Una inocencia escandalosa
una real con seis cambios y que priorizó la visita del betis regaló el encuentro con dos graves errores de pardo y de rulli
La Real también perdió en San Petersburgo. Su cuarta derrota consecutiva, con todo lo que ello supone y que esperemos el entrenador lo tenga muy en cuenta. Porque el fútbol es cada vez más efímero. Eres tan bueno como la última vez que jugaste. A Aperribay y a Loren les encanta desmarcarse de los planteamientos cortoplacistas. “No nos fijamos en un resultado a la hora de planificar”. Y hacen bien. Pero la Real lleva cuatro decepciones seguidas y ayer quedó claro que podía haber luchado por hacerse con los tres puntos. El Zenit, con su incuestionable pegada arriba con futbolistas de mucho nivel, a los que nunca podría aspirar un club como el nuestro por su elevado precio, no fue tan fiero como lo pintaban. Y aunque la paliza en la posesión que le pegó la Real quizá disfrace un poco la verdadera realidad, pareció estar al mismo nivel de su versión A. Es decir, no de la que salió ayer.
Los blanquiazules volvieron a encajar tres goles por cuarto partido seguido. “Lo que tenemos que hacer ahora es centrarnos en corregir los errores y que no se vuelvan a repetir”. ¿Les suena? Se repite una y otra vez tras la derrota en la sala de prensa de Zubieta. Por ahora es evidente que no están teniendo mucha suerte en esta labor de rectificación. Encajando tres goles por partido resulta casi imposible aspirar a ganarlo. Si encima los dos primeros son sendos regalos impropios de esta competición y de un club de un presupuesto de 70 millones de euros, la cosa se complica. El error de Pardo se puede llegar a entender, después de lo poco que juega y cuando es plenamente consciente de que no cuenta con la confianza real de su entrenador. Pero el de Rulli es tan ridículo como escandaloso y va a provocar que la Real sea noticia hoy en los telediarios. Otra nefasta actuación de un portero, que se cree Fillol, y que no se da cuenta de que, pese a sus buenas condiciones, su verdadero problema es que apenas ha progresado desde que aterrizó en Donostia. Y aquí incluyo al club, como responsable subsidiario. No le ayuda tampoco pasarse todos los veranos con unos sueños de grandeza que, como siga así, se le van a ir desvaneciendo uno a uno.
Eusebio dio prioridad al encuentro ante el Betis. Su alineación le delataba. Seis cambios respecto al equipo que perdió ante el Valencia. Con Illarramendi y Willian José en el banco para las entradas de Pardo y de Bautista. Es el famoso e interminable debate de las rotaciones, sujeto y abierto a todo tipo de opiniones. A nadie se le escapa que la plantilla tiene que descansar. Porque, además, la de la Real no está acostumbrada a un desgaste de tres encuentros por semana. Lo que tampoco se puede pasar por alto es la ilusión que genera esta competición en la afición txuri-urdin y que este era el partido más complicado del grupo. El esfuerzo económico de tu parroquia exige un compromiso moral para competir al máximo en los días señalados, sobre todo cuando te están vendiendo que se aspira a lo máximo. Y la realidad es que el equipo realista de ayer parecía, al menos sobre el papel, inferior al líder invicto de la liga rusa.
Los especialistas en fútbol ruso y los propios jugadores del Zenit habían anunciado la víspera que le disputarían la posesión a la Real. Pronto se vio que Mancini regresó a sus habituales señas de identidad, planteando un partido defensivo, esperando en su campo y jugando al contragolpe y al fallo de la Real. Lo cierto es que no resultaba demasiado descabellado cuando está claro que este planteamiento es como una especie de kriptonita para el ya conocido mundialmente, y anunciado a bombo y platillo, estilo de Eusebio. Ese que adolece de plan B.
Los rusos cedieron el balón y el campo a la Real, que aceptó gustosa el reto de llevar la posesión. Entre pase y pase, todos horizontales, sin ninguna profundidad y sin rematar a puerta, los donostiarras iban 2-0 abajo, tras las citadas pifias monumentales, obra de Rigoni y Kokorin. Un minuto después llegó el primer chut de los blanquiazules obra de De La Bella. Pero las contras eran letales y los rusos remataban todos los centros al área. Como el cabezazo al larguero de Driussi. En el minuto 40, Xabi Prieto botó un córner rápido para Canales y su centró lo cazó Llorente como un 9 puro. Lleva cinco.
En la reanudación, la Real se enchufó y añadió a su dominio territorial veneno para hacer daño. Canales, en un remate cruzado, y, sobre todo Januzaj, en una volea que se le escapó alta, rozaron el empate (el belga se equivocó, porque debió cruzarse para dejarle espacio a Bautista). Pero otro fallo grosero de Odriozola, que despejó mal por la desconfianza en dársela al portero, propició el tanto de Kokorin que resultó definitivo. Lástima el cabezazo de Willian José que el campo, lamentable y sin el suficiente regado, sacó fuera en el bote, y el gol mal anulado a Juanmi por el colegiado, que solo dejó de aplicar el arbitraje a la inglesa en esa decisión.
Cuatro derrotas seguidas. Eusebio sigue sin aprobar en la asignatura de las rotaciones. Pese a ser pronto, la Real ya está obligada a ganar al Betis. Y no por una cuestión de puntos, sino porque reventaría la ilusionante y eufórica burbuja que se había generado en comunión con su afición.