donostia - La llegada de Asier Garitano al banquillo de la Real ha sido considerada como el triunfo de una forma de hacer las cosas que, por su naturalidad y normalidad, escapa de lo que se ha convertido en, tristemente, habitual en el mundo del fútbol. La figura del técnico de Bergara encarna la sencillez de una persona apasionada por su trabajo y por el fútbol que, partiendo siempre de cotas bajas y sin recibir regalos de ningún tipo, se ha labrado un camino directo hacia el éxito. Cuatro testigos de la trayectoria del nuevo entrenador txuri-urdin analizan las distintas etapas que este ha vivido hasta alcanzar el banquillo de Anoeta.

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IÑIGO ZAITEGI (BERGARA) “Le recuerdo jugando en Angiozar”

Entre el fútbol y la pelota, el Asier Garitano niño prefería lo segundo. Resulta de dominio público en Bergara, cuyos aficionados más veteranos recuerdan haber visto al nuevo entrenador txuri-urdin desenvolverse con soltura en los frontones. Es el caso de Iñigo Zaitegi, presidente hasta el año pasado del Bergara Kirol Elkartea, quien recuerda al técnico “jugando con Jokin Etxaniz en los soportales de Angiozar”. El entrenador realista ganó varios torneos formando pareja con el expelotari profesional y actual responsable de material de Aspe. Ejercía de delantero y quienes le siguieron destacan de él una cualidad que subrayan también los que le han conocido en materia futbolística: la inteligencia.

Zaitegi mantiene frescas en la memoria las evoluciones de Garitano como pelotari, aunque estas datan de una época en la que ambos no tenían contacto. Sí hablarían años más tarde, con el propio Zaitegi como presidente del Bergara, cuando el Asier futbolista aguardaba a vincularse con los distintos equipos en los que jugó y solicitaba al club de casa ejercitarse con su plantilla para no perder la forma. El flamante preparador blanquiazul terminó decantándose por el fútbol en detrimento de la pelota, una decisión que en la localidad mahonera sorprendió solo en parte. El frontón era su lugar predilecto. Pero con el balón en los pies, cuentan, era el mejor de su edad en Bergara. Y hubo un club que se dio cuenta.

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IÑAKI SÁEZ (ATHLETIC) “Su padre le traía siempre a Lezama”

En 1979, todo cambió para Asier Garitano a raíz de un torneo de fútbol que disputó con sus compañeros de Bergara en tierras vizcainas. Iñaki Sáez, por aquel entonces director de la cantera del Athletic, vio en el actual técnico guipuzcoano “a un chaval muy espabilado y muy listo de cara a gol para su edad, diez años”. “Tenía facilidad para marcar”, añade el técnico bilbaino, quien se apresuró a hablar con el aita de Asier. “Cuando tengo que poner un ejemplo de padre que ha ayudado en la carrera deportiva de su hijo, siempre recurro a él”, explica Sáez. “En primer lugar, me comentó la posibilidad de compaginar fútbol y pelota. Y no le pusimos ningún problema, porque venía a Lezama dos veces entre semana y los sábados por la mañana. Tenía tiempo para ir al frontón”.

Posteriormente, con el paso de los años llegarían etapas de mayor exigencia, de las que Iñaki Sáez destaca el papel que jugó el padre de familia. “Traía a Asier a todos los entrenamientos y partidos. Y al terminar volvían a Bergara. Recuerdo incluso que por aquel entonces venía también un chaval de Zarautz al que metían en el coche. El sacrificio que todo esto supondría para el aita sería importante”. El técnico asistió en Lezama a toda la progresión del entonces futbolista guipuzcoano, que fue quemando etapas hasta alcanzar el filial rojiblanco. En él llegaría a entrenarle, curiosamente, el propio Sáez. “No llegó a dar el salto a la primera plantilla porque, supongo, en aquella época habría otros jugadores mejor preparados. Pero Asier era un buen atacante, del que destacaría sobre todo su inteligencia. Fue muy listo durante toda su carrera sobre el césped. Y sigue siéndolo ahora como entrenador”.

