donostia - “Portu, ¡Herria zurekin!”, exclamó un periodista de Radio Marca después del partido y la victoria ante el Atlético de Madrid en honor a la garra y al pundonor que mostró el murciano en su estreno en Anoeta. No se puede discutir que el extremo ha caído de pie en la Real y no ha tardado en conquistar a su afición. Todo ello, lo que sin duda le da un mayor mérito, sin que aún haya firmado una actuación particularmente completa como las que acreditó en el Girona.

Por ahora nadie discute su titularidad, pese a que la competencia en ese puesto es feroz, con un Januzaj al que no le está sentando bien el papel de secundario y un Barrenetxea que ha estado enfermo y aspirará desde ahora a entrar en el once al encontrarse por fin en plenitud de condiciones.

Hasta la fecha solo se ha perdido por una pequeña rotura de fibras el estreno de la Liga en Mestalla, algo que le dolió especialmente al haberse criado en la cantera de Paterna. Debutó en Mallorca, donde fue clave en la contra del gol por su carrera y asistencia a Odegaard. En Bilbao sorprendió su suplencia y entró en la primera parte (minuto 36) ya con el definitivo 2-0. Ante el Atlético se adueñó de la titularidad y completó una buena actuación. En Cornellà asistió a Willian en el segundo gol. Ante el Alavés provocó un penalti y luego falló otro. En Sevilla otra vez llamó la atención su suplencia, y luego marcó su único tanto hasta ahora. Y ante el Getafe volvió a asistir a Mikel Merino. En total 460 minutos. Y lo más positivo, la sensación de que su margen de mejora es ilusionantemente abismal.