La verdad es que resulta entretenido cuando sucede. Son tan grandes las desigualdades, las injusticias y sus insoportables quejas y lloriqueos arbitrales, que cuando uno de los dos gigantes se la pega como el Madrid ante un recién ascendido como el Girona, sabes que vienen muchas horas de diversión en el post-partido. Esta vez han tenido bastante suerte, porque antes de que alguno de los contertulios de El Chiringuito se lanzara al vacío, unas declaraciones de Álvaro Morata les ha permitido desviar la atención. Se hizo esperar, pero el delantero del Chelsea por fin habló con claridad de su segunda salida por la puerta de atrás de la casa blanca en una entrevista concedida a La Gazzetta dello Sport: “Había acuerdos contractuales que respetar. La desilusión fue enorme: volví al punto de partida. Me trataron como el niño que era antes de los dos años en Italia. A la Juve llegué siendo un niño y volví siendo un jugador de verdad. Nunca me habría ido de Turín. La echo mucho de menos. A mi esposa le gustaría vivir en España, a mí en Italia”.

Curioso, porque, en este sentido, no podemos decir que sea difícil relacionar el tema y sus manifestaciones, en las que considero que tiene gran razón, con la semana que hemos vivido en la Real. Me refiero al enfrentamiento ante Markel, que actúa a préstamo en el Getafe y, algo más forzado, a la suplencia de Rubén Pardo cuando eran baja los dos intocables en la medular txuri-urdin, Illarra y Zurutuza. Eusebio arriesgó y decidió apostar por un equipo descompensado, con solo un centrocampista puro, dos mediapuntas que han solido jugar de extremos y los tres delanteros. Mientras la Real fue dueña del balón, con momentos incluso de brillantez, sobre todo en los últimos minutos de la primera parte, no hubo ningún problema. Estos aparecieron cuando los madrileños subieron la intensidad y comenzaron a morder, impidiendo la circulación de la pelota de los blanquiazules. Así, sin solución en los cambios y con el inmaculado estilo por bandera, hasta la derrota final.

Me resulta difícil encasillar la vuelta de Pardo tras su cesión en el Betis. No creo que sea como la de Morata, pero tampoco como la posible e improbable de Markel del próximo verano. El elgoibartarra dejó claro que no alberga muchas esperanzas de regresar a la Real, con la que todavía le queda un año de contrato: “No tengo la misma sensación que cuando tienes 20 años y sabes que si juegas bien vuelves. Ha sido una cesión porque a todas las partes nos interesaba, pero no estoy pensando en volver, sino en hacerlo bien aquí. Luego, nunca se sabe, pero estoy pensando más en el presente que en el futuro”.

Morata se arrepintió de volver y Markel cree que no le conviene volver. Pardo cuenta con un poco de las dos. El riojano, que se volvió a quedar ayer fuera de la lista por decisión técnica para una cita en la que se esperaban rotaciones, sabía perfectamente en verano que no tenía mucho que hacer en la Real mientras siguiese Eusebio. Es curioso, porque este periódico publicó a falta de pocas jornadas para el cierre del mercado que el jugador quería salir porque temía no tener minutos otra vez, y al día siguiente nos lo desmintieron con el, hoy sonrojante, argumento de que le había convencido el técnico. No fue así. No le dejaron marcharse. Aperribay y Loren siempre han sido sus valedores, pero al lasecano se le cambiaba la cara cada vez que los medios le preguntábamos por él tras marcharse al Betis.

Si no cuenta para el entrenador, dejadle volar. No repitáis con un canterano el bochorno del pasado verano con Gaztañaga al que, tras impedirle entrenar un día con el equipo mientras decidía su futuro, le tuvieron que readmitir al siguiente después de que amenazase al director deportivo con presentarse en Zubieta acompañado de un abogado de la AFE. Eusebio no cuenta con Pardo. Pero no es sincero y le ha vuelto a fallar, después de cambiarle en Lleida para que no estuviese cansado en Getafe donde parecía que iba a ser titular para luego decantarse de nuevo por Canales. No le gusta o no le convence. Como a tantos otros en el entorno realista. Punto final. Ahora bien, no lo mantengas en la plantilla cuando es uno de los futbolistas que más debates enfrentados ha generado entre la afición en los últimos años. Eso no le puede interesar a nadie. Y si triunfa luego en otro destino, porque talento y fútbol tiene, pues te la envainas y encajas los palos que bien mereces.

Pero Pardo tampoco puede ser ajeno a su preocupante realidad. Hasta su gran mentor, Aperribay, le lanzó un dardo envenenado el martes: “Esto es fútbol profesional. Respecto a Rubén, el entrenador tiene que poner a los que dan más rendimiento, entrenan mejor, se esfuerzan más y demandan jugar más”. Hace poco llegó a mis manos un poema precioso que arrancaba así: “Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente tú has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error. Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar. No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, o seguirás justificándote como un niño”. Se lo atribuyen a Pablo Neruda. Lo llamó “No culpes a nadie”. La vida es corta. La carrera de un futbolista mucho más.