ATHLETIC Unai Simón; Capa, Yeray, Iñigo Martínez, Yuri; Dani García, Unai López (Beñat, m. 66); Muniain, Raúl García, Córdoba (Ibai, m. 73); y Williams (Aduriz, m. 86).

REAL Moyá; Zaldua, Zubeldia, Diego Llorente, Aihen; Illarramendi (Portu, m.36), Mikel Merino, Odegaard; Januzaj (Sangalli, m.78), Willian Jose (Isak, m.55) y Oyarzabal.

Goles 1-0, m. 11: Williams. 2-0, m. 28: Raúl García.

- La Real mordió el polvo en Bilbao. Lo hizo por incomparecencia. En uno de los días más esperados del año, los realistas fueron engullidos por un rival y un escenario que les tenían unas ganas descomunales. Los rojiblancos ratificaron, una vez más, lo que realmente les motiva el derbi y salieron enrabietados en pos de una victoria que se les resistía en los últimos años. No en vano, en siete visitas solo habían logrado tumbar a su eterno rival en su estadio en una ocasión y llevaban cuatro duelos, es decir dos años, sin saborear las mieles del triunfo en el gran clásico vasco.

Los donostiarras no estuvieron a la altura ni del elevado listón competitivo que impuso su adversario ni del ilusionante nivel futbolístico con el que se había presentado a una de las grandes citas de su temporada. La sensación que dejó a los suyos fue de gran decepción. Y abrió un riachuelo de dudas, sobre la conveniencia de mantener de forma innegociable el estilo a pesar de tener enfrente a un contrincante con sangre en los ojos que vive de provocar y de aprovechar el error ajeno. Como ninguno de los txuri-urdin cumplió las expectativas que su propio rendimiento habían generado, los bilbainos no tardaron en sacar los colores a su zaga con dos goles de Williams y de Raúl García. El primero originado en un saque de banda sin que un despistado Aihen Muñoz, a quien le mermó un inoportuno resbalón, lograra cerrar el centro de Capa, y el segundo en una buena vaselina en la que Moyá pudo hacer más.

Imanol sorprendió al sentar a Le Normand, que estaba completando una buena dupla con Zubeldia, para sacar a Diego Llorente, y no darle la alternativa a Portu de inicio. Los guipuzcoanos no lograron reaccionar ni meterse en el partido. El VAR no les ayudó sacando fuera del área un posible penalti a Zaldua y anulando un gol de Isak por un ajustado fuera de juego.

Pero el derbi nos dejó fríos. Con el agravante de la dura lesión de Illarramendi, que siete meses después aún no ha podido reaparecer. Borrón y cuenta nueva. Ahora tocaba estrenar Anoeta. Palabras mayores.

Por encima de la pobre imagen y la dura derrota quedó la grave lesión de Illarramendi, que todavía no ha podido reaparecer