“Hay otras canteras con más repercusión, pero lo que importan son los hechos y en la Real hablan por sí solos”
Iba a debutar con el Madrid ante la Real, pero lo impidió una tarjeta roja a Adán, marcó a Rulli su primer gol oficial en Primera con el Rayo, su mujer veraneaba en Donostia... Demasiadas señales. Toma la palabra Llorente, la revelación de este inicio de curso
-Sí, empezamos muy bien, tanto en Liga como en el primer partido de Europa League, pero la racha cambió, y empezaron resultados no tan buenos. Pero el estilo del equipo sigue siendo el mismo, lo que pasa es que ciertas situaciones se tenían que manejar mejor. Además, los rivales han estado muy acertados. Desde que nos enfrentamos al Madrid, nos han exigido mucho, aunque el estilo de la Real nunca se ha perdido. Hemos tenido la iniciativa en la mayoría de partidos y creo que hay que quedarse con eso.
Decía Alberto de la Bella que los problemas defensivos los tienen localizados.
-Sí, yo ya he dicho en alguna ocasión que nos preocupa un poco, pero que, una vez analizas los vídeos, tampoco son jugadas muy elaboradas donde ha habido muchos desajustes tácticos. Son acciones muy rápidas, donde nosotros estábamos desplegados en ataque y nos salían muy rápido a la contra o en algún fallo concreto, así que eso está detectado y estamos trabajando para mejorarlo.
Suelen comentar mucho lo de “el estilo”, pero para un central, el “estilo Eusebio”... no sé, yo preferiría jugar de delantero.
-Sí, sí que es verdad que te expones un poco más, pero yo creo que la mejor defensa es un buen ataque y, si atacamos de la manera que se debe atacar, luego, tras la pérdida de balón, debemos saber parar esas contras y ese juego. Contragolpes que se pueden quedar en una faltita, para evitar que lleguen a convertirse en una ocasión de gol. Sí que te expones, pero yo sabía a lo que venía, conocía cuál era el estilo de la Real y era una de las cosas que me gustaba.
El estilo es innegociable. ¿Tienen claro que cambiar ahora sería un error?
-El estilo de la Real es su seña de identidad. Por unos resultados malos no hay que volverse locos. Hay que poner un poco más de concentración en ciertos momentos del partido y nada más. Con paciencia y con concentración seguro que vamos a cambiar esta dinámica y volveremos a esa racha de victorias.
Una de las cosas que más destaco desde el año pasado es que, a los cinco minutos de partido, pienso: “Lo normal es que la Real gane el duelo”. ¿Usted también lo percibe así?
-Bueno, lo de llevar la iniciativa sí que te da la sensación de tener el partido bajo control, pero hay muchos equipos que su forma de jugar es estar replegados, sabiendo que nosotros lo hacemos muy abiertos, y con gente rápida, que a la contra nos pueden hacer daño. Eso es lo que estamos intentando contrarrestar. Pero creo que en el fútbol lo normal es llevar la iniciativa y cuanto más tiempo tengas la posesión, con profundidad, claro está, más probabilidades tienes de llegar a gol.
¿Siguen teniendo la sensación de que este año van a hacer algo grande?
-Sí, la ambición la tenemos intacta. Sabemos que no va a ser un camino de rosas, que estamos en tres competiciones que van a ser muy exigentes, pero también que hay mucha ambición. Todo el mundo va a estar preparado para cuando el míster le necesite. En este equipo nos ayudamos unos a otros muchísimo y ahí va a estar la clave para hacer cosas grandes en todas las competiciones.
¿Le ha sorprendido que la Real quizá no se venda tan bien como otros cuando su cantera no para de producir diamantes?
-Sí, es cierto que hay otros clubes en los que se está haciendo un buen trabajo y en los que su cantera tiene más repercusión que la de la Real, pero lo que importa son los hechos y aquí hablan por sí solos. Hay muchísimos jugadores en el primer equipo como Álvaro Odriozola, Illarra, y otros que no conocía antes, que en el día a día están entrenando con nosotros y que demuestran que para la edad que tienen su nivel es muy alto y seguro que en el futuro inmediato van a dar que hablar.
¿Qué le parece Eusebio?
-Muy bien, muy bien. Me gusta mucho que tiene un estilo muy claro y eso, para los jugadores, es muy importante, porque en las indicaciones que te da, él confía 100% en su manera de jugar. Es vital que no haya dudas y le seguimos a muerte con esa idea.
Este año ha reaparecido la palabra “títulos” que parecía desterrada desde hace tiempo por estos lares. Tienen tres competiciones.