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FRANCISCO LLOR (ORIHUELA) “Le contratamos porque fue muy claro”

“Terminé mi trayectoria como futbolista sabiendo que, en cuanto colgara las botas, me iba a convertir en técnico”, ha declarado en varias ocasiones Asier Garitano, cuyos inicios como preparador le llevaron a ejercer como segundo en el Alicante. Sin embargo, tuvieron que pasar ocho años, incluida en ellos alguna efímera experiencia en solitario al frente del propio Alicante y del Castellón, para que un club confiara con todas sus consecuencias un proyecto al de Bergara. Lo hizo el Orihuela, de Segunda B, en verano de 2011. En su presentación oficial, al lado del guipuzcoano se sentó Francisco Llor, vicepresidente que aún conserva dicho cargo en el club levantino. “Conocíamos a Asier por su trabajo en varios clubes de la zona. Y nos decidimos a incorporarle por la claridad que mostró en las negociaciones que mantuvimos. Nosotros le pusimos las cosas claras a él. Y él nos puso las cosas claras a nosotros”.

Llor recuerda las perspectivas con las que el Orihuela, entonces en Segunda B (actualmente pugna por ascender a la categoría de bronce desde Tercera), afrontó aquella temporada. “El presupuesto era reducido, y así se lo adelantamos al míster. Pero nos gustó el modo en que lo asumió. Aceptó lo que le propusimos y, en gran parte gracias a su conocimiento de los futbolistas de la zona, se completó una buena plantilla. Recurrimos a varios jugadores que salían de filiales, y también a gente que ya había coincidido con Asier en otros clubes. El objetivo no era ascender, ni mucho menos, pero nos clasificamos para el play-off”. El Albacete eliminó a las primeras de cambio a los alicantinos, pese al 1-1 que estos lograron en la ida en el Carlos Belmonte (0-1 en la vuelta). “El recuerdo que aquí tenemos de Asier Garitano es magnífico. Como entrenador, ahí está su trayectoria. Pero destacaría sobre todo su calidad como persona. Le veo ahora dar ruedas de prensa en el Santiago Bernabéu o el Camp Nou y es exactamente el mismo que presentamos en Orihuela hace siete años. Ojalá le siga yendo bien”, zanja Llor sobre el de Bergara.

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ROBERTO OLABE (REAL) “Me ha cautivado por su ambición”

La trayectoria de Garitano que subrayan desde Orihuela está marcada, en gran medida, por sus logros en el Leganés. Cogió al equipo en Segunda B y en cinco años lo deja en Primera tras disputar incluso una semifinal de Copa, habiendo eliminado al Real Madrid en el Bernabéu. Pero él quiere más. “Desde que empecé en los banquillos, siempre he deseado entrenar a la Real”, subrayó hace dos semanas el técnico en su presentación txuri-urdin. El objetivo, así, queda cumplido, al dar el club blanquiazul un paso tras el que se encuentra la figura de Roberto Olabe. En la mencionada puesta de largo, el director de fútbol enumeró las cualidades que debía reunir el nuevo preparador: “personalidad, liderazgo, ambición, conocimiento de nuestro club y de la Liga”. “Asier reúne todas estas características y además tiene ilusión y pasión por el proyecto. Sabe perfectamente lo que quiere. Y es la mejor persona para sacar lo mejor de cada uno de nosotros en Zubieta”, añadió.

La Real pretende aspirar a cotas importantes, y apuesta por un técnico de historial tan meritorio como modesto si se toman como referencia los equipos a los que ha dirigido. Olabe, sin embargo, restó valor a esta última circunstancia cuando presentó a Garitano hace quince días. “Muchos mirarán su currículum y pensarán que no es suficiente. Pero yo de Asier valoro lo que le queda por hacer y lo que quiero que haga con nosotros. Ha sacado mucho rendimiento a futbolistas de mayor y de menor nivel”, destacó el gasteiztarra, quien zanjó su discurso sobre el entrenador subrayando también que “ha sido capaz de abandonar su zona de confort, donde lo tenía todo, para ser parte de la Real”. “Me ha cautivado por su ambición”. El camino de Asier Garitano ha sido largo. Pero el paréntesis que en él implica el presente mes de junio supone solo un punto y seguido. Dentro de tres semanas y media arranca de verdad su etapa en txuri-urdin.