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Solo faltó la mujer barbuda

Una Real con carácter y correcta con el balón no pasó del empate frente al Betis tras completar un ridículo espantoso en defensa

Solo faltó la mujer barbudaFoto: Ruben Plaza

Al circo de la Real ya hace días que le han crecido los enanos. Pero el show de ayer, en el que solo faltó la mujer barbuda, ya no gustó tanto a su afición. Seguro que el aficionado imparcial disfrutó de lo lindo con un duelo espectacular, de toma y daca y jugado a pecho descubierto con un impresionante festival de goles incluido. Solo una semana antes también se lo pasaría en grande con el 2-3 del Valencia. Pero Anoeta no. O ya no. Está muy bien lo del estilo y el hecho de apostar por las cosas que piensa el entrenador que “hacemos mejor”, se supone que otros equipos, pero ya empezamos a estar cansados. Porque si el estilo de Eusebio es jugar a lo loco, ser un coladero en defensa y que los encuentros se conviertan en una ruleta rusa sin control, ya no nos convence tanto.

Una cosa es jugar bonito al fútbol, es decir con triangulaciones, juego de posesión, taconcitos, chilenas, caños, volteretas, y demás... Y otra, muy distinta, es jugar bien al fútbol. Esto incluye dos apartados. Uno, cuando tienes el balón intentar atacar; y, otro, igual de importante, cuando no lo tienes, defender. Esta Real lleva cinco partidos lejos de cumplir el segundo y sin que se aprecie ninguna evolución. Llega el siguiente choque, vuelve a hacer lo mismo con distintos cromos y se repiten los mismos errores. ¿Qué cabeza concibe que se pueda competir encajando una media de tres goles por partido? Cuando creíamos haberlo visto todo, llegó la escandalosa acción del 3-4, que partió de una falta a favor de la Real que Illarra colgó al punto de penalti. Tras solo un pase desde el área, Sergio León cruzó todo el campo y anotó ante la estupefacción de la atónita, y ayer ya con la mosca detrás de la oreja, parroquia blanquiazul. Que será paciente, y una bendita, pero que no es tonta. Lo que más le gusta es ganar.

fría despedida Se pudo comprobar en la despedida, en la que apenas hubo aplausos. Y ahí queda en el recuerdo un 3-3 el año del subcampeonato también frente al Betis en el que el equipo abandonó el campo aclamado por su gente. ¿Cuál es la diferencia? Que no se pueden recibir cuatro goles cuando vienes de encajar tres en los tres duelos anteriores. Señal inequívoca de que algo no funciona bien. O mejor dicho y hablando en plata, de que algo funciona fatal.

Cuando hablamos de defender, tenemos que incluir a todo el equipo. Esta vez los centrocampistas, que son los que más acusan el desgaste, entre otras cosas por un error de planificación, porque faltaba un refuerzo en la medular, tampoco ayudaron a que los medios béticos no actuasen demasiado cómodos y con tiempo suficiente como para levantar la cabeza e inventar. Ayer tácticamente la Real volvió a estar floja. Mal colocada desde el primer ataque sevillano, cuando se descubrió un solar en la luna del área realista, y sin cometer apenas faltas para cortar el juego del cuadro andaluz. Son muchas lagunas ya señaladas antes de empezar a destacar las cosas buenas que también hizo, porque a nadie se le puede escapar que marcó cuatro goles.

defensas-extremos Los centrales no estuvieron nada bien y los laterales-extremos, como es lógico, sufren de lo lindo porque hasta en el rincón más recóndito del mundo saben que la forma más sencilla de hacer daño a la Real es buscar las espaldas de sus defensas de banda. Han leído bien, son defensas de banda, algo que parecen haber olvidado en Zubieta, donde han pasado de que lo primero en la zaga es defender a que la prioridad sea atacar. Con esto no se puede señalar a Odriozola, que, cuando le atendieron tras abrirse la cabeza con la valla de publicidad, tuvieron que tener cuidado para que no descubrieran que vuela con capa. Sí, es un superhéroe. De los buenos. De los que hace feliz a la gente. No hubo más que comprobar la aclamación popular con la que fue recibido en su regreso al campo.

