De Cali a Anoeta
PASIÓN TXURI-URDIN | Nataly chacón, una colombiana de 23 años, ha acabado por instalarse en Errenteria después del inesperado flechazo que tuvo con la Real
Donostia - Pocas cosas existen más reconfortantes que lanzarse a perseguir tus sueños. Como hobby o incluso como forma de vida. Lo que prefieran. Esta es la historia de Nataly Chacón, una colombiana de Cali de 23 años que se enamoró de tal forma de la Real en 2010 que, tras una serie de emocionantes casualidades, ha logrado recorrer los 8.500 kilómetros siguiendo la estela de su sentimiento. Ella lo ha achacado al destino. Pero se equivoca. Una perseguidora de sueños es una persona que acaba eligiendo su propio destino. No es una cuestión de azar, por muy feliz que se sienta ahora, tras cumplir uno de sus grandes sueños.
El origen de su entrañable historia de la que nos puso en la pista El Rincón de la Real reside en otra gran pasión. En este caso por el fútbol: “Siempre me ha gustado. Soy de Cali y era del Deportivo, un equipo de mi ciudad. Mi hermano tiene 19 años y jugaba en su cantera. Era portero y ahora entrenador. Nos sentábamos a ver partidos y sus comentarios eran muy técnicos. Aprendí mucho de él. A mi mamá también le gustaba ver”.
El flechazo txuri-urdin se produjo en el ascenso de 2010. Entre nuestras lágrimas de euforia: “Pusieron un reportaje de que la Real había ascendido. Me llegó y, como siempre me ha gustado investigar, me encontré con una historia que me cautivó”.
El encuentro sí que pudo estar manejado por los caprichos del destino, porque no es normal salirse del binomio de los gigantes en su país. “Fue pura casualidad, porque en Colombia no suelen pasar este tipo de noticias si no son del Madrid o del Barcelona. Creo en el destino. Luego seguí el partido contra el Villarreal en el reestreno en Primera. En ese momento no tenía redes sociales aún y no podía compartir mis sentimientos con nadie. Ganaron y me hizo ilusión”.
La siguiente pista de esta particular búsqueda del tesoro se la llevaron hasta su propia localidad natal: “En 2011, se disputó el Mundial Sub’20 en mi país, y me enteré de que Griezmann jugaba con Francia. Le dije a mi mamá que tenía que ir a verle y ella me preguntaba: Pero de qué lo conoces, si no vemos nunca a Francia. Yo le contestaba: Si es jugador de la Real. Compramos unas entradas, contra Nigeria, al final me acerqué cuando abandonaba el campo y le dije que era seguidora de la Real y le hizo mucha ilusión”.
El siguiente paso ya se incluye en la era moderna. La de las redes sociales y la conexión sin fronteras: “Abrí Twitter y la primera cuenta que seguí fue la de la Real. En aquellos días, mis amigos no paraban de preguntarme que por qué era de este equipo y por qué ponía tantas cosas suyas en mis perfiles. Hubo un momento que me cansaron y escribí un tuit poniendo algo así como que ellos no entienden el sentimiento que es ser de la Real, porque no lo son”.
Ese mensaje le abrió un escenario distinto y apasionante. Pintado en txuri-urdin: “Mucha gente de aquí empezó a seguirme. Me sorprendí mucho. Solo tenía 17 años. Me preguntaba ¿Cómo me sigue tanta gente? De ahí encontré un grupo de amigos, ahora mi propia cuadrilla guipuzcoana. Izaskun, Ernesto, Ander, de Hondarribia, Ion, de Mutriku, Lur, de Arrasate... Amaia, que falleció. Mi amor por el País Vasco vino por la Real, ya que fue la que provocó que buscara fotografías de los lugares de aquí. Me he encontrado con gente que me decía que el Athletic era mejor por los derbis y siempre les replicaba, ¡Pues no!”
señales Por si fuera poco, se le abrió otra puerta en su propia gente de toda la vida. Era la última señal, la definitiva: “Parte de la familia de mi mejor amiga vivía en Irun y en Hendaia. Me enteré después de mi encuentro con la Real. Sus primas regresaron a Colombia, y yo les entregué cartas y regalos para todas mis amigos de mi cuadrilla. Teníamos contacto por Skype y hasta mi familia les fue conociendo, de todo lo que hablaba con ellos. ¿De dónde salieron?, me preguntaban sorprendidos. De Twitter. Nadie entendió de verdad cómo pude hacerme tan amiga de ellos, pero ya eran parte importante de mi vida”.
