No parece de recibo en una competición seria que el equipolíder sea prácticamente campeón de liga el 8 de abril, cuando debendisputarse aún unos cuantos partidosantes de acabar. No hay lugar para lasemociones por el título. A partir de aquílos catalanes pueden calcular y especularen sus encuentros porque cuentan conun colchón maravilloso. Por sus propiosméritos, por Messi y por los deméritos delos demás, que son muchos, por cierto.Entre los encuentros que les faltan pordisputar a los catalanes se cuenta la visitade la Real al Camp Nou el sábado de gloria. Por comentar. En medio, los de Valverde andarán sumidos en la eliminatoria de Champions y a lo mejor podemosaprovechar. Por comentar, también, aunque visto el panorama resultado tras laderrota de ayer, ese partido pueda calificarse de trámite.
Hay mucho más ambiente en el tropela.Tanto en el de los ciclistas que comienzan hoy la Itzulia 2019, como en los quetratan de conquistar una plaza europeala próxima temporada. Da la sensaciónde que ese lío va a durar hasta el pitidofinal, lo mismo que en la zona de descenso. Los partidos son todos muy parecidosy se resuelven por pequeños de talles.Basta recordar el triunfo ante el Betispara concretarlo todo en dos jugadas: laparada de Rulli ante Joaquín y el hermoso remate de Oyarzabal a pase espléndido de Juanmi. Dos acciones y tres puntosque se quedan en casa. Como hacía tantotiempo que no se ganaba, el personal sereencontró con la alegría y miró a Vigo.Esa ciudad nos trae muchos recuerdos.Imperecederos. Dentro y fuera del terreno de juego. Allí acudió una inmensamanifestación de seguidores cuando acariciábamos el título de liga. Allí se logróhace menos tiempo una plaza europea yallí nos recibieron ayer con una estupenda entrada en las localidades protegidas,con ambiente de pandeirada, olor aempanada y salitre de marisco, amén denotables chaparrones que envolvieron laatmósfera de un halo especial y que,incluso, hasta los paraguas bailaronsobre el césped. El Celta anda metido enconflictos clasificatorios por mantener lacategoría. Lo fía todo a Iago Aspas, unode los futbolistas determinantes en un equipo que ya ha pasado por las manosde tres entrenadores en la presente temporada.
Tomaba café ayer por la mañana, comotodos los días. La gente lee la prensa ycomenta en alto las cosas que le llamanla atención. Un jubilado profesor, memira y pregunta: “¿Va a jugar Sandro yJuanmi al banquillo?” “Es posible”, contesté. Los técnicos adoptan decisionesdesde el conocimiento de las cosas ysituaciones. Imanol, en eso, no es diferente. Apostó de nuevo por el cuerpo deguardia intocable y movió aquellos peones que consideraba. Por eso, unosausentes ante el Betis fueron ayer titulares. Y viceversa. Sea como fuera, la Realsalió enchufada desde el pitido inicial. Enpocos minutos disparó a puerta, dispusode ocasiones y sacó varias veces desde laesquina. Esa manifestación de fortaleza eímpetu desencajó a los gallegos, que se atrincheraron atrás hasta que escampara. Estaba preparado para hacer zappingcon la final de pelota. Cambié de canalmenos de lo que esperaba porque los realistas jugaban rápido, fluido y atrayente.Cuando eso sucede hay que aprovechar.Fue en una acción de Oyarzabal. Undefensor tocó la bota del realista y el árbitro se fue al punto para decretar penalticon permiso del VAR. Desde que lo pitóhasta que se lanzó a Willian José le diotiempo de ir a Brasil y volver. ¡Qué barbaridad! El delantero txuri-urdin ni seinmutó, ni se puso nervioso. Fue a por elbalón y lo mandó de potente derechazoal fondo del portal olívico. El partido estaba claro y orientado. Se trataba de nocometer errores, ni fallar los pases. Unaanchoa de Merino no la degustó IagoAspas y fue entonces cuando opté porpasarme al frontón para no acelerar elritmo del corazón ni entrar en taquicardias. La final estaba emocionante y lospelotaris me engancharon a la disputacorajuda de los tantos decisivos. Hacetiempo que Beñat Rezusta me conquistópara su causa por su calma y eficacia.Otra vez, merecido campeón con la ayuda inestimable de Danel Elezkano. El deBergara ha disputado las últimas cuatrofinales del campeonato y ha ganado dos.¡Le deberán reconocer su valor y subirleel sueldo!
Cuando volví al canal televisivo de Balaídos encontré una hecatombe. Penalti encontra, gol para los gallegos, expulsión deWillian José, un vendaval soplando encontra y muchos minutos por delante,con uno menos, para conseguir un resultado favorable. Esta vez la anchoa se lacomió entera el killer gallego. No perdonó desde los once metros, pese a queRulli adivinó la trayectoria. En la planificación teórica del partido, seguro queImanol no contemplaba semejante paisaje. Se armó con Sangalli en lugar deRubén Pardo para ganar el necesariomúsculo. Remar contra corriente y nollegar a puerto, porque todo se puso cuesta arriba. El Celta le dio la vuelta al guiony encontró de nuevo al delantero quedecide. Cabezazo, aprovechando una salida incompleta de Rulli, al que poco después le abrieron la cabeza. En medio deestas adversidades, en la otra portería niSangalli, ni Zubeldia, ni Oyarzabal vieronque sus remates no llegaban a destino,entre otras cosas por las paradas imponentes de Rubén Blanco. Al final, apareció el tercero de los locales al aprovecharMaxi Gómez un balón que sólo había queempujar.
¿Y ahora qué? Supongo que a seguirhaciendo cuentas hasta que las matemáticas resistan. Se preguntará el personalpor qué el técnico decidió esa alineacióny no otra. Sé preguntará el personal, porqué el equipo salió tan enchufado en elprimer tiempo y tan inerme en el segundo. Se preguntará el personal porque estáMelero en Primera División. Se preguntará el personal para qué sirve el VAR. Ynos podremos seguir preguntando porqué cuando estamos cerca de alcanzarun objetivo nos perdemos o nos diluimos, o vaya usted a saber qué. Lo ciertoes que ayer se desaprovechó otra oportunidad. Esta vez, bajo la lluvia.