Y no me olvido de Rulli. Ayer seis remates a puerta y una parada en la falta de Sergio León en la que, por cierto, estaba mal colocado, ya que como la hubiese lanzado por encima de la barrera se la tragaba. Su parada se suma a otra que hizo en Rusia, esta de mérito, y ante el Valencia... No, no protagonizó ninguna ese día. No sé que pensará de la vida, pero esperemos que sea plenamente consciente de que su temporada está siendo lamentable. Su única buena actuación fue en el 3-0 de Levante. Es decir, no sirvió para nada productivo. Así, se queda sin Mundial. Eso lo primero. Si de verdad estaban tan interesados, en Nápoles estarán dando gracias a San Paulo por no haber cometido el disparate de pagar esa supuesta millonada por hacerse con sus servicios. Su floja salida ante Sergio León que salvó Diego Llorente le volvió a delatar. La misma que ante Bale y Nacho Vidal que acabaron en gol. Está estancado y sin competencia; no mejora. ¡Si hasta Sergio León trató de batirle en el saque de centro del 4-4 consciente de sus dudas!

bien en ataque Todo esto no hace más que eclipsar el buen juego de los blanquiazules con el balón, guiados por un Illarramendi por momentos brillante y por un Willian José que cada vez juega mejor de centrocampista que de delantero. Pero no debe olvidar que su puesto es el 9, porque si no llega a ser por Juanmi los laterales hubiesen encontrado un desierto en el área cuando alcanzaron la línea de fondo. Y fue una pena. Porque, insisto, la Real jugó bien, dominó a su rival, que esta vez sí y no como el Zenit, trató de discutirle la posesión, y, al menos en este apartado, salió netamente vencedor. Pero precisamente es por eso que escuece comprobar lo mucho que le costó a los donostiarras encontrar el gol, sobre todo comparado con lo fácil que lo halló su adversario. Sin necesidad de tener que insistir. Cada vez que pisó el área local fue para hacer sangre. Y vaya que si la hizo.

A los cuatro minutos, Sanabria casi anotó tras un centro de Guardado. A los cinco, el mismo protagonista no falló después de una acción en la que Llorente entró muy blando en la disputa. A los siete minutos, en la segunda subida de Odriozola, Zurutuza remató fuera. En la tercera, su centro medido lo cabeceó Willian, que, cómo no, había iniciado la jugada en un remate que entró tras tocar en Mandi. Con claro dominio realista, en sus mejores minutos, llegó la obra de arte del día con un taconazo con caño incluido de Wilian que Kevin, con la pausa de un extremo, supo convertir en una jugada de gol al asistir a Oyarzabal, que apareció en diagonal. Cuando el duelo se decantaba claramente para los realistas, en una contra, Llorente evitó con el flequillo el segundo de Sanabria. En el córner, Feddal le ganó el salto al madrileño y el balón entró casi por el medio sin que Rulli, algo molestado por Willian José, estuviera ni cerca de pararlo.

A los 45 segundos de la reanudación, el Betis rompió de nuevo a la zaga con un sencillo pase en vertical que Raúl Navas, que había perdido el balón en un mal pase, no acertara a desviar y Joaquín superara sin problemas la salida de Rulli. La Real reaccionó, porque este año está demostrando que es un conjunto con alma y carácter, y, segundos después de una parada que le hizo Adán, Xabi Prieto subió el 3-3 al aprovechar una asistencia con la puntera de Juanmi, cuya diagonal la aprovechó Zurutuza con un gran servicio en largo.

peor con los cambios Los cambios no mejoraron a la Real. Es más, le generaron un mayor desequilibrio, algo agudizado por el cansancio acumulado. Zurutuza, al que le sacó Adán un chut que iba a la escuadra (lo que suelen hacer los porteros de Primera de vez en cuando), y Willian José, a puerta vacía tras otra gesta de Odriozola, tuvieron en sus botas el 4-3 que probablemente hubiese dejado los puntos en casa. O no, quién sabe. Pero tras un susto de Tello, que disparó al lateral, y en una jugada esperpéntica que no hubo por donde cogerla originada en una falta a favor de la Real (Illarra y Canales debatiendo y ninguno cerrando), Sergio León se recorrió más de medio campo solo y batió a Rulli por arriba. Una vez más, los realistas, a base de corazón, empataron con otro cabezazo de Llorente. Pero el descuento nos dejó mal cuerpo, con dos contras letales del propio Sergio León, que no acabaron en gol gracias a Llorente, quien primero debió ser expulsado y luego salvó en la línea.

El fútbol no es un carnaval. Y aunque sea un espectáculo, tampoco puede convertirse en un circo. La conclusión es que la Real jugó de nuevo un mal partido de fútbol ayer. Y que, como no se corrija de verdad el coladero en el que se ha convertido en defensa, mientras el resto del mundo celebre el atracón de goles de nuestros partidos, nosotros vamos a tener que prepararnos para sufrir mucho. Como ayer.