De Valladolid volvió tristona la feligresía, taciturna y con cara deindigestión. Menos mal que MikelOyarzabal con su gol fue un digestivo comoaquellos efervescentes de Alka-Seltzer o lospolvos en bote azul de Torres Muñoz queayudaban a superar la pesadez estomacal.Conocí un estudiante que se apellidabaigual y al que los compañeros de clase llamaban cariñosamente bicarbonato. Loschavales siempre fueron ingeniosos y creativos. Muchas veces echamos en falta sufrescura y su capacidad de adaptarse a realidades adversas para superarlas. Cuandoun equipo de fútbol como el nuestro noresponde a las expectativas, nos amargamos. No hace falta más que leer y escucharpara entender que no está contento ni elmás optimista. ¡El pueblo al borde delharakiri!

Decían los sabios en el tiempo pasado delfútbol entre semana que venían muy bienlos encuentros seguidos en pocos días, porque ayudaban a superar los desánimos sise perdía, o afrontar desde la alta moral lossiguientes compromisos si se ganaba. Asíque la llegada del Betis podía suponer unpar de cosas. Si se sacaba el partido adelante, aire para la tropa. Si se perdía, ciliciospara mortificarse. Como ahora vivimos lostiempos del marketing, de las redes sociales, de los community manager, del postureo y la puesta en escena, supone que si elcorazón txuri-urdin camina llevando unpeso pesado de la procesión, el artificiovacío de contenido nos propone un mundode Yupi. ¡No puedo con eso! Tampoco conlos deportistas profesionales que despuésde un partido decepcionante, de un malresultado, de una actuación penosa, comparten fotos paseando al atardecer, mirando a la bahía en pleno crepúsculo, comiéndose una hamburguesa, o tomándose unmojito o una copita de palinka. Y no sigopor no molestar, ni herir sensibilidades.Existe una especie de realismo generalizado de las puertas de palacio hacia afuera.Casi nadie cree en las opciones reales delequipo al final del ejercicio. Sin embargo,si escuchas a Imanol, a Elustondo, aZubeldia, protagonistas a lo largo de lasemana en ruedas de prensa y entrevistas,te das cuenta que su discurso es muy diferente. Ellos están convencidos de lo contrario a la mayoría. No me parece mal.Sabemos de sobra que el papel lo aguantatodo, pero la realidad es tantas veces tozuda que al final las palabras se las lleva elviento. Quizás porque había que mover elarbolito, el técnico oriotarra decidió tocarlíneas. Sentó a Theo optando por Aihen;la vuelta de Diego Llorente a la zaga le permitió hacer dupla con Aritz Elustondo;decidió que Sangalli llevara camiseta detitular y le dio a Juanmi un cheque al portador después de unas cuantas jornadassin que se abriera la ventanilla de cobros.Ignoro si los cambios venían dados por uncalendario de tres partidos en siete días oporque le apetecía despertar a los somnolientos. Lo cierto es que el malagueñopuso rúbrica a una acción de balón parado que sirvió para calmar a la tropa, adelantar a su equipo, situar el partido enfranquía y coger aire. Ciertamente, quedaba mucho tiempo por delante y, dadas lasrarezas de la jornada, había que estarmuy atentos a todo. Los puntos eran vitales para todos. En esta jornada, a ochopara terminar el campeonato, se han acumulado resultados muy raros, decisionescontrovertidas, goleadas y remontadas, tantos en los momentos más inesperados? Vamos, una colección de situacionesque han dado juego en las tertulias y mentideros de toda la geografía. Poco despuésdel inicio del segundo tiempo nos unimosal coro. Se nos indigestó el bocadillo deldescanso cuando Canales completó unajugada formidable de Tello, que siempreme encantó como extremo. No hay futbolistas como él que desborden por fuera.Volver a empezar y volver a dudar. El partido es de ida y vuelta y puede pasar cualquier cosa, incluso que la cuadrilla del VARno le avise al árbitro para indicarle queBarragán le ha metido un empujón a dosmanos a Aritz Elustondo, al que casi manda a su casa de Beasain sin pagar transporte. Sigo sin entender los comportamientosal respecto de las jugadas de conflicto. Luego, es cierto que el defensor realista agarró a un rival de su camiseta, pero fuera delárea. Es el momento en que necesito la salde frutas estomacal y la tila para la incipiente taquicardia. Rulli le hace una parada escalofriante a Joaquín. Jugada decisivaporque un segundo tanto andaluz hubierasido catastrófico. Felizmente, el argentinoescuchó intensos aplausos. Más tarde, lasoportunidades de Juanmi o Willian José?Yasí los minutos corriendo y el pálpito cadavez más acelerado.

Hasta que llega el momento del chico de labotas rojas, o naranjas. No distingo muybien el color del borceguí que calza el eibarrés, pero el pase de Juanmi y el remate deOyarzabal al fondo del portal andaluz iluminan la noche guipuzcoana y aunque seatarde suenan los cohetes en aquellas poblaciones en las que se celebran los tantos realistas. Fue significativo el gesto en la montonera de celebración. Además de abrazarse como si les hubiera tocado el gordo navideño, hay una imagen que llama la atención. Rubén Pardo estaba calentando en labanda. Se unió al grupo festivo y señalandosu sien, quiso decirles a sus compañerosque usaran la cabeza, que no se despistaran, que no perdieran la concentración,que no encajaran un gol, que por sus hijosy los de los demás defendieran el botín.¡Tensión!

No quedaba demasiado tiempo. Habíanpasado cosas. Aihen Muñoz debió abandonar el campo con problemas en losisquios. O eso pareció. Theo saltó al terreno en medio de grises en la grada. No llegamos a diecisiete mil, pero la gente tratóde empujar como tantas otras veces.También Sandro se incorporó al terrenoen los momentos de zozobra e Imanoldecidió que Ander Barrenetxea disfrutarade una oportunidad cuando los minutosen disputa eran trascendentales. Merinotuvo en sus botas el tercero, pero no lesalió un remate rotundo. El reloj de losminutos de la prolongación pareció necesitar un digestivo para mostrarse másligero. Por fin, Medié pitó el final y aquello se convirtió en un torrente de desenfreno colectivo. Es fútbol. Se ganan trespuntos y la tropa coge aire y se viene arriba. ¿Ahora qué hacemos? Otra vez partido el domingo. En Vigo, allí donde Juanmi marcó un tanto de vitola que nos llevóa Europa. ¿Volverá a ser titular? ¿Recuperará el papel de revulsivo? ¿Algún ausente estará para jugar? No lo sé, pero mientras siga ese chico que elige el color de losdemonios coloraos en sus botas y marque goles y nos saque de pobres, las cosaspintarán mejor. ¡Me voy a dormir que yaes hora!