donostia - Luca Sangalli (1995). Martín Merquelanz (1995). Robin Le Normand (1996). Ander Barrenetxea (2001). Aihen Muñoz (1997). Roberto López (2000). Y Alex Sola (1999). El lateral derecho donostiarra se convirtió ayer en el séptimo futbolista que la estructura de Zubieta aporta al primer equipo esta temporada. Tampoco hay que engañarse. Por razones de diversa índole, ninguno de los jugadores enumerados ha logrado asentarse en las alineaciones. Pero la estadística sí habla del buen trabajo que viene realizándose en las categorías inferiores del club.
El último exponente es el mencionado Sola, un carrilero con vocación ofensiva que ayer aprovechó las circunstancias para colarse en el once de Imanol Alguacil. Zaldua estaba sancionado. Aritz Elustondo, enfermo. Así que, como siempre se ha hecho en este club, el entrenador miró al filial para cubrir la vacante. Recurrió a un futbolista internacional con España en categorías inferiores, a quien Eusebio Sacristán ya se llevó en verano de 2017 al stage de Holanda, donde disputó algún amistoso. La trayectoria de Sola, en Zubieta desde 2011 (ingresó como infantil txiki), siempre ha resultado prometedora. En 2016 integró el combinado estatal sub’ 17 que perdió la final del Europeo en la tanda de penaltis de la final, contra Portugal. Lideraba aquel equipo Brahim Díaz, el actual futbolista del Real Madrid, quien formaba ataque con Abel Ruiz, delantero del filial del Barcelona.
Pese a estar aún en edad juvenil, Sola completó la pasada temporada en el Sanse que disputó el play-off de ascenso. Esta campaña, mientras, ya había subido a entrenarse con el primer equipo en diversas ocasiones, hasta que ayer le llegó la oportunidad de estrenarse de forma oficial en la elite. “Quien la sigue la consigue”, reza la frase que preside su perfil en la red social Twitter. Seguro que la recordó durante los minutos previos al partido ante el Leganés. No es que comenzara tímido. Sola es un futbolista atrevido y con desparpajo. Pero el propio partido eligió por él. Las primeras acciones en las que intervino se dieron con rivales presionándole muy encima, y el chaval se tuvo que limitar a cumplir con el expediente. Recibir. Tocar. No perderla. Y esperar a que llegaran momentos más propicios para descolgarse en ataque. Pudo hacerlo durante la primera mitad, aunque en ofensivas aisladas, principalmente una en la que Willian José le sirvió un balón al espacio para que centrara al área con un envío raso entre centrales y portero.
En defensa, la ocasión más clara del Leganés nació de su banda, aunque la jugada señaló a Merino, de ayuda fallida al joven lateral. Sola sufrió poco más en la contención. Y tras el descanso por fin llegaron los momentos para proyectarse con mayor frecuencia. Conectó de volea un centro de Oyarzabal al segundo palo y Cuéllar le quitó la gloria. La jugada del 1-0 nació de una subida suya que terminó con servicio al pie para Januzaj. Firmó luego una delicatessen en línea de fondo cuyo envío posterior no encontró destinatario. Y también pasó por los pies del canterano la acción del 2-0, en una combinación con Merino y el propio Januzaj.
Se vino arriba Sola. Con la confianza rebosándole los poros, se atrevió con un par de maniobras en situación de riesgo ante las que Imanol no lo dudó. Se acercó a él antes de un saque de banda y le pidió tranquilidad con gestos ostensibles. Estaba completando una actuación notable y solo cabía ponerle el colofón sin emborronarla. El chaval hizo caso a su entrenador. Siguió subiendo. Insistió. Cada vez más valiente. Pero arriesgando donde tocaba. Sobrio en posiciones más retrasadas. Aquí tenemos otro lateral derecho. De Zubieta. Y van?