donostia - La Real ya se encuentra en alerta roja. No por la pésima pretemporada que está completando el equipo, sino porque, como se esperaba, el Athletic viene con todo para intentar fichar a Mikel Oyarzabal. El pasado jueves ya se produjeron los primeros contactos con el entorno del futbolista, que, como es lógico, no ha puesto pegas a sentarse a hablar y escuchar al club rojiblanco. Las cifras que se manejan son de otra dimensión, por lo que la preocupación en el mundo txuri-urdin es grande y creciente. El Athletic le ofrece al jugador cinco millones netos por temporada, más del doble de lo que percibe en Anoeta pese a tener solo 20 años. Esa cantidad no la cobra, ni de cerca, ninguno de los jóvenes de su edad, compañeros de la sub’21 que militan en el Barcelona y el Real Madrid, para que se hagan una idea de lo inquietante de la situación.

Eso por un lado, ya que hay otro punto que parece tener muy controlado el departamento jurídico de la entidad rojiblanca. Al parecer, han estudiado el contrato firmado por el eibartarra en su última renovación con la Real en agosto de 2016 y consideran que la cláusula antiAthletic que firmó -por la que tendría que pagar 60 millones en lugar de 50 como el resto de clubes- no sería legal y, en el caso de que la denunciaran, en su opinión, acabarían dándoles la razón. Es decir, si el tema no es lo suficientemente hiriente para los aficionados blanquiazules, todavía podría vivirse un epílogo en los despachos en el hipotético caso de que los abogados del jugador decidan depositar un cheque de solo 50 millones en la Liga de Fútbol Profesional. Su argumento es que es el futbolista quien paga su cláusula para quedar libre y firmar por el equipo quien quiera. Es decir, piensa que no puede tener cabida una penalización de diez millones en función del destino que elija posteriormente.

El padre del futbolista tiene muy buena relación con directivos del Athletic, ya que incluso cursó los estudios con uno de ellos, por lo que hace dos años, en su primer intento para contratarle a espaldas de la Real, accedió a encontrarse con ellos en Pamplona como punto medio de Bilbao a Jaca, donde se encontraba pasando sus vacaciones. Al parecer, y siempre según fuentes cercanas a la Real, parte de la familia tuvo muchas dudas antes de que Aperribay se moviera con celeridad y sellara su prolongación de contrato.

Lo que está claro es que ahora la pelota está en el tejado del futbolista. El Athletic ya le ha comunicado que quiere pagar su cláusula, por lo que será él quien decida si se va o se queda, para lo que ha pedido un tiempo. El sábado, al término del partido ante el Stuttgart, Mundo Deportivo solicitó que le atendiera, pero declinó la invitación. La situación tampoco es sencilla para el canterano, que siempre ha declarado que “está donde quiere estar” y que no tuvo problemas en besarse el escudo, una vez más, cuando marcó el primer gol del pasado derbi en Anoeta ante el Athletic.

Aperribay es consciente de la peligrosidad de la situación y ha decidido no viajar este fin de semana a Alemania para intentar convencer a la familia Oyarzabal para que acepte un nuevo contrato que le sitúe a la misma altura que el mejor pagado de su plantilla (Illarramendi). Habrá que ver si su movimiento no llega demasiado tarde.