donostia - La Real se encontró con una grata sorpresa en Ordizia. Las ikastolas se habían movilizado para tributar un espectacular y cariñoso recibimiento a la expedición txuri-urdin. Unas mil personas, en su abrumadora mayoría niños de corta edad que no pararon de cantar y animar, se acercaron hasta el campo de Altamira para asistir de cerca a la visita del equipo donostiarra, que se enmarcaba dentro de los actos del 75º aniversario del Ordizia Kirol Elkartea.

Antes de que comenzase la sesión, los consejeros de la entidad realista Juanjo Arrieta y Aitor Díaz de Mendibil hicieron entrega de un bonito recuerdo al presidente del club local, Juanbi Erauskin, acompañados de Bittor Bolinaga, concejal de deportes del municipio.

La aparición de los futbolistas realistas fue recibida con una impresionante reacción de muchos decibelios por parte de una grada en la que colocaron de forma ordenada a los más txikis, mientras que los más mayores se situaron al otro lado y fueron aproximando su posición de forma progresiva a lo largo de la sesión. La mayoría de ellos acudieron con el formato pequeño del póster con la intención de que se lo firmaran el mayor número posible de jugadores. Incluso cuando entonaban los cánticos en la tribuna, muchos de los chavales lo elevaban como si fueran cartulinas de un mosaico.

La suave sesión de entrenamiento se celebró en un césped de hierba artificial y consistió en varios ejercicios con balón y en un partidillo en un campo de dimensiones reducidas, en el que no hubo demasiadas acciones reseñables y en la que imperó en todo momento un ambiente relajado y alegre.

Cuando Eusebio decretó el final de la práctica y los jugadores se disponían a acometer sus habituales ejercicios de estiramientos, el grupo de escolares que se encontraba siguiendo sus evoluciones a pie de campo se fue poniendo nervioso hasta que uno empezó a correr y se produjo una estampida que tuvieron que frenar como pudieron los trabajadores de la Real y sus propios profesores.

Una vez más, los más aclamados fueron Xabi Prieto, Zurutuza, Rulli y Vela, que estuvo más receptivo que de costumbre en este tipo de situaciones. Un sonriente y abrumado Mikel Oyarzabal confirmó que se ha convertido en la nueva sensación txuri-urdin, al vivir su primera experiencia con hordas de jóvenes hinchas. Pero lo más destacable de todo fue, otra vez más, la paciencia de Xabi Prieto, que no paró de atender a todo el mundo hasta que lo tuvieron, literalmente, que evacuar para que subiera al autobús y regresar a Zubieta. Un ejemplo para todos, como el amor incondicional que demostró Ordizia a la Real.