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El Valencia de San Petersburgo

mancini tomó buena nota el domingo y calcó el planteamiento del técnico che, marcelino, para repetir victoria contra una expuesta real

El Valencia de San Petersburgo

donostia - Llegó la Real a Europa y, con su participación, también los concienzudos análisis al rival de turno, normalmente equipos a los que los aficionados txuri-urdin no ven jugar asiduamente. Todo apunta, sin embargo, a que las referencias previas de los adversarios de poco van a servir con motivo de la presente liguilla. Y no solo ocurre con el Zenit. También pasó hace quince días frente al Rosenborg, y pasará el mes que viene contra el Vardar. Se trata de conjuntos acostumbrados a llevar la iniciativa en los partidos de sus respectivas ligas, donde se les presume superioridad. Pero que, con la Real enfrente, van a desarrollar planteamientos muy distintos. Si a los noruegos en Anoeta prácticamente no les dio tiempo a dar a conocer qué pretendían, ayer los rusos se mostraron como un intento de copia del Valencia de Marcelino que ganó el domingo en Donostia. El resultado, desafortunadamente, fue casi el mismo.

La posesión fue para la Real. Y las transiciones y contragolpes, para el Zenit. El tempranero gol de los de Roberto Mancini, que jugaron en ventaja durante 85 minutos, pudo condicionarlo todo, cierto. Sobre todo cuando ese 1-0 llegó producto de una presión que después no se observaría tan adelantada. Pero también quedó claro que el precedente más inmediato de los txuri-urdin en competición oficial sirvió al entrenador de los rusos para preparar la contienda. Le pudo condicionar hasta el punto de que, en muchas fases del partido, su 4-3-3 se convirtió en el 4-4-2 del valencia, con el argentino Rigoni cumpliendo ayer con las funciones de interior.

En tal tesitura, la Real desempeñó un manejo bastante aceptable del balón que le permitió pisar con frecuencia los aledaños del área local. Pero volvieron a aflorar los tremendos problemas que el equipo muestra cuando le toca correr hacia atrás. Sus transiciones defensivas se están revelando como deficientes, un problema que se acrecentado por las condiciones en que la posesión se pierde demasiado a menudo. No puede obviarse que los txuri-urdin perdieron anoche al encajar tres goles llegados solo segundos después de que el esférico estuviera en su poder. En el primero, un mal pase de Pardo lo aprovecha Rigoni. En el segundo, es Aritz quien falla en el desplazamiento, generando el envío largo que Rulli mide mal. Y en el tercero Odriozola despeja de forma defectuosa para que Paredes baje el balón completamente solo en el círculo central, dando inicio a un contragolpe letal.

Un repaso a los tantos que han significado la derrota realista en los últimos dos encuentros pone el dedo en la llaga en cuanto a los problemas que sufre hoy en día el cuadro de Eusebio. No se trata de cuestionar un estilo que ha traído a la Real hasta aquí. Tampoco atiende al asunto a una deficiente producción ofensiva, ya que los blanquiazules fueron capaces anoche, dentro de una actuación discreta, de hacer un gol y varias ocasiones más. Y sí parece residir el agujero en el modo en que los futbolistas txuri-urdin pasan de atacar a defender cuando sus posesiones se ven interrumpidas por un error. Los desajustes en la presión inmediata dan tiempo al rival para juntar un par de pases nada más robar e iniciar rápido sus ofensivas. Y ahí la Real es ahora mismo un conjunto muy vulnerable.