En el recuerdo, lo que reforzó unos lazos casi indestructibles, un regalo de los que no se olvidan: “Una mañana mi madre me despertó y me dijo que había llegado un paquete. Cuando lo abrí, era la camiseta de Griezmann, aunque ya se ha borrado (muestra su espalda), con un póster con las firmas de todos. Illarra, Chory, Vela, Zuru, Pardo, Xabi (pronunciado perfectamente). Me puse a llorar. Incluso mi amiga Izaskun me envió un CD con un saludo de Griezmann en Zubieta. El cuadro lo enmarqué y lo tengo en mi habitación. Lo dejé allí”.
No es fácil ser de la Real en Colombia. Acaba siendo un ejercicio de personalidad: “Todos mis amigos sabían que era de la Real y ya cuando jugaba me comentaban lo que había hecho... Contra los clubes más reconocidos los emiten en ESPN y si no los seguía en el ordenador. La diferencia es de siete horas. Una vez jugaron al mediodía y me desperté a las 5.00 horas para verlo. Después mis padres incluso se sentaban a verlos conmigo, y ya son un poco de la Real”. El vacile de sus amigos resultaba inevitable: “Lo que más me molestaba es que me dijeran que ese equipo no es tan bueno. O cómo te gusta un equipo que no ha ganado nada. Me daba rabia que no supieran su gran historia. Me tocó enfrentarme a ese tipo de situaciones. Y les contestaba: La Real ha ganado tal o tal... Y ha llegado hasta tal ronda...”. Orgullo txuri-urdin se le llama.
En pocos meses la Real se convirtió en uno de los motores de su vida: “No olvidaré jamás el gol de Griezmann en Riazor que nos clasificó para la Champions. Estaba en Medellín en un congreso en la universidad, sentada en el auditorio escuchando una ponencia. Me iba informando con el teléfono por Twitter, muy nerviosa. Cuando marcó Griezmann no pude reprimir el gritar ¡Goool! Todo el mundo se quedó mirándome, y el profesor me invitó a marcharme de clase. Por favor, ¿puede salir? No me importó, iba dando saltos por el pasillo. Nunca lo podré olvidar esa felicidad. Se sufre con este amor. Lo sé. Siempre”.
El nombre de Griezmann y el 7 se le ha borrado por el extraordinario uso que le ha dado. Es su compañera fiel: “Yo me la ponía para todo, por eso está tan gastada. Para ver los partidos, ir a la universidad, salir con los amigos.... La gente me miraba extraño, debo admitirlo. Subí hasta Machu Picchu, con ella. Siempre que viajo me la llevo en la maleta”.
Su vínculo sentimental con la Real se fue asentando de tal forma, que sus amigos comenzaron a insistirle con una visita que ya se antojaba casi obligatoria: “¿Cuándo vas a venir? Seguimos en contacto pero ya no hacíamos tantas videollamadas. Veía recuerdos de Facebook y me preguntaba y escribía ¿Por qué no estoy en Anoeta? Me encuentro en el sitio equivocado. Tengo que estar ahí, me decía cada vez que ganábamos, o incluso para poder apoyar en las malas”.
infidelidades Incluso perdonó hasta varias infidelidades en forma de fugas de varios de sus preferidos: “Fue duro. Ifrán, Chory, Griezmann, Illarra... El día que se consumó la de Antoine lloré una semana entera. No me lo podía creer. Vi la despedida en el trabajo y me tuve que ir del disgusto. Incluso Elustondo se fue primero al Athletic y ahora juega en el Nacional. ¡El verdugo de mi Deportivo en la última final! ¡Es la máxima traición! No se lo voy a perdonar...”, bromea.
Llegó un momento en el que su entorno entendió que debía permitir que saliera a la caza de su gran sueño: “Llevaba mucho tiempo intentando venir. Me conocían como la vasca. Me decían estás loca. Mi madre me comprendía y la familia de mi mejor amiga siempre me apoyó y me dijo que tenía las puertas abiertas de sus casas de aquí. El año pasado se vino a vivir mi amiga. La primera foto que me mandó fue fuera de Anoeta. ¿Adivina por dónde estoy pasando? Y eso que no es futbolera”.
Su frenesí blanquiazul provocó que se interesara por todo relacionado con Euskadi: “En Cali hubo unos mundiales de pelota y me acerqué para interesarme por el deporte. Yo fui con mi camiseta. Me emocioné al ver que llevaban la ikurriña. Se me acercó uno de Biarritz y se quedó sorprendido: Yo también soy de la Real. ¿Qué hace una camiseta de la Real en Colombia? Llamó a todos sus compañeros y se sacaron muchas fotografías conmigo”.
