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En penas y afanes, consulta refranes

En penas y afanes, consulta refranes

Dicen que “en el país de los ciegos, el tuerto es el rey”. O lo que es lo mismo, siempre hay alguien que está peor. No es por refugiarme en el manido “mal de muchos, consuelo de tontos”, ya que empezaría a parecerme a John Toshack, cuya habilidad para traducir refranes del lenguaje británico provocaban las carcajadas de sus paisanos que dominan con destreza el castellano (aunque no lo crean, viendo lo poco que aprenden los futbolistas y entrenadores que aterrizan en la Liga procedente de las islas, existen). Pero parafraseando a Laporta, la realidad es que “no estamos tan mal”. El mejor ejemplo es el Málaga. Suelo veranear en la Costa del Sol y solía leer la prensa local todos los días. Lo digo con conocimiento de causa, el periodo estival del aficionado malaguista fue un auténtico sinvivir. Casi todos los días aparecía una noticia nueva con la posibilidad de que alguno de sus hombres clave pudiera emigrar a equipos más poderosos. Y les puedo asegurar que no contaban con la protección de las cláusulas que firman pronto todos nuestros canteranos. Allí ninguno deja más de 15 millones.

Vamos a remontarnos al Real-Málaga de la jornada 37 de la pasada campaña. A aquel conjunto malacitano que puso en jaque al conjunto realista y a sus opciones de entrar directamente en Europa después de arrancar un doloroso 2-2. Lo peor de todo es que, sin jugarse nada, lo hizo con justicia, mostrando hechuras de equipo joven y con unas enormes posibilidades de futuro. No sé si se acordarán, pero Bautista a centro de Iñigo Martínez, es decir casi a la heroica, logró rescatar al menos un punto que a la postre resultó definitivo para que el gol de Juanmi en Vigo permitiera a los blanquiazules cazar la ansiada sexta posición.

En aquel Málaga destacaban Kameni, que se marchó al Fenerbahçe, Diego Llorente, que triunfa en la Real, Fornals, refuerzo estrella del Villarreal y Sandro, su máximo anotador, que se la está pegando en el Everton. Por si fuera poco, a la cita en Anoeta faltó su faro en el centro del campo, Camacho, que después de muchos meses de rumores acabó firmando por el Wolfsburgo. Como diría el gran Andrés Montes: “¿Qué harías, Salinas?”. Imagínense que el pasado verano se llevan así, sin comerlo ni beberlo, a Rulli, Iñigo Martínez, Illarramendi, Zurutuza y a Willian José. No me quiero ni imaginar la cola en Monpas para lanzarnos, o el trampolín que hubiéramos puesto allí para que fueran desfilando todos los puestos relevantes del club.

Lo más triste de todo es que su dirección deportiva no ha podido reclutar sustitutos de garantías, ya que el famoso jeque ha pasado de mecenas y aspirante a ser el dueño del nuevo puerto deportivo de Málaga, a casi un trilero, que hace y deshace a su antojo y que no tiene demasiada intención de poner ni un euro de más en la entidad de La Rosaleda, ante la desesperación y el enfado de dicha parroquia. “No es oro todo lo que reluce”.

Es curioso, pero muchos se ríen de Míchel y se alegran de que le vaya mal. La verdad es que, por unas cosas o por otras, siempre ha estado en el disparadero. Eso sí, en Málaga no creo que haya muchos que duden de su trabajo, ya que la pasada campaña era el tercer entrenador que se sentó en el banquillo andaluz, heredando dos sonoros fracasos, y si la competición llega a durar cinco jornadas más lo mete en Europa. Este año, desde la lejanía, parece que bastante hace con que se mantenga a flote, tras el fracaso de los fichajes, que provoca situaciones como que, por ejemplo, y con todos mis respetos, el recordado Chory Castro sea una de sus referencias ofensivas cuando se fue de Donostia por la puerta de atrás al estar en clara línea descendente. Sin olvidar que, el primer año en Primera tras el ascenso, fue el único que mantuvo la tranquilidad y supo jugar con el resultado en aquel dramático Real-Getafe en el que los dos tenían opciones de descenso.

Parte del mundo realista se echará las manos a la cabeza, pero para mí siempre ha sido un interesante aspirante para nuestro banquillo. Y lo defenderé siempre. Porque además de haber sido un futbolista extraordinario, también cuenta con una dilatada experiencia en los banquillos. Con esto no quiero decir que esté pensando en un relevo en la Real, aunque “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Mi opinión es que Eusebio todavía cuenta con crédito suficiente y que la estabilidad se logra con proyectos largos. Pero hay cosas que no entiendo y me desesperan. En su primera temporada, el vallisoletano cambió muchas veces su guion para obtener resultados. En la segunda, la de su gran éxito, encontró una fórmula mágica que le llevó a convertirse en una de las sensaciones de la Liga por su puesta en escena brillante, acompañada de la consecución de muchos puntos que propició el regreso a Europa. Y en la tercera, cuando están viniendo mal dadas y le han cogido el truco, se mantiene en un postura inmovilista que, con la que está cayendo, no se explica. Queremos soluciones. Ideas nuevas y diferentes. Sorprender al contrario. Novedades tácticas. No estamos hablando de revoluciones, porque en esta Real hay muchas cosas que funcionan bien. Pero no me negarán que, sobre todo en Anoeta, muchos tenemos la sensación últimamente de que “encima de puta, ponemos la cama”. Es decir, que ofrecemos todo el espectáculo, tenemos el balón y terminan abusando de nosotros a la contra. En el club no sé si lo sabrán, pero eso irrita y desquicia mucho más que cuando ves que no tienes posibilidades. Otro colista, que no ha puntuado fuera aún, dos datos escalofriantes. Sin perdón. ¡A por ellos!