donostia - ¿Quién dijo que a Imanol le cuesta leer los partidos? Es cierto que su Real, y por lo tanto él mismo, ha interpretado mal algunas situaciones que se han dado durante el último mes de competición, destacando en este sentido el inicio de la segunda parte en el Sánchez Pizjuán. Pero el técnico oriotarra también ha demostrado en varios encuentros ser capaz de modificar el guion sobre la marcha para adaptarse a lo que el panorama exige. En el Bernabéu, el equipo mejoró cuando ordenó que Merino dejara de saltar a por un central blanco. Ajustó la presión contra el Espanyol para contrarrestar a Melendo, quien ejercía de cuarto centrocampista partiendo desde la banda. Acertó situando a Oyarzabal entre líneas en Vallecas. Y supo juntar a su equipo en el derbi, cuando con 2-0 Gaizka Garitano metió en el campo a Raúl García, bien vigilado por Zurutuza.
Anoche en Anoeta, el preparador realista se enfrentó a una nueva partida de ajedrez, planteada por un Betis que se propuso de inicio hacer daño al sector izquierdo de la defensa txuri-urdin. El cebo de Setién consistió en apostar por una alineación a priori de tres centrales y dos carrileros para, en la práctica, diseñar un 4-2-3-1 con Sidnei de sorprendente lateral zurdo. La Real apretó de inicio con sus tres delanteros en primera línea, pero se encontró con que la zaga verdiblanca era de cuatro. Canales, extremo diestro, fijaba a Aihen. Merino se quedaba con Guardado. Y Barragán ejercía de hombre libre desde el que construir superioridades. Así dominaron los andaluces durante los primeros diez minutos, hasta que Imanol Alguacil encontró la llave.
Consciente de la novedosa disposición del Betis, el técnico realista adaptó la presión de los suyos y consiguió generar un contexto muy favorable para los intereses del equipo blanquiazul. Willian apretó a uno de los centrales. A por el otro salió Sangalli. Y Juanmi pudo así quedarse con el citado Barragán. Pese a la variante txuri-urdin, la actitud de los visitantes se mantuvo inamovible: salida en corto para atraer rivales y correr una vez superada su primera línea. Pero la Real, con las parejas de baile bien establecidas, comenzó a acumular robos y transiciones que generaron mucho peligro en la portería de Pau López. Mientras, el equipo verdiblanco, peligroso y dañino durante el tramo inicial, se apagó poco a poco, de camino al tiempo de descanso.
Dio la sensación, tras el paso por los vestuarios, de que la Real daba un pequeño paso atrás. Se dieron un par de acciones en que Sangalli rehusó acudir a la presión a la defensa rival y guardó su posición, pero solo fue un espejismo. La Real no varió su actitud, pero el Betis elevó sus prestaciones ofensivas y logró pisar las inmediaciones de la portería de Rulli. Así empató. Y así dio pie a la segunda vuelta de tuerca de Imanol Alguacil durante el partido. Sangalli dejó su sitio en el campo a Sandro, nuevo extremo diestro. Juanmi se desplazó a la izquierda. Y Oyarzabal se situó en el lugar del propio Sangalli. Jugada redonda, porque las nuevas ubicaciones de malagueño y eibartarra dieron pie al definitivo 2-1.
Por segunda vez en cuatro días, centrar al ayer capitán dio puntos a la Real. Ocurrió el domingo en Valladolid, cuando cabeceó a la red un centro de Sangalli. Y sucedió de nuevo anoche. Más allá de la acción del gol, en cualquier caso, la actuación final del 10 resultó decisiva por lo que aportó en el carril central tras robo. La Real recuperó durante el último tramo del encuentro muchísimos balones con el Betis expuesto, y la mayoría de ellos cayeron enseguida en los pies de un Oyarzabal dañino para la zaga rival. Todo ello, propiciado por los movimientos desde el banquillo de un Imanol muy reforzado por la victoria.