Ya no había vuelta atrás. Un amor tan verdadero exigía pasos firmes de gigante: “Comencé con los trámites para venir y gracias a Dios se pudo dar. Llegué en julio, pese a que no había Liga. Cuando les dije a mis amigos que venía, no se lo creían. Nada más llegar conocí a todos en persona. Fue una emoción increíble. Ellos también se conocieron por Twitter. Iban a Zubieta y Anoeta y siempre me escribían faltas tú. Ellos sabían que yo estaba apoyando a nuestro equipo de corazón. Los quiero mucho y estoy muy agradecida”.
Ya asentada en Errenteria, el siguiente paso, el más importante y esperado por ella, era la primera cita con la Real en su casa. La primera jornada del campeonato: “Tenía que ir sí o sí al primer partido. Uno de mis amigos me dijo que tenía una entrada de sobra. Cuando entré, en las escaleras, me comentó que era el abono de mi amiga Lur, que me lo había dejado. Me llamó. Empecé a llorar y creo que no paré en toda la primera parte. Aquí es donde quiero estar de verdad. Ya estaba integrada a esta tierra desde antes de viajar. Me sabía muchas palabras en euskera en mi país”.
Para poder seguir disfrutando de su Real, necesitaba una coartada, en forma de estudios. Se prepara para estudiar Psicología y da clases de euskera. ¿Le gusta? “Bai”, contesta entre risas. “Los cánticos de la Real son en euskera y me los tengo que aprender. El himno ya lo sabía antes de venir”.
Su primera experiencia en Anoeta fue orgásmica: “Ganamos. Me quedé sin voz cantando el primero de los tres goles al Villarreal. Yo ya sabía que algún día me sentaría en esa grada. Salí muy contenta y no me lo podía creer. También fui contra el Betis”.
El ambiente del estadio y la afición es muy distinto al que se respira en los campos suramericanos: “Me gusta que vayan señores mayores en pareja, niños... En paz. Me da pena que en mi país no se pueda, porque el fútbol es algo lindo y hay que disfrutar”.
sueños Nataly reconoce estar en una nube: “En menos de tres meses he cumplido tantos sueños... Ver a la Real en vivo, venir a Donostia, conocer muchas partes de País Vasco y de Iparralde... A veces no me lo creo”.
A la hora de citar los realistas que más le gustan, no se olvida de Griezmann, su primer amor: “¡Yo lo quería! Vela, que se nos va en enero. Imanol también. Me encanta Pardo, ¡que tiene que volver a jugar! Mikel me gustaba, me dio pena que se marchara. Xabi Prieto me encanta, me encantaría conocerlo. Me emocioné con su partido 500, el día que se retire será muy triste. Debería ser eterno. Me parece todo un caballero”.
Esta Real le convence: “Me parece que hemos empezado bien. Están teniendo un buen rendimiento. En Twitter me sorprende que se pierda un partido y queramos echar a todo el mundo. ¡Así no son las cosas!”. Con Eusebio ha necesitado un tiempo para asentar su relación: “Al principio no me gustaba. Luego empezamos a remontar. Me parece que está haciendo un buen trabajo, pero hay que tener paciencia, no van a ganar todos los partidos. Más quisiéramos. No siempre se gana ni se pierde”.
Su mejor postal en txuri-urdin lo tiene claro. Y reciente. “Mi primer partido en Anoeta... Ese es mi momento”. Elegir el peor le cuesta más y lo encuentra minutos después: “Los arbitrajes me han sacado de quicio muchas veces. Cuando pierde la Real me afecta mucho. Ah, y el día que marcó Griezmann en Anoeta. Me quedé paralizada, en silencio. Sin consuelo. No me valía que no lo celebrara. Al menos siempre habla bien y se acuerda de la Real”.
La cosa se pone seria cuando se le pregunta qué es la Real para ella: “Es algo que a mí me ha dado muchas oportunidades, me ha abierto muchas puertas. Estoy aquí porque empezó una gran ilusión por la Real. Conocí a muchos amigos por la Real. La quiero mucho y me hace mucha ilusión haber venido aquí. Es uno de los grandes amores de mi vida. Un sentimiento para siempre. Me emociona ver a los niños con las camisetas de la Real”.
Se llama Nataly. 23 años. Toda una vida por delante. De la mano de su amada Real. Una preciosa historia de amor eterno. Y vivieron felices y...