La Real arrasó al Rosenborg en su regreso a Europa. Los realistas habían advertido en las horas previas que se sentían capaces de protagonizar un gran papel en una competición en la que aspiran a lo máximo. Ayer no tardaron en confirmar que el nivel de la Europa League no es el de la Champions, pese a que su visitante llegara a Anoeta rebotado de esta competición, en la que años atrás llegó a plantar cara a los más grandes del continente. No, la verdad es que no es lo mismo. Los blanquiazules golearon a los inocentes nórdicos sin apenas despeinarse y sin apretar el acelerador. Jugando al paso y reservando fuerzas y jugadores para la visita del Real Madrid del próximo domingo. Fueron cuatro goles, pero pudieron ser muchos más, ya que los locales mantuvieron el control absoluto del encuentro en todo momento, y, sin necesidad de meter muchas marchas, fueron generando ocasiones continuamente para aumentar su cómoda renta tempranera.
El conjunto donostiarra entró con buen pie en el choque. Sin dudas, ni nervios ni temblores. Con paso firme. Seguro de sí mismo. En la línea de los tres partidos de Liga, en los que, como dijo el entrenador noruego, es posible que tuviera un poco de suerte, pero en los que acreditó una pegada descomunal. Como pocos equipos en la Liga y, al menos por ahora, en la actual edición de esta Europa League antes de que se incorporen los caídos de la Champions. También es cierto que hay que reconocer que no se encontró excesivos problemas ni resistencia en un Rosenborg menor, que no estuvo a la altura de las circunstancias en ningún momento. Nos lo vendieron como un bloque solido sin fisuras, ordenado y que concedía pocas ocasiones. En los ocho primeros minutos los blanquiazules lanzaron tres córners y cabecearon todos ellos en el área, aunque sin excesivo tino ni puntería. El cuarto lo sacaron en corto, hasta que recibió Illarra, quien, con mucha comodidad, disparó a romper desde fuera del área con su pierna mala y el flojo rechace del meta visitante lo cazó Diego Llorente para subir el 1-0. Con eso queda todo dicho. El temido, o respetado, vikingo, se quedó más bien en el famoso personaje de dibujos animados Vickie, en lugar de un peligroso y barbudo bárbaro nórdico.
Como ya había anunciado, Eusebio realizó cambios. La gran sorpresa fue que volvió a prescindir de Januzaj cuando todavía no se había estrenado en Anoeta. En las bandas apostó por los zurdos Canales y Vela, mientras que en el lateral izquierdo sacó a De la Bella, que estrenaba titularidad, al igual que Llorente, en el eje de la zaga. Mención especial para Aritz, que forzó por la necesidad del equipo, al no haber más centrales disponibles.
gran potencial La Real no tuvo que hacer demasiado para sentenciar el choque. En parte, o principalmente, por la contundencia de su arsenal ofensivo. Además, su presión adelantada no tenía ni el más mínimo problema para forzar el error y recuperar el balón, lo que propiciaba contras verticales complicadas y casi imparables. Canales ya había tenido una opción clarísima después de que Xabi Prieto asistiera en largo, con su habitual marca de la casa, a Odriozola. Su remate lo detuvo el palo. Fue el primer detalle de extraordinaria calidad de un capitán empeñado en escribir las mejores páginas de su carrera a la puertas de un colofón que, como siga así, no va a tener más remedio que alargarlo más.
En el minuto 8, Llorente, que siempre respondió con firmeza y contundencia a la batalla que le planteó Bendtner, marcó su segundo gol en cuatro días al aprovechar con oportunismo el ya citado mal despeje de Hansen. Solo dos minutos más tarde quedó visto para sentencia el choque en un rápido ataque realista, que culminó Zurutuza con un cabezazo picado a centro perfecto del guante de Xabi Prieto.
Los donostiarras no pudieron evitar contagiarse de la seguridad que le otorgaba su evidente superioridad y el resto de la primera parte careció del ritmo y de la intensidad que, en cambio, si mantuvieron en su día ante el Villarreal. Pese a todo, como robaban el balón casi sin despeinarse, poco a poco iban llegando ocasiones para aumentar su renta. Willian José con un chut lejano, Xabi Prieto con un cabezazo y Vela se acercaron a la diana. Al brasileño se le escapó el gol por centímetros tras una combinación preciosa entre Prieto y Vela. A los de Eusebio no les hizo falta ni que sus extremos estuvieran inspirados, puesto que Canales tuvo una mala noche y el mexicano, muy activo, acreditó encontrarse lejos de su versión más desequilibrante. Eso sí, cuando entra en juego, aunque sea por los recuerdos, siempre parece que va a pasar algo. Como ejemplo, el balón en largo que metió a Prieto, cuyo pase de la muerte a Willian lo interceptó Skjelvik con la mala suerte de introducirlo en su propia portería. 3-0 al descanso y la grada aplaudiendo en pie la retiradas a los vestuarios de los suyos.
La segunda mitad fue mucho más equilibrada porque la Real comenzó a pensar con descaro en la visita del Madrid. Los noruegos hicieron incluso algún acercamiento con peligro en dos disparos de Trondsen y de Adegbenro, pero en ningún momento se llegó a percibir la sensación de que el resultado pudiera correr riesgos. Sin continuidad en su juego, ni ritmo, y con tensión baja, Willian, tras la enésima delicatessen de Prieto, Juanmi, después de un servicio de espaldas magistral del brasileño, y Canales, en un gran chut que desvió Hanse, pudieron sellar el cuarto. Este llegó en otro córner, botado por el cántabro y cabeceado sin excesiva oposición por el inesperado goleador Llorente. Insisto, tiene delito que les remataran tantas jugadas a balón parado un equipo como la Real a unos chicarrones del norte como los noruegos. Igual es que ya no los hacen como antes.
Goleada y paso importante de cara a clasificarse para los cruces. Los realistas confirmaron a la primera que pueden competir y llegar muy lejos en este torneo. La receta consiste en certificar cuanto antes la clasificación y no perder el paso en la Liga. En el estreno de una semana de tres partidos, al menos por ahora, las rotaciones, asignatura pendiente de Eusebio, parecen funcionar de maravilla. Habrá que esperar al domingo para ver si la jugada es maestra. Por lo visto ayer y por lo que se quedó en la reserva, la Real aguarda al Madrid con muchas ganas. Y motivación. Y confianza. Y con una afición entregada a su fútbol y a sus posibilidades. Para conquistar Europa, el primer paso era cruzar los Pirineos, y los realistas lo hicieron en plan rodillo.