-Hombre, evidentemente como aficionado se vive distinto que como jugador. Para el aficionado hay que ganar las tres (risas). Es lógico que sean muy ambiciosos y para ellos sería una alegría hacer algo grande en cualquiera de las tres competiciones. Como jugador, pues también lo veo con mucha ambición, pero con respeto, porque creo que en cada una de las competiciones nos enfrentamos a equipos muy fuertes. En esta Liga se están viendo resultados sorprendentes, con recién ascendidos que están dando un nivel muy alto y poniendo las cosas difíciles. ¿Que se pueden hacer cosas grandes? Sí, pero siempre con paciencia, con respeto a los rivales y sabiendo que va a ser muy difícil.
¿Qué le parece el nivel de los centrales? Iñigo Martínez, Navas y Aritz Elustondo...
-Son todos muy buenos, la verdad. Creo que esa competencia nos hace mejor a cada uno de nosotros. Hace que en todos los entrenamientos des el 100%. Evidentemente solo pueden jugar dos y eso va en beneficio del equipo. A Aritz ya lo conocía, de cuando jugué en el Rayo, que hizo una gran temporada, aunque el año pasado acusara las lesiones. A Iñigo, evidentemente también lo conocía, y Raúl es un central buenísimo. En definitiva, existe una gran competencia y el mayor beneficiado es el equipo.
Iñigo es el “intocable” en los últimos años. Aún no han jugado juntos en partido oficial.
-No, hemos jugado juntos contra el Alavés, en el amistoso del anterior parón liguero y contra el Burgos en pretemporada. Ya he jugado con los tres y me siento muy cómodo, con gente tan experimentada, que te habla mucho. Es de agradecer esa comunicación entre centrales, y voy aprendiendo cada día.
Centrémonos en usted. ¿Cómo se encuentra Diego Llorente? Ha caído bien, la gente ya no discute que ha sido un gran fichaje.
-Está claro que caer bien siempre es importante, pero a nivel personal y deportivo tengo una sensación agridulce precisamente por lo que hemos estado hablando de que el equipo hace muchas cosas bien, se meten cuatro goles en un partido y aún así empata? Se están haciendo muchas cosas bien, pero otras nos están penalizando y la efectividad de los rivales está siendo muy alta. Pero creo que el equipo va a ir a más.
Recuerdo una imagen suya ante el Betis en la que andaba negro en los últimos minutos. Marcó un gol, pero en el anterior que encajaron otro se enfadó mucho, luego le hicieron un penalti claro? ¡Demasiado!
-Sí, veníamos del partido de Rusia no hacía ni 48 horas y los últimos minutos funcionaba más el corazón que la cabeza. Hacía falta un poco de calma, que a veces cuesta encontrarla en esos minutos finales, y bueno, estaba cabreado, porque como defensa no te gusta encajar cuatro goles.
¿Siempre ha tenido facilidad para marcar?
-Bueno, siempre he ido convencido cuando subo en los córners. Ha habido rachas mejores y otras peores. Este año me estoy encontrando con una racha muy buena. Una de las cosas buenas que tengo es mi altura y la suelo aprovechar en los córners, pero este año la estoy aprovechando muchísimo (risas).
Está descubriendo la sensación esa de los goleadores, cuando están en racha.
-Sí, sí, cuando anoté el primero en A Coruña, se me hizo raro y a medida que vas marcando más, lo vas normalizando (risas).
Se toma muy en serio lo de atacar, siempre anda enredando en el desmarque, muy al estilo de Iñigo, que también es así.
-Hoy en día, el balón parado de cabeza adquiere mucha importancia en el juego. Cada día está todo más equilibrado, los rivales te lo ponen más difícil y un gol para nosotros es muy importante, porque el adversario se abre y te deja más espacios. Ir por delante en el marcador nos ayuda en nuestra forma de jugar ya que juegas con la ansiedad del rival, que te va a buscar, te deja más espacios y es una oportunidad muy buena para marcar más goles.
Usted ha compartido vestuario con Ramos, el central que mejor va de cabeza de los últimos tiempos. ¿Se ha fijado mucho en él o en otros jugadores de su misma demarcación?
-Sí, me suelo fijar mucho en los centrales goleadores. Me quedo con sus movimientos, cómo se aprovechan de los movimientos de los compañeros, con los bloqueos que hay en el área, que son muy importante también. Intento aprender tanto ofensiva como defensivamente. Ramos es ahora mismo el que mejor va de cabeza en ataque.
Muchos no se acuerdan que a la Real ya le marcó un buen gol con el Rayo...
-Sí, ya lo comenté cuando fiché, además fue mi primer gol en Primera. Casualidades del destino.
Entró muy joven en la cantera del Madrid.
-Yo llegué a los siete años desde el Leganés. Hice las pruebas, las pasé y a los siete años entrenaba con los benjamines y jugaba los partidos oficiales con el equipo del barrio porque todavía no tenía la edad. No existían los prebenjamines que hay ahora. Ahí jugaba de extremo y luego ya me metieron de central. Quien haya estado varios años en la cantera del Madrid sabe que la competencia la tienes en casa. Cada año intentan mejorar el equipo con jugadores de la Comunidad de Madrid y algunos de fuera. Ahí es donde está la competencia, te tienes que ganar el puesto e ir etapa a etapa. Es difícil.
La Fábrica blanca y Zubieta, dos canteras muy diferentes.
-El Madrid te deja huella, pero no se puede comparar. Hay determinados equipos como Madrid o Barcelona que, por encima de eso, no hay nada. A nivel de instalaciones, de todo lo que necesites, está muy bien. Pero cuando vine aquí y me enseñaron todas las instalaciones, me sorprendí muchísimo, porque son buenísimas, en un entorno en el que da gusto entrenar día a día. En ese sentido, estoy muy contento.
Usted además era capitán de todas las categorías. Esos llegan casi siempre.
-Parece que no te das cuenta pero te ayuda. No es solo llevar el brazalete, son muchas más cosas y eso en el carácter de la persona y del jugador ayuda mucho.
¿Qué tal era su generación?
-Muy buena. Me he cruzado con muchísimos jugadores con un talento descomunal y otros que se han ido perdiendo en el camino por muchas circunstancias. Pero de mi generación son Jesé, Derik, Soria, el portero del Sevilla también estuvo conmigo? Yo miro las fotos que tengo de infantiles y al final llegamos pocos porque este es un camino duro.
Su primer entrenador profesional fue José Mourinho.
-Se podrán decir y escuchar muchas cosas de él, pero mi experiencia fue buena porque me dio la oportunidad de entrenar muchos días con el primer equipo, de debutar, de tener charlas y le estaré agradecido siempre.
Para usted sí es ‘The special one’...
-Es muy sincero. Recuerdo un partido que iba a debutar, pero en el que expulsaron pronto a Adán y tuvo que salir Casillas, precisamente contra la Real, en el que hubo un poco de lío. Como se lió el partido con la roja, me quedé sin jugar y al día siguiente tuve la oportunidad de hablar con él y me dijo que me iba a sacar ese día. Yo era un pipiolo y que tuviera esa sinceridad flipé, porque no me tenía por qué haber dicho nada. Tenía asuntos más importantes por gestionar y que me dijera eso con tanta sinceridad, provoca que siempre tendré palabras de agradecimiento para él.
Y luego cumplió, le hizo debutar.
-El camino es tan duro y es algo a lo que le echas tanto tiempo y tantas horas, y ves a mucha hay gente que hace lo mismo y luego no tiene esa recompensa, que cuando debutas y ya ha pasado el día te dices: Joder, ha merecido la pena.
¿Como fue ese momento?
-Brutal. Increíble. Fue contra Osasuna en el Bernabéu. Un estadio espectacular, que miras para arriba y...
De Mourinho pasó al Rayo de Paco Jémez. Dos estilos en las antípodas.
-Fue muy gratificante porque era un entrenador que tenía muy claro cómo quería jugar, era muy sincero, que es algo que yo valoro muchísimo, y que creía mucho en lo que hacía. Le ponía mucho sentimiento. Transmitía una energía que no olvidaré nunca porque me marcó.
Una forma de juego similar a la de Eusebio.
-En cuanto a estilo sí. Hay ciertas cosas que trabajamos en el día a día que sí que me recuerdan a esa etapa. Al fin y al cabo, esos factores en común han hecho que fiche por la Real porque en esa etapa me sentí muy cómodo y me marcó para bien, porque tenía una forma de juego muy definida.
En Málaga, al principio, vivió la otra cara del fútbol. Tras un error en un partido de Copa ante el Córdoba escuchó silbidos.
-Ese día volvía de una lesión después de más de un mes parado, todavía no tenía el ritmo. Es máxima competición y cuando entras la gente no sabe qué tienes ni cómo estás. Pero no lo considero una mala experiencia porque me ha servido mucho. Te hace reinventarte a ti mismo porque en los malos momentos hay que trabajar más, juegas con menos confianza y tienes que salir de ahí. Me sirvió de mucho. Experimenté esa faceta que es lo que me ha hecho ser hoy como soy.
Hasta que llegó Míchel.
-Llegó y creo que la clave de que diera la vuelta a esa situación fue el factor psicológico. Estábamos en una racha malísima, nos hizo ver que no éramos tan malos como los resultados decían y en el factor psicológico nos cambió el chip. Luego, evidentemente, mejoró muchos desajustes tácticos que había, pero creo que es un gran entrenador y que si le dan tiempo dará la vuelta a la situación del Málaga.
Menudo disgusto se llevó cuando asumió que iba a fichar por la Real...
-Yo empecé a jugar con él cuando fuimos sacando resultados y creyendo más en lo que hacíamos, si hubiera durado más la temporada quién sabe lo que hubiera pasado. Pero la verdad es que tengo muy buena experiencia con él.
Llegó a debutar con la absoluta en 2016, de la mano de Mikel Oyarzabal.
-Otro sueño cumplido. Cuando debuté entré en la segunda parte y estaba muy concentrado en el juego. Una vez que pasa todo ya eres consciente y dices: Joder, que estoy con lo mejor de España, he cumplido el sueño de muchísimos niños. Soy joven para repetir esta experiencia y es un motivo más para trabajar.
Con Del Bosque en el banco, otro blanco.
-Lo conocía. Él estaba en el Madrid cuando yo jugaba en las categorías inferiores, pero conocía muy bien la cantera y estoy muy agradecido porque fue una cosa que no olvidaré.
¿Se le ha quedado la espina clavada de triunfar en el Madrid? ¿Le gustaría volver?
-No soy muy de pensar a largo plazo porque el fútbol hoy en día puede cambiar cada semana. Lo hemos vivido nosotros a nivel de equipo que estábamos muy bien y ahora parece que estamos mal? Lo aconsejable es centrarte en el día a día, hacerlo lo mejor posible, evolucionar esos aspectos que se pueden mejorar. Yo creo que tengo muchos aspectos de mejora y en eso me centro. Evidentemente no lo voy a ocultar, yo he estado desde los siete años en el Madrid y eso está ahí, pero yo he firmado un contrato largo con la Real y no me planteo otra cosa que dar el máximo rendimiento con la Real.
¿Es tan distinto el vestuario txuri-urdin?
-Es así. Me lo dijo mucha gente. Todo el mundo me comentaba que era un vestuario estupendo. Yo les creía, pero evidentemente hasta que no estás dentro no lo puedes comprobar. Una vez que he estado con ellos todo este tiempo compruebas que es verdad y que si necesitas cualquier cosa te van a ayudar.
¿Qué le parece la ciudad y la afición?
-La ciudad, muy bien. Vivo en el centro. Tengo muy a mano todo, un paseo y unas vistas estupendas y una buena guía (su pareja veraneaba en Donostia). Me he hecho a la ciudad enseguida. No se vive nada mal. Ahora no me puedo quejar porque hace un tiempo espectacular también por ahora. Y la afición es muy respetuosa. Siempre que se me acercan estoy encantado de hacerme la foto porque si me encontrara yo en su lugar, como lo estuve, por ejemplo con Zidane, me gustaría que fuesen amables conmigo. Yo intento serlo siempre.
¿Y Anoeta?
-Es un estadio que impresiona. Impactaría más si estuviera más cerca la afición, pero creo que es un estadio grande, bonito y con el vídeo que vi de cómo va a quedar tras la reforma, seguro que el resultado será espectacular.
Vivió dos experiencias allí: una buena con el Málaga y otra muy mala con el Rayo.
-Sí. El del Málaga fue un partidazo y con el Rayo estuvimos a punto del empate, que nos hubiera hecho quedarnos en Primera y fue bastante duro porque no nos merecíamos ese final con todo ese trabajo que hicimos.
Parece un futbolista cultivado e inteligente, ¿qué ha estudiado?
-El año pasado me saqué el grado de Magisterio. Empecé a los 18 años la carrera, Educación Primaria con especialidad en Educación Física. En el futuro me gustaría dar clase o abrir algo por mi cuenta, me gusta mucho formar a los niños. Es una profesión de vocación, muy gratificante.
Parece el yerno ideal.
-(Risas) Tengo mis días también, pero intento cumplir siempre.
Para acabar, dígame su objetivo personal y el colectivo con la Real.
-Aportar lo máximo al equipo. A un jugador le gusta tener los máximos minutos posibles. Sería ayudar lo máximo posible al equipo y conseguir cosas grandes a nivel colectivo.