Nuestras abuelas/amonas sesabían de memoria todos loscantables de las zarzuelas aluso. Se pasaban entonando letras y músicas cada dos por tres. A base de oír repeticiones en las emisoras de radio deentonces, los discos de vinilo que circulaban por casa, etc., fui aprendiendo lastonadillas, los dúos y los coros. Disfrutaba demasié con Agua, azucarillos yaguardiente. Pedía y pedía que me pusieran el Coro de Niñeras, cuando los chavales y chavalas juegan al corro y a la cuerda. Las señoras enviaban a Recoletos alas niñeras con los bebés. Una de ellas,casi al final del juego coral, le pregunta aun niño “Y tú que quieres?”. “Yo quieromear”, contestaba. Momento deliciosoque lo podéis ver en Internet.

Lo mismo que la Ronda de Enamoradosen La del Soto del Parral, de Soutullo yVert. La podría cantar de cabo a rabo.Pensaréis que estoy como un cencerro,pero me vino este recuerdo al comprobarque el árbitro debutante de ayer en Anoeta (perdón, Reale Arena), se apellida Soto.Volvía de Artaleku más contento queunas castañuelas tocadas por LuceroTena, cuando el Betis se adelantaba en eltanteo. Intuí el panorama. Busqué en laguantera del coche y puse el CD mientrasllovía a cántaros. O sea que los chaparrones no eran por lo que desafino.

Elegí la pista correspondiente a esa rondaque comienza preguntando: “¿Dóndeestarán nuestros mozos que a la cita noquieren venir?” Canté desaforado, antesde aparcar y tomarme un vino blancopajarita con un pintxo de salmón y quesoazul y un posterior picante. El Loretxu deHondarribia estaba petado, con la televisión encendida. Eran las tres menos veinte y me preguntaba qué hace esta genteaquí sin ir a casa a comer. Mientras pegaba un mordisco al primer pintxo,¡goooooolll”, sonó un grito unánimecoincidiendo con el tanto de Willian José.¡Otro pajarita para celebrarlo!

Como la cosa ya estaba en 2-1 asumí concalma el futuro inmediato. Me pusehecho unos zorros, empapado, en el tramo desde el bar hasta el coche. No sueleser fácil aparcar a esas horas, pero comoel día pintaba afortunado, un huequitome esperaba con tiempo de ver casi todoel segundo tiempo, en casa y por televisión. Allí estaban nuestros mozos, empuja que te empuja en busca del tercero quellegó de aquella manera. ¡Todos los golesvalen lo mismo! Pitando a la cocina, acalentar unas acelgas que preparé allevantarme. ¡Qué tristura, a las cuatro dela tarde, un plato de verduritas con aceitecrudo! Confieso que por la mañana compré media docena de buñuelos, dos decrema, dos de nata y dos de chocolate.Comencé a escribir este beaterio, viendorepetido el match. Inexorablemente fueron cayendo casi todos. Dejé uno de crema y otro de nata para hoy.

Pensé en Mikel Oyarzabal. ¡Qué bien levendría el de chocolate para recuperarfuerzas! El pobre estaba exhausto. Paraarriba, para abajo, diagonales, pases degol, asistencias, viajes que recibe sincomprar billete. Acertará más o menos,meterá más o menos goles. Supongo quelo de cantar no le va mucho. A lo mejorun día le propongo un coro de dos. Nohay que preguntarse dónde está, porqueno se esconde nunca. En general, la Realde ayer fue muy generosa en todas lassituaciones, líneas, ataque y defensa.Como a los andaluces la lluvia les asusta,lo mismo que a nosotros el sofoco cuando vamos a sus campos, se fueron quedando fríos. Lo mismo que su entrenador al que dicen que le pueden ponerruedas.

Una de las actuales virtudes del equipo esno perder la cara al partido. No hacedemasiado tiempo te metían un gol y lasremontadas eran imposibles. Lo mismoque cuando nos quedamos con diez jugadores sobre el césped. Esa es una comprobación pendiente ahora. ¡Ojalá nohaga falta! Nuestro mozo principal tomadecisiones convencido de que su gente vaa darlo todo, sin racanear. Decide queRemiro sea el meta, que Le Normand yZubeldia jueguen en el centro de la zaga.De ahí hacia adelante, lo previsto, todoslos mozos como volcanes en erupción,con hambre de gol, con los laterales largos poniendo caramelos en cada correría, con Portu desatado, con Willian Josémarcando un tanto de bandera, con Guevara, elegante y de pasarela en cada pase,y los medios y los enteros que aguantaron la peladura.

Dejo para el final un reconocimiento. Nopude saludar a Alberto de la Bella.Aplaudo la decisión de quien le fichó(Loren), de quienes contaron con él cadasiete días porque lo daba todo en cadapartido. Sin ser un jugador de casa, seintegró en el vestuario como uno más.Humilde, discreto, amigo de sus amigos.Buen compañero. Un señor en todaregla. Muy buena gente. Y me apetecedecirlo, porque a veces nos quedamoscon las coplas externas y no con el valorreal de la persona. Alberto es un individuo que merece la pena y que te respetasiempre. Conmigo tuvo un trato exquisito que valoro y no olvido. Ni una malapalabra, ni un mal gesto. La relaciónentre jugadores e informadores nunca esfácil. Por eso, cuando consigues tirarabajo una barrera tantas veces infranqueable, agradeces mucho la colaboración de personas como él. Un mozo entoda regla que tampoco se escondió nunca. Y dentro de una semana, partido enVigo que coincide con un mes con erre.¡Amén Jesús bendito!