajo palos y el meta del Sanse